Etapas de crecimiento: los terroristas 3

Cuando algunas mamis me preguntan si a los 3 años la cosa se hace «menos difícil», no sé muy bien cómo enfocar mi respuesta. No es que quiera desanimarlas y decirles que todo se complica, pero sí les quiero ser sincera con todo el corazón. «La cosa no se hace más ni menos difícil, es que cada etapa tiene sus cositas». Esa es la verdad.

Si bien los primeros meses de vida, el asunto está en agarrar el truco con los horarios y vivir en paralelo tu vida, los días parecen no ser muy diferentes entre ellos: leche, caca, pañales, y siestas. Uno que otro llanto por ahí pero así se pasan por lo menos los primeros 4 meses. Luego, la introducción de la comida. Después llega la etapa del gateo y de la sentadera como porfiados que se caen hacia los lados, luego entramos a los básicos 1, en donde la mayoría se suelta a caminar, hace sus primeros berrinches, y aprende sus primeras palabras pero agárrate con lo de la caminadera porque simplemente se creen chaskis y van por el mundo sin medir los peligros. Pasamos por los terribles 2, que ahora entiendo que se les dice «terribles» porque el niño se cree adulto y empieza a refutar, cuestionar, renegar y trata de hacer valer sus opiniones y gustos a como dé lugar. Está aprendiendo el límite de sus acciones y se sabe YA una personita individual con TODAS las letras. Y ahora en mi caso estamos en los «terroristas 3», que les digo terroristas porque realmente lo son.

En mi mundo mellicero estamos por esa parte de la vida de los niños en la que solo quieren jugar y hacer lo que se les venga en gana. Aquí ponen a prueba los límites de la paciencia humana para no sucumbir ante ellos y sus «ordenes» de enanos de la vida. Nunca pensé que el mundo se podía acabar a un ser humano simplemente porque le di su comida en el plato de Peppa cuando ellos querían el de Paw Patrol. O nunca imaginé que podía arruinarle el día entero si es que el huevo revuelto salía un poco más amarillo que de costumbre. Historias realmente de terror cobran vida en los terroristas 3.

Pero también es una etapa muy rica. Ellos están aprendiendo todo sobre el mundo y la gente que lo rodea. Se empiezan a cuestionar cosas más profundas y parecen tener hambre de saber. Aquí los papás tenemos todo un reto porque es ahora donde se empieza a formar sólidamente su personalidad. Ellos ya saben que son seres humanos independientes de sus padres, pero es por eso que tenemos que tener más control aún, sobre todo si se trata de algún tipo de peligro que los aceche.

Sin ir muy lejos, ahora ellos saben que pueden correr a la velocidad que ellos mismos se propongan, y sus habilidades motoras lo permitan, meterse por rincones que tal vez imaginen como pasillos secretos, pueden crear y dejar volar su imaginación sin límites. Así como también, conocen la fuerza que tienen y es ahora que nos toca enseñarles cosas tan simples y básicas como: no tirar las cosas, no pegar por ningún motivo, no empujar, no jalar. Y en mi caso, como tengo dos, es una escuelita 24 horas. Entre los dos, se pelean y se aman al segundo entonces hay que tener mucho, pero MUCHISIMO ojo con eso. Sino, nos pasa lo que nos pasó ayer y casi muero de un infarto a las 9 pm.

Antes de dormir, se les ocurrió la brillante idea de curar «al trencito», y mi china últimamente, ahí flacucha como se le ve, está agarrando una fuerza que nadie entiende, le pidió a su hermano jugar al tren y dar vueltas al rededor de la mesa. Al principio todo bien, pero bastó con que él mirara a otro lado para que ella tratara de enderezar al tren del cuello de su pijama y él, a pesar que estaba riéndose, se tambaleó, y como por azares del destino, se cruzó el perro y Marcel se tropezó cayendo justo de cara a la pata de la silla de madera. Se agarró la carita con un grito y enseguida vino el llanto desconsolado. Corrí como un cuete y lo cargué para examinarle la cara, no dejaba de llorar y juro que vi el preciso instante que una parte de su cachetito (felizmente debajo del ojo y no en él) se fue poniendo moradito y se hinchó un poco. Vi la evolución y yo solo quería salir corriendo a la clínica.

Felizmente papá Lalo estaba, y me pidió al toque que sacara hielo de la heladera y esperamos primero a que se calme un poco, y con algunos jueguitos hicimos que se ponga el hielo por algunos segundos, para descansar un tiempo y otra vez poner el hielo. Es bueno siempre tener una bolsa de gel de agua para cualquier emergencia. Las venden en farmacias.

Luego le puse «hirudoid», un clásico en cremas que es necesario tener en el botiquín de la casa. Creo que es una crema milagrosa porque lo que tenía moradito mi chino, que pintaba para ponerse verde al día siguiente, realmente no escaló tanto y aunque aún sigue un poco hinchado y de color más oscurito que su piel, no es nada enorme ni que se note a distancia. Gracias a Dios las medidas que tomamos fueron las correctas. Pero es así como pasan los accidentes, por eso tenemos que ponerle 100 ojos a los peques a TODA edad.

En conclusión, cada edad es un mundo de retos, historias y aprendizajes que nos hacen entender un poco más cómo es la vida. Nosotros también pasamos por cada una de esas etapas, nuestras mamás podrán dar fe de ello. Entonces, a lo hecho pecho, apechuguemos y sigamos adelante que salimos de los terroristas 3 y qué viene después… ¿tal vez los terremotos 4? No lo sabemos, pero vamos por más, así es más divertido ¿no?

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3 comentarios en “Etapas de crecimiento: los terroristas 3

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