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A golpes se aprende

Este fin de semana me pasó lo que más temía hasta en mis más oscuras pesadillas. Dicho sea de paso, hacía algunos días había soñado que Marcel se caía de un muro un poco alto y se golpeaba la cabeza, me desperté gritando y llorando diciendo que por favor nunca lo dejemos solo y que tengamos mil ojos encima de él. Felizmente había sido solo un mal, un pésimo sueño que me dejó un mal sabor en la boca, el corazón y la mente que no dejaba de pensar en los peligros a los que nos enfrentamos día a día.

Marcel es un bebé que de noche no duerme corrido, se despierta varias veces en la madrugada y solo quiere que yo lo cargue para volver a dormir. Cuando lo hace su papá sigue requintando diciendo «ma maaaa ma ma». Por eso, hay muchas veces que lo abrazo y lo pongo a mi lado en la cama, con miles de cuidados para que no ocurra ningún accidente: con el brazo encima de su pancita, abrazándolo todo entero, o asegurando con la pierna que no se vaya a escapar a ningún lugar. Hace un mes cambiamos la estrategia y en lugar de llevarlo a mi cama, yo me metía en su cuna; decidimos hacerlo porque una noche lo encontramos sentadito al borde de la cama jugando con la sábana. Fue su ángel guardián el que lo salvó de caer al suelo, estoy segura. Pero el sábado todo fue distinto, todo salió mal.

Yo estaba muy cansada. Estamos pasando por una etapa un poco estresante en la familia y eso también se suma al agotamiento acumulado y entonces el cansancio me cobró caro. Dos y media de la madrugada, estábamos durmiendo como siempre y de pronto pasó. Fue como una pesadilla real, un golpe seguido de un llanto intenso se apoderó de la noche. Lo primero que hice fue pararme de mi cama gritando «nooooo» corriendo hacia el cuarto del bebe para darme cuenta que no había sido ahí el golpe sino en mi propio cuarto. Lalo ya lo había levantado del suelo con mucho cuidado pero él seguía llorando. Yo no sabía que hacer para calmarme y dejar de gritan que mi bebé se había caído de la cama. Mil imágenes y pensamientos se adueñaban de mi mente y no podía con ellos. El golpe fue fuerte y yo solo pensaba en verlo con la cabecita partida en dos. Él me veía asustado mientras que su papá me pedía que me calme por favor que el bebe no tenía nada. Yo desesperaba iba cambiándome y solo repetía que teníamos que ir a la clínica. Saqué el «bálsamo de Just» especial para golpes y se lo puse en automático en la cabeza. Él me pedía que lo cargue, estaba aún asustado más por ver a su mamá en ese estado de casi locura. Lo cargué, lo abracé fuerte pidiéndole perdón (por sabe Dios qué porque en ese momento no entendía ni qué había pasado, no me acordaba siquiera haberlo llevado a mi cama). Solo lo abracé en el silencio de la noche, ya estaba tranquilo en mis brazos y yo no podía contener las lágrimas que salían sin parar.

Lo tapé con su colchita, me aseguré que Naelle se quedaba en buenas manos y tranquila después de todo el alboroto y salimos a la clínica. En el carro trataba de distraerlo con las luces de afuera y con algunos juguetes que teníamos en el carro. He escuchado muchas veces que cuando un bebé se golpea la cabeza no es bueno que duerma. Felizmente, parecía no tener nada de sueño. Yo le tocaba la cabeza, le movía despacio los brazos, las piernas, y parecía que nada hubiera pasado. Llegamos a la clínica y entré con mi Marcel en brazos pidiendo por favor que nos atiendan rápido. Lo examinaron con la linterna, sus ojitos seguían la luz sin parar, lo sentaron, lo echaron, le tocaron para parte de su cuerpito y él miraba fijamente a la doctora y a mí. Parecía preguntarme qué le estaban haciendo. Yo solo lo miraba mientras se le seguían cayendo las lágrimas.

Regresamos a la casa con un susto y una experiencia. Gracias a Dios nada malo pasó, los reflejos de mi chino lo hicieron prenderse de la sábana y amortiguar la caída. Pudo ser peor, pudo ser un accidente mayor. Pero como siempre lo digo, mis hijos nacieron un angelote en el cielo que los coge de las manitos y los protege. Pero como de todo se aprende, y con golpes entra más rápido, esta ha sido mi segunda noche sin pasarlo a mi cama. La segunda noche no duermo con mi bebé al lado, pero así debe ser. No está