Increíblemente llegamos al primer año juntos. Hoy, exactamente a las dos de la tarde se cumplen los primeros 365 días de vida de mis mellizos. Y me sigue pareciendo todo un sueño. Un sueño que lejos de ser perfecto, es el mejor que he tenido en mi vida.
Hoy se cumple un año de aprendizaje profundo. De errores y aciertos que sí o sí una mamá debe pasar para ir construyendo su manual de «cómo ser mamá, y no morir en el intento».
Hoy se cumple un año de lucha. Una lucha constante que comenzó por sacarlos de esa temida prematuridad que por más que no fue «extrema», me robaba el sueño en mis primeras noches de angustia primeriza. En donde cada onza contaba, cada hora que pasaba intentando que tomaran su leche era una hora de plegarias continuas y derrotas con biberones a veces llenos, y victorias con biberones vacíos.
Hoy se cumple un año de celebraciones. Cuando pasaban de una talla a otra más grande, cuando un kilo más era como una lotería ganada, donde una talla adicional de pañales era la mejor noticia del mundo, donde una onza más era como decir «ya qué más puedo pedir???». Continuas celebraciones que llegaron al éxtasis cuando salió el primer diente y los dejó un poco más tranquilos después de varios días de rabietas «inexplicables».
Hoy se cumple un año en que esa rara sensación de temor por ser totalmente responsable por dos vidas se fue convirtiendo en una hermosa labor que por fin aprendí como manejar. Cómo olvidar esas noches extrañas en las que el miedo me poseía por completo y solo me quedaba encerrarme en el baño a llorar sin entender que lo que me estaba pasando era totalmente normal. Había tenido una descarga hormonal tan grande y un cambio tan radical que mi mundo se puso boca abajo de la noche a la mañana.
Hoy se cumple un año de llantos calmados. Llantos que estuvieron a punto de volverme loca muchas veces, pero que siempre terminaban en una arrullada más. Una arrullada que siempre sale del alma con todo el amor del mundo. Por fin entendí a los meses de nacidos que el llanto es «parte de» su lenguaje, y por eso lo único que necesitábamos era paciencia, comprensión y plena confianza en que nada pasaba. Google no siempre lo sabe todo y quién sabe las mil locuras que pueden aparecer si ponemos «por qué mi bebé llora todo el día». Esa no es la salida más inteligente. Pero lo que nos deja tranquilos es ese detalle: que siempre habrá fuerza para una arrullada más. Y esa sonrisa en tu rostro después que lo has logrado, no tiene precio.
Hoy se cumple un año de chamba 24 horas, 7 días a la semana. Un trabajo que nadie dijo que sería fácil, en el que todas las referencias que te dieron previamente se quedan chiquitas al lado de la realidad. Y es que uno mismo debe construir su historia. Vivir su experiencia y sentir el cambio de verdad. No es fácil, pero es el trabajo mejor pagado a largo plazo. Estoy convencida de ello.
Hoy se cumple un año de noches blancas. Algunas serán mejores que otras, pero la mayoría fueron blancas. Y es parte de ser papás esto de que nunca más vuelves a dormir como antes cuando tienes hijos. Pero lo que sí es oficial, es que una se acostumbra a que sus noches sean más cortas, y sus horas de descanso se vean reducidas casi al 50%. En cualquier caso: ya sea que tengas un bebé ángel total que duerme 12 horas de corrido (porque te levantarás a ver si todo está bien, y eso del cuento de poner el dedo en la nariz o la mano en la panza para ver si respira, es real), o también si el caso es el contrario, si tu bebé se despierta porque simplemente no quiere estar despegado a ti. En mi caso tengo de los dos. La más premiada.
Hoy se cumple un año de juegos y las mejores risas del mundo. Esas carcajadas que empezaron a los 4 meses aproximadamente y nos encargamos que siguieran cada uno de los días siguientes. Ese sonido feliz que recarga hasta la pila más sulfatada del mundo. Ese motor que nos impulsa siempre a ir por más, solo por ellos. Todo para ellos.
Hoy se cumple un año de sustos y alegrías. Cada resfrío complicado, cada atoro, cada ronchita inexplicable que se multiplicaba luego, cada cólico de gases, cada uno de esos momentos en los que no podíamos hacer nada más que cumplir con una receta médica, fue y será frustrante. Digo será, porque de eso está echa la vida, de sustos y males que nos persigues para hacernos las cosas un poco más reales. Debemos estar preparados para caídas, golpes y más resfríos que sin duda superaremos con éxito como lo hemos venido haciendo hasta hoy. Y felizmente siempre habrá ese truco de juntar cabeza con cabeza y pedirle a cielo que nos pase a nosotros todos sus males pero que ellos se sanen prontito (el viejo truco que el abuelo que está en el cielo siempre hacía con esta mamá mellicera).
Hoy se cumple un año de agradecimiento. Un año del más puro y sincero agradecimiento a ese ser que todo lo puede. Ese que te escucha sin decirte nada y simplemente da a manos llenas cuando cree que es el momento perfecto. Un año completo de agradecimientos cada noche mientras ellos toman su leche en el silencio de la oscuridad, cuando nadie nos ve. Un año perfecto gracias a él.
Hoy se cumple un año del más puro y verdadero amor que jamás creí poder sentir. Un amor que juro que no tiene explicación. Es tan grande y fuerte que siento que casi exploto en mil pedazos. Tan grande y genuino que daría todo de mi cuerpo por ellos, lo que no tuviera lo inventaría por ellos, y lo que no pudiera de alguna forma lo conseguiría. Ser papás es el mejor regalo que nos dio el cielo, lo mínimo que podemos hacer.
Feliz primera vueltita mis mellis.
Feliz primer año también para estos papás melliceros que están aprendiendo a ser los mejores papás para Marcel y Naelle. Para que luego se sientan orgullosos de los papás que les tocaron.
A celebrar!!!
Feliz día x2!
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Gracias!!!!
Un beso Panzona Mu!
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Gracias por este post. Soy también mamá de mellis y están a punto de cumplir un año. Leer esto me emociona y me identifica. Gracias por escribirlo. Es hermoso
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