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Así fue que todo empezó

Tengo algunos minutos libre antes de que me agarre el sueño profundo y solo quiera poner la cabeza en la almohada para soñar algo lindo. Últimamente creo que ando TAN cansada que ni sueño, o tal vez sueño pero como igual me canso de soñar, seguro sueño que estoy durmiendo, y así seguimos. Pero hoy sentí esas ganas de escribir que sí o sí se tienen que aprovechar. Uno nunca sabe en cuántos días tendremos más momentos como este: «libre al fin y al cabo».

Recuerdo que exactamente hace 4 años me encontraba en una situación difícil. Solo tenía 29 años pero, había alojado en mi cabeza la tonta, falsa y errada idea que no podría tener hijos, de manera natural, por más que lo siguiera intentando toda la vida con los mejores pronósticos de los mejores doctores. Había comprobado que no era estéril y que no tenía problemas de fertilidad. La única razón por la que aún no podía salir embarazada, era por el estrés que me caracteriza de toda la vida. Mis amigos de universidad pueden dar fe de ello, pero en fin, estresada y preocupada, las cosas siempre me salen como espero, así que mucho daño no me hace tampoco.

La opción más «natural» de todas sería la estimulación ovárica, para luego inseminar. El clásico método que solo se salta el importante paso de la relación sexual. Hasta hoy retumba en mi cabeza la frase del doctor: «estás segura Marité? Yo no sé si al final tengas un bebé, porque pueden venir dos, tres o hasta cuatro a la vez. No tienes ni un solo problema así que a la primera de hecho que sales». Nada importaba, yo solo quería ser mamá. Y así fue como el 21 de diciembre del año 2013, mis mellis fueron concebidos. Es loco saber la fecha exacta, pero en mi caso, lo sabemos.

De hecho, la opción por la que opté, puede ser para muchos el camino más corto. Pero creo que había sentido tan cerca esa pena de «no ver resultados», que me rendí. Tal vez muy pronto, pero me rendí y tuve miedo. Es por eso que siempre que hablo con futuras mamás que desean con todas las fuerzas de su corazón ver por fin ese resultado con dos rayitas, les digo que nunca pierdan las esperanzas. A mí me dijeron algo muy cierto, y es que ahora, en el siglo en el que estamos, no hay mujer que NO pueda ser mamá. Existen miles de maneras de cumplir ese sueño, objetivo, meta, o como quieran llamarlo. Todo depende de las ganas que le pongamos y sobre todo, que no importa la manera en que lo logremos siempre y cuando al final dela historia tengamos ese pedazo de vida que salió de nuestra vida, sea cual sea la forma.

Muchas veces me he preguntado en dónde estaría «HOY» si no hubiese elegido ese camino. Tal vez tendría un hijo, o quién sabe, tendría dos o uno por venir. Pero lo único de lo que estoy convencida es que NADA pasa por casualidad. Todo tiene una razón de ser y está escrito en cada libro. Mis hijos vinieron a mí, porque ellos ya me habían elegido como su mamá, y ese es el proyecto más importante que tengo hoy. A pesar de lo difícil que se vuelva la vida, los obstáculos los que vinieron al mundo y las veces que puedo preferir tirarme de un abismo para huir de los gritos y llantos al menos unos minutos. Todo eso es necesario para entender que es la realidad que estoy viviendo ahora. Pero al final del día, siempre agradeciendo por lo bendecida que soy.

Dicen que cuando pides un deseo con el alma… y frente a un volcán, el deseo tarda pero se duplica. Me pasó a mí ❤

Todo pasa en el momento en que tiene que pasar, y además, nada sucede en vano. Por eso, cuando la vida te sorprenda, simplemente déjate sorprender por más que creas que todo es un sueño. Tal vez ese sueño por fin tocó tu puerta y ahora es tu turno. El juego comienza cuando tú lo entiendes. Nada más cierto que eso.

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