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Haciendo planes para el 2017

Quedan solo 3 días para que se vaya este año. Un año que dentro de todo lo que vivimos (malo y bueno) fue un gran año. Un año lleno de aprendizaje, de mucho amor y de algunas metas que por tiempo, no pudimos cumplir. Pensé que cuáles podrían ser mis promesas o planes para el año que viene, pero por primera vez en la vida, no quiero hacer un listado que me llene de estrés y de «tengo que».

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Primero, quiero que mis hijos, aunque aún estén pequeños, tengan metas también para este año. Aquí las detallo para ver si te animas también y tratas de cumplirlas junto a ellos:

  1. Ser muy aseados: lavar las manos antes de todas las comidas y cuando lleguemos del parque, cepillarnos los dientes tres veces al día y no solo una, conservar ese deseo porque llegue la hora del baño, y usar la servilleta.
  2. Compartir: siempre prestar y compartir con amigos, profesores y familiares. Aquí hablo de la comida, la lonchera en el nido, momentos bonitos, y sobretodo compartir los juguetes.
  3. Dejar pañal y chupón: en el caso de Naelle lo primero ya está logrado, pero aún me falta mi chino; hoy en entranamiento, pero poco a poco lo lograremos. Ahora el tema del chupón es un gran trabajo para el 2017 con mi Naelle. Si bien mi Marcel decidió un día dejarlo, ella cada vez lo pide más. Así que, manos a la obra y a prepararnos.
  4. Ser ordenados: siempre que juguemos con juguetes los tenemos que guardar en su lugar. Sea cantando la canción o haciendo como un juego nuevo. Debemos aprender a ser ordenados.
  5. Autonomía: empezar a practicar hacer las cosas solitos. Puede ser empezar a cambiarse solos, a lavarse los dientes, a comer todo el plato entero solos, y hasta abrocharse los zapatitos.
  6. Ayudar en casa: si bien no les voy a pedir que pongan la mesa, cada vez más los trataré de involucrar en el aseo y orden de la casa (ayudarme a hacer la cama, a botar los papeles o pañales a la basura, etc.

  7. Hacer tareas juntos: en el nido nos dejan proyectos que a veces hacemos nosotros solos (los papás), ahora quiero involucrarlos al 100% ya no solo para que nos ayuden a decorar sino a pensar en qué cosas divertidas podemos crear.
  8.  

    Menos tele: a los míos les encanta la televisión, no es que la vean todo el día, pero en determinadas horas sí se las pongo un rato. El reto es más deporte, menos tele.

  9. Obedecer: esto es un gran reto. Ahora con solo dos años, me desobedecen casi siempre, debemos pensar en nuevas estrategias para que nos entiendan más. Y así, serán niños más obedientes.
  10. Aprender de la generosidad: desde niños quiero que sepan lo que es ser bondadoso con los demás. Eso no es difícil, creo que todo eso se aprende de casa.

     

Bueno, esos son algunos de los propósitos de los peques para el 2017. Obvio que con nuestra ayuda estoy segura que lo lograrán. Pero el tema no es solo que ellos deben hacer cosas, sino también nosotros como papás. Creo que es muy importante prometer tiempo, sobretodo, y también mucha paciencia. Nos falta mucho por recorrer así que empezamos desde ahora.

  1. Fortalecer el respeto hacia sus hijos.
  2. Dedicar más tiempo para estar y jugar con los hijos.
  3. No prometer nada a los hijos que no puedan cumplir.
  4. Escucharlos de verdad, aunque aún no se logren comunicar bien al 100%.
  5. Tener más paciencia y tolerancia con los niños.
  6. Aplicar disciplina y poner límites.
  7. Educar con el ejemplo, siempre.
  8. Participar de la vida escolar de los peques todo el año y con gusto.
  9. Disfrutar de todo, hasta de los cumpleaños infantiles a los que muchas veces nos da flojera asistir (esto va para ti, ya lo sabes…).
  10. Aprender con ellos, día a día y darles mucho amor siempre.

Así que estas son mis «promesas» para el próximo año en cuanto a mis hijos. Personales, también tengo, pero creo que esta es una buena oportunidad para prometer cosas de ambos lados y así fortalecer la relación con los más pequeños. No es que yo me haya reducido y ya no tenga individualidad, esa también la tengo y es muy importante, pero creo que es una buena manera de enseñarles desde niños que todo en esta vida se puede lograr, si te lo propones y haces de ello, un pequeño plan, aunque no me agrade el nombre.

