A veces pienso que no es justo para mis hijos tener una mamá tan estresada. Una mamá que no es práctica y se hace bolas por muchos motivos. Una mamá que prefiere llevar un maletín con «lo necesario» y no «lo suficiente». Una mamá que prefiere una tarde tranquila pero divertida en un lugar seguro que exponerlos a lugares que ella «considera» peligrosos. Una mamá que tiene dolores de cabeza continuos pero sabe que no hay nada que una buena pepa no solucione para seguir andando.
Pero cuando lo pienso, también reconozco que esa mamá estresada merece un poco de respeto, pues al final son sus decisiones, sus problemas y sus paltas mentales si así lo quieren llamar. A nadie le hace daño ser un poco más precavida de lo normal, y tampoco a nadie le hace daño si una es «así» o «asá» con sus propios hijos. Además, nadie sabe la historia detrás para entender el nivel de estrés que una mamá le puede poner a sus días.
Mis bebés fueron para mí, un regalo supremo. Lo pedí por tanto tiempo y con TANTAS fuerzas, que al llegar, lo cuidé como un tesoro mega ultra valioso (porque lo son). Más aún cuando el doctor luego de la primera ecografía me dice: a más bebés, más cuidado. Entonces, yo lo tomé al pie de la letra. Algunas cosas que tal vez no se podían hacer a partir de un determinado tiempo, yo no las pude hacer desde antes, y nunca me quejé, lo aceptaba con interés para poder llegar hasta el final. Tal vez muchas mamás son relajadas en su embarazo y la pasan felices, pero yo preferí ser más cuidadosa (pero igualmente de feliz), porque serlo, no significa privarse ni vivir traumada, para nada. Significa que cada día cuenta para esos bebés que se forman dentro de un cuerpo, y si yo podía contribuir a que ese proceso sea más sencillo y óptimo para ellos, pues nada me costaba hacerlo.
Además, cuando hay dos bebitos (o más) el riesgo de prematuridad es alto. Y yo lo viví. Mis bebés nacieron a las 34 semanas y fue una operación de emergencia. Pues a pesar de los mil cuidados que tuve, mi panza ya n podía crecer más y los bebés estaban muy apretados y Naelle fue la que más sufrió las consecuencias. Segundo factor de estrés en mi vida de mamá. Pues tener hijos prematuros no es fácil. Tan chiquitos, tan frágiles y tan luchadores que cualquier corazón se encogía al verlos. Y eso que los míos no fueron prematuros severos, esos sí que son GUERREROS. En fin, cada visita al pediatra para el peso y la talla era una pesadilla una noche antes. Pero qué lindas fiestas y celebraciones hacíamos cuando pasaban a otra talla de pañal, o cuando cambiábamos de talla de ropita, incluso cuando aumentábamos una onza en sus biberones. Eran pasos enormes en pies pequeñitos. Y yo, vivía a su lado cada momento con ilusión.
Por otro lado, vuelve la frase que el doctor me dijo en mi primera ecografía un poco modificada: a más bebés, más estrés. y es verdad, si bien ser mamá es difícil porque es adaptarse a un mundo nuevo, es entregar tu vida por completo y con una sonrisa enrome a otro ser que salió de ti, es cambiar prioridades, vivir sin horarios, y miles de cosas más; ser mamá de varios bebés a la vez, eleva un poquito nada más todas esas sensaciones. Al principio asusta, y hasta una cree que no podrá con esa responsabilidad tan grande. Pero no existe manera de huir. Los métodos para dormir que aplican muchas mamis, o los métodos para comer o para pasar sus días, son distintos cuando hay dos bebés con las mismas necesidades a la misma vez. Y nunca me ha gustado comparar, y ojo que esto no es una comparación, es simplemente los hechos como son desde la mirada de una «estresada» mamá mellicera. Se imaginan la logística para salir de la casa? Eso lo escribo con una sonrisa en la cara, porque tengo unas historias geniales para contar sobre esto.
Y a todo eso le agregamos que tengo dos bebés chukis. No sé cuál es más terrible que el otro, y ahora con las «pataletas mode on» ya no sé ni cómo hacer para que no me explote una vena en el cerebro. Y aún así, con todo eso, me encantan mis días cargados y a mil, amo ser una mamá estresada que trabaja todo el día y vuela a su casa a ver a sus hijos para comer con ellos, bañarlos y luchar juntos en el intento del sueño.
Veo a veces a mamás super prácticas y siento una envidia sana porque no se hacen bolas por nada. Y me encanta, pero yo no soy así, yo tengo otro estilo y si vivo tranquila y feliz teniendo ese estilo, a quién le hace daño? Entonces, creo que el secreto está en respetar cada estilo de mamá sin críticas ni comentarios amargos.
Yo tengo claro que no todo es perfecto, y tienen que existir esos momentos agrios que tenemos que superar a como dé lugar. Pero, si de alguna manera, puedo evitar que esos momentos llenen mis días, lo haré. Es por eso que por ahora, evito viajes a lugares donde tal vez los bebés no vayan a estar muy cómodos, trato de acomodarme a horarios para no irrumpir con el horario al que ellos están acostumbrados, los respeto en todo momento y me pongo en su posición siempre que pienso en hacer o no hacer algo, y siempre, por sobre todas las cosas llevo más de lo suficiente en el maletín cuando salimos. Si eso es ser una mamá estresada, que me quemen viva entonces. Pero simplemente yo hago lo que mi corazón me dice hacer, y lo que yo creo que está bien para ellos. Porque como lo dije hace un momento, cada mamá con su estilo.