Estoy segura que será un buen año, y agradezco cada uno de los días del 2016, que tuvo días grises obviamente, tal vez más de los que hubiera querido, pero cómo no agradecer haberme despertado al lado de los que más quiero cada día. Cómo no agradecer esas sonrisas, esos días de paseo al parque, esos besos y manitos sucias que me hacen cariño, esos gritos de emoción cada vez que llego a la casa al final de un día (pesado). Cómo no agradecer cada segundo de vida, de SU vida, de MÍ vida.

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Vamos 2017, espero que llegues con mucha buena vibra así como nosotros te esperamos.

Feliz año nuevo!

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Una mamá también llora

Ayer me encerré y lloré. Lloré por todo lo que llevo acumulado sin poder gritarlo. Por las noches sin dormir y los días sin parar a respirar. Lloré porque no aguanté, no pude contenerlo más, cerré los ojos y exploté sin pensarlo. Lloré como si fuera la primera vez que o hiciera, con el corazón en las manos y el cerebro casi adormecido. Lloré y quise desaparecer unos segundos, lejos de los gritos, lejos de los llantos y pataletas, lejos de todo y de todos. Después me sentí mal.

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Ayer fue un día diferente, en el que a pesar de los buenos deseos y bonitos momentos, todo parecía estar detenido. Creo que después de algunas malas noches y saltos nocturnos de la cama al techo y luego al suelo, ya mi cuerpo pedía un «alto», y no lo supe escuchar.

Ayer me sentí mal de estar cansada. Cansada de los jalones de pelo; de las colgadas en mi espalda; de los jaloneos de ropa; de los manotazos en la cabeza, de los cabezasos en la boca, nariz, etc; de los interminables «MAMAAAAA QUIERO»; de los celos entre los dos; de las peleas; de los avisos de mamá que terminan en golpes y un «les dije que no hagan eso»; de las pataletas; de los gritos en mi oído; de las divisiones en dos partes aunque sea imposible; de las luchas con el pañal; de las discusiones por los engreimientos; de las batallas a la hora de comer; de los «ese es mío» una y otra vez; de las protestas entre ellos; de las noches paraba al pie de dos camas ajenas; de las pesadillas que interrumpen cada uno de sus sueños, y los míos también; de los «mamá quiero pichi» al medio de la noche o apenas me siento a comer; de las peleas por guardar los juguetes al final del día; y además, me sentí cansada de simplemente estar cansada.

Ayer, me encerré en el baño y mientras oída los golpes en la puerta y mi nombre (mamá) a gritos desde el otro lado, lloré. Lloré mucho y me agarré el corazón para tratar de calmarlo, traté de mi mente hablara hacia adentro y que cada fibra de mi cuerpo lo escuchara decir que todo iba a estar bien.

Ayer lloré y al final me dijo a mí misma «cálmate», porque así como leí una vez, lo vuelvo a decir ahora: serás madre toda la vida, ellos serán niños solo una vez.

Llora si lo necesitas, no eres menos mamá por hacerlo. Al contrario, eres una mamá de carne y hueso que merece llorar.

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La resolución del año 2016

Desde que los bebes nacieron, me recomendaron tener horarios para todo. Para la hora de la leche, para las siestas, para el baño y para irnos a la cama a dormir. Es difícil hacerse una rutina, pero estoy convencida que ayuda tanto a los padres como a los mismos niños a saber que todo en esta vida sigue un orden. No es que sea malo no tener horarios, pero es mucho más beneficioso para todos que así sea.

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Tampoco es bueno ceñirse abrupta e inamovible mente a un horario, porque puede que hayan excepciones a la regla y que un día de paseo almuercen a la 1:00 pm en lugar de las 12:00 del mediodía. Pero siempre alrededor de esa hora. Es mejor tener esa flexibilidad para no estresarnos ni morir en el intento de hacer todo perfecto. Porque si de algo me he dado cuenta, es que la perfección no existe.

Uno de los problemas que mi nerviosa forma de aprender a ser mamá me trajo, fue la Navidad. Recuerdo que la primera vez que la pasamos juntos, ellos solo tenían 4 meses, yo no quería sacarlos de la casa por muchos motivos. Y por mi tranquilidad, la pasamos ahí. El segundo año, ya tenían un año, pero el tema de la logística de llevarlos a otro lugar de noche se me seguía haciendo complicado. Muy a parte de todo lo que tendría que llevar, estaba el tema de dónde iban a dormir. Pues ni hablar aguantarían hasta tan tarde. Y este año, la verdad que me pasa lo mismo. Ellos a las 9:30 pm están a punto de dormir. Me piden su leche y empiezan el ritual de revolcarse en la cama hasta quedarse dormidos. Privarlos de eso ahora, no me gusta mucho. Es por eso que una vez más hemos decidido pasarla en la casa con la familia.

Tal vez muchos piensen que es una exageración, que si ya tienen 2 años no pasa nada. Y es verdad, no pasa nada. Pero yo conozco a mi gente, si ellos se quedaran dormidos en otro lugar que no es su casa, en el carro de camino a la casa se despertarán y no dormirán en muchas horas más. Además, sacarlos a esa hora, con el cuerpo caliente y con un poco de moquitos, no me parece recomendable. Y como siempre digo, es un tanto diferente encargarte de uno solo que verlos a los dos y tratar de tenerlos a los dos cómodos y tranquilos.

Por eso, este año mi resolución de Navidad no serán regalos, perfumes, ropa ni nada material. Será encontrar la fórmula perfecta para seguir siendo atenta y cercana a mis hijos, pero ahora sin hacerme tantas bolas mentales por todo. Es un poco difícil sobre todo con el carácter que tengo , pero estoy segura que saldremos adelante en esto y en los demás problemas que nos tenga deparado nuestro destino.

Sé que es difícil cambiar, sobre todo cuando hemos crecido en un ambiente de sobre protección extremo. Pero desde que me enteré que la sobre protección es un tipo de maltrato, me decidí a serlo cada vez menos. Será duro el camino, pero a veces para crecer es necesario soltar un poco. Tener mucha paciencia pero soltar un poco al final.

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Y mi mejor consejo es: primero empieza por ti, mamá. Si tú no estás bien, ellos tampoco lo estarán. Así que empieza por ti, eso influirá directamente en ellos, te lo prometo.

Y tú… sabes cuál será tu resolución del año?

Feliz Navidad para todos!

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El mes de los fuegos artificiales

Antes que nacieran los mellis, la Navidad y Año Nuevo eran fechas muy estresantes por los fuegos artificiales y mi perro Bruno. Como algunos sabrán, es como mi primer hijo literalmente. Ahora, tiene 13 años y al parecer no escucha tan bien como hace unos años. Pero resulta que la pirotecnia y él, no se llevan para nada bien. Es por eso que cada año, unas dos semanas antes de fiestas nos preparábamos bien averiguando los mejores métodos para ayudarlo. Nada resultaba, pero al menos lo teníamos abrazado y así pasaba mejor el mal rato. Ahora, sigue teniendo miedo pero creo que en los últimos años, ha sido más manejable.

El tema que me preocupó fue la primera Navidad de los bebes. Cómo reaccionarían con los fuegos artificiales, que cada año los prohíben más que el anterior pero parece que a nadie le importa y aún así se arman de miles de cosas para reventar ese día. Felizmente, no reaccionaron mal ni se asustaron. La segunda Navidad fue igual, ya estaban un poco más grandes y eran más conscientes, pero aún así, no los asustó. Hoy, que ya tienen dos años, espero sea igual y no les importe la bulla que en algún punto de la noche llega a desesperar porque ni hablar se puede.

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Recuerdo que leí mucho sobre cómo preparar a los niños para estos temas. Aquí les dejo algunos tips que les pueden servir para ayudar a los peques y saber cómo reaccionar en caso les asuste:

– Cuidar la distancia que tenemos del punto de detonación, mientras más lejos menor posibilidad de daño por ruido.
– Mantener a los niños alejados, ya que ellos son la población más susceptible de sufrir consecuencias negativas.
– Preferir los espacios abiertos en lugar de los espacios cerrados
– Chequear la manipulación segura de los fuegos artificiales.
– Coloca en la cabeza de los niños vinchas que tapen las orejas o tapones en los oídos.
– Jamás le des a tu bebé ningún elemento de pirotecnia, ni siquiera esos que se creen seguros como las estrellitas.
– Si tu bebé es recién nacido, mantenlo abrazado para que se sienta protegido.
– Cuando tenga más edad, al observarlos o simplemente oírlos, hazlo sentir seguro, ya que el sonido y las luces pueden llegar a asustarlo, pero tu serás quien debe quitarle el miedo.
– Muéstrale las luces y conserva la calma para que el no se angustie.
– Puedes contarles historias mientras observan las luces.
– Puedes ponerles tapones en los oídos (los que entregan en los aviones funcionan muy bien.

Tal vez ni se den cuenta que está sonando fuerte afuera en la calle, pero sirve de mucho estar preparado y saber cómo protegerlos en caso se asusten.

Después de eso, pasemos una noche linda y tranquila en familia. Serán las mejores fechas y ellos las recordarán con mucho amor y cariño.

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«Dame paciencia señor»

Levante la mamá que NUNCA ha perdido la paciencia alguna vez en su vida con sus hijos. Estos segura que alguna vez, aunque sea una chiquita, hemos cerrado los ojos fuertemente para pedirle al cielo un gramo más de paciencia, hemos hablado un poco más fuerte, o incluso, no nos han faltado ganas de dar un palmazo en el popo. Y es completamente natural. Somos humanas, mamás, pero humanas de carne y hueso.

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Recuerdo una vez que Marcel no se dormía, ya eran casi las 11:00 pm y yo simplemente me moría de sueño. Él se trepaba encima mío, pedía bajar de la cama, se paraba en la cama, cantaba, se reía. Y yo, era un bulto a su lado esperando que por fin se durmiera. No me hacía caso cuando le pedía que por favor se echara tranquilo, y a la cuarta o quinta vez que se lo pedí, lo hice con la voz fuerte y un poco molesta, ya con la paciencia al límite. Él me miró, hizo puchero y se puso a llorar. Me sentí la peor mamá del planeta. Estaba haciendo llorar a mi bebé y no era posible. Lo abracé y le dije que por favor se durmiera, y al poco tiempo, se durmió. Y yo, lloraba por haberle gritado a mi pedazo de cielo.

El punto es que todas pasamos por eso alguna vez en la vida. Y los niños son niños, y cuando empiezan a decidir por ellos mismos (a los 2 años más o menos cuando entienden que son personas autónomas) puede que la cosa se complique un poco: hacen menos caso, se ponen más rebeldes, las pataletas son más difíciles de controlar, la lucha por el «yo quiero» empieza a mostrarse, y muchos otros detalles más. Nos toca entender que ellos están creciendo, y nosotros mismos alguna vez pasamos por esa etapa.

Dentro de todo, es muy bueno que exprese su molestia o frustación, y que sienta que puede hacerlo (tenga permiso para llorar, patalear, quejarse), sin dañar a nadie ni a él mismo (sin pegar, sin morder) y sin que ello suponga que va a conseguir lo que quiere. Ahí está el reto.

Y ahora aquí viene lo importante: cómo hacer cuando no te hace caso y tú estás con el tanque de la paciencia casi vacío:

  • Dale indicaciones claras: dile lo que sí puede hacer, o lo que no. Hazlo con un mensaje corto, lo más claro posible y mejor en positivo. Trata de no usar discursos, largas explicaciones o justificaciones de tu decisión. Harán que tu mensaje pierda eficacia para tu hijo y que no lo entienda.
  • Asegúrate que te escucha: una buena manera es hablarle mientras te está mirando a los ojos, o incluso ponerte a su altura. Eso ayuda mucho para que te preste más atención.
  • Motivalo con cosas pequeñas: por ejemplo, es mejor combinar momentos de ir de la mano y momentos de ir solo. Así se sentirá motivado y le ayudará para superar el siguiente momento de frustración cuando te tenga que darte la mano de nuevo.
  • Siempre trata de darle una alternativa extra: dile por ejemplo que puede ir caminando cogido de de tu mano, o puede ir en el carrito; déjalo que él decida.
  • Déjalo expresar sus sentimientos: enfado, frustración, rabia. Sin acceder a lo que él pide, y sin dañarlo con mensajes del tipo “¡y encima lloras!, ¿por qué lloras!???, ¡ya esta bien, siempre te portas mal….”. Simplemente deja que haga su pataleta. Ahora son muy intensas porque su tolerancia a la frustración es cero. Pero estas pataletas se irán autorregulando en la medida que vaya aprendiendo a canalizar su frustración. Respira y recuerda siempre que es solo una etapa.
  • Comprende sus sentimientos: hazle saber que comprendes su enfado. Por ejemplo cuando lo pongas en la sillita del carro le dices “vamos a ir en el carro y debes ir en tu sillita”. Y ante su negativa y enfado  le dices «ya veo que no te gusta y te molesta ¿verdad? te entiendo, pero es necesario» Y  se lo dices mientras lo vas colocando, diciéndole que no hay otra opción posible. Puede que patalee pero luego se le pasará. Ya le explicaste, ahora puedes distraerlo con otra cosa.
  • Sé constante: si le has dado la alternativa que o te da la mano o va en el carro, debes actuar tal y como estás diciendo. De lo contrario tu hijo estará aprendiendo a que tus referencias no son claras, tus normas se pueden trasgredir y que él tiene margen para salirse con la suya.
  • Repite el mensaje las veces que sea necesario: no esperes que lo aprenda a la primera ni tampoco a la quinta. A esta edad su cerebro se está formando y necesita que le vayas trasmitiendo este mensaje durante una temporada larga. Lo irá aprendiendo pero necesita un proceso de aprendizaje. Necesita que se lo vayas repitiendo cada vez que sube al carro o van al parque. Siempre con seguridad y con amor.
  • Ellos aprenden de ti: si reaccionas con amenazas, con castigos, con chantajes se establecerá entre ustedes una lucha de poder.  Si reaccionas con serenidad y firmeza amorosa tu hijo irá integrando las normas, las pautas de conductas entiendo que son buenas para él.

Tenemos un largo camino por delante con nuestros peques, y este es el inicio. Depende de nosotros armarnos de paciencia, valor y mucho amor para poder hacer de ellos personas de bien. Aunque nos cuesten todos los pelos que tenemos en la cabeza, y que nos arrancaremos uno a uno por tener más paciencia, todo lo vale por ellos.

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Los 28 meses

Hemos tenido días tan cargados de miles de eventos, cumpleaños y demás, que no escribimos sobre los 28 meses de los mellis. Hace un poco más de una semana se fueron por los dos años y 4 meses. Es realmente increíble pensar que ya estamos llegando a los dos años y medio.

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Crecemos día a día, incluso ya estamos sin pañal con ella, y en proceso para él. Me parece mucho más difícil quitarle al hombre que a la mujer. Aunque muchas mamás lo ven al revés. Cada una es un mundo, como siempre lo he dicho. Lo bueno es que poco a poco ellos se acostumbran. Con Naelle no fue difícil, pero nos costó algunas ropas mojadas y correderas al baño con la pichi e camino. Ahora avisa, en los momentos MENOS oportunos, pero avisa al fin y el cabo. La cuestión siguen siendo en las noches. Ahí sí que le pongo pañal e incluso se lo cambio en la madrugada para evitar pijamas mojadas. Espero que ese proceso de «pañal OFF» en la noche, también venga de a pocos y sin miedo.

En fin, lo que importa es saber qué caracteriza a los bebés de esta edad. Vamos a ver punto por punto como siempre:

Motricidad
Para evaluar el desarrollo en general de un niño, lo más importante es observar la motricidad fina. Ahora debe tener delicadeza para tomar objetos, sostener su vaso con una sola mano, tomar el lápiz con mayor perfección o ponerse los zapatos solo. Aunque intente, todavía no podrá prenderse los botones de una camisa o del pantalón. Cualquier objeto pequeño que puedas darle para manipular debería ser sujetado con firmeza. Practica como jugando con él, es fácil y divertido jugar con hilos de colores, pelotitas pequeñas, hacer bolitas de papel, etc.

Lenguaje
Es la etapa del hablar como «indio» sin conjugar los verbos u omitiendo artículos. Por ello es importante para la estimulación del lenguaje que le repitas correctamente la frase o las palabras que tu hijo quiere expresar, en una oración con sentido. Cada vez forma frases más largas y debes impulsarlo a que lo siga haciendo. Cuando quiera agua y solo diga «agua agua», puedes decirle que vayan a servir el agua juntos y que luego te diga «quiero agua». Y así con cada acción que hagan como jugando.

Juegos
Es interesante observar como aumenta su capacidad de concentración y prestar atención. Suele ser la época en que comienzan a mirar películas infantiles y que deseen verla varias veces el mismo día. Los míos aman jugar con las pelotitas en cuna, es un juego que hemos inventado y cada vez que llego del trabajo me piden las pelotitas para empezar la diversión.

Conducta
Su conducta es más creativa. Generalmente se interesará mucho más en la creación que en el orden. No desesperes, piensa que tu hijo no sabe qué es el orden y por eso debes enseñarle cómo hacerlo. Por eso cada vez que termine de pintar o jugar enséñale a guardar los lápices, las crayolas o lo que haya sacado.

Alimentación
Tal vez tu hijo no quiera probar nuevos alimentos y solo está empecinado en comer algunos. No debes preocuparte si estos alimentos que le gusta comer son saludables aunque debes intentar que pruebe otros, sobre todo si los que come no son muy nutritivos. Si este es el caso, te recomendamos mezclarle en los alimentos que ya come, alimentos más sanos y que no tengan tanto sabor como: yogur natural, germen de trigo, queso crema, hojas de espinacas procesadas, etc. Ya empiezan a elegir lo que más les guste y en los cumpleaños infantiles probarán lo que tanto impediste por tanto tiempo (los míos conocieron las papitas y son su obsesión).

Sueño
Si tu hijo es de dormir toda la noche de corrido y se despierta llorando pidiendo por ti, puede ser que haya tenido una pesadilla. Generalmente ocurren a la mitad de la noche. A veces ni siquiera te llamará pero comenzará a llorar desconsoladamente y se aferrará a ti cuando lo levantes. No te preocupes, solo explícale que fue un sueño y quédate a su lado hasta que se vuelva a dormir. Si está muy angustiado y el quiere dormir contigo puedes llevarlo a tu cama hasta que se duerma y luego pasarlo. Ten cuidado de olvidar pasarlo porque puede caerse de la cama y ambos se llevarán un gran susto.

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Ahora sí, listos y preparados para seguir en la carrera. Se viene el verano y con él muchas actividades divertidas para hacer en familia. Ya hablaremos de eso prontito.

A seguir creciendo mis chiquitiitos!

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Fue culpa del huevo duro

El día de ayer, mientras le daba de comer a Naelle, yo estaba comiendo un huevo duro. Como no tenía mucho tiempo, ni manos para cogerlo con tenedor y cuchillo, lo empecé a comer como una manzana. A mi lado estaba Marcel viendo sus dibujos esperándonos para ir a bañarnos y dormir. Pasaron solo unos minutos y cuando le di una segunda o tercera mordida al huevo, me atoré horrible. Me paré, me serví un vaso de agua, levanté los brazos, pero seguía atorada. Tosía una y otra vez y los ojos se me iban llenando de lágrimas y mis dos hijitos me miraban desde sus sillas con cara de susto. Cuando empecé a tomar el agua Naelle me pregunta: qué pasó mamá? Solo pude atinar a decirle que todo estaba bien, y por un rato más seguí tosiendo hasta que fue pasando poco a poco.

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Lo que quiero decir con esto, es que los atragantamientos son comunes en niños y en ancianos, son muy peligrosos y hay que saber cómo actuar para poder ayudarlos a expulsar el alimento u objeto atascado que interrumpe las vías aéreas de buenas a primeras.

Gracias a Dios en este caso fue algo sencillo, luego del agua y de esperar unos segundos todo fue pasando. Pero confieso que en el preciso momento del atoro, pensé que me iba a morir. Y nadie podría ayudarme si es que no se me pasaba y empezaba a respirar con normalidad. Todo esto me llevó a pensar en qué debemos hacer si sufrimos de un atoro y estamos solos con nuestros pequeños que aún no saben cómo socorrernos.

Lee atentamente los siguientes consejos:

  • Si te has atragantado con saliva, un poco de líquido o un cuerpo extraño pequeño, te dará tos. No trates de contenerla, al revés, tose con fuerza sin importar los modales.
  • Si el cuerpo extraño no es pequeño pero está colocado de tal modo que te permite toser, tose inclinándote hacia delante y no dejes que te palmeen la espalda a menos que estés doblado por la cintura e inclinado.
  • Si estás en un lugar con gente que no conoces, no te retires de la vista de las personas que haya alrededor, pues quienes hacen esto por guardar la compostura se encuentran luego sin ayuda si el atragantamiento se agrava, en vez de resolverse.
  • Además, si estás también en un lugar público y no puedes toser, llévate las manos a la garganta para indicar que necesitas ayuda.
  • Si estás solo y sientes que corres peligro de asfixia, es posible hacerse uno mismo la maniobra de Heimlich: coloca el puño sobre la parte superior del abdomen y cúbrelo con la otra mano. Después, busca un apoyo sólido como el borde de una mesa o el respaldo de una silla, y apóyate sobre él de modo que las manos presionen con fuerza y rapidez hacia dentro y hacia arriba.

Aquí también se explica mejor cómo hacer la maniobra. Es importante tenerlo en cuenta siempre, uno nunca sabe cuándo puede pasar por algo parecido o cuándo puede ser de muchísima ayuda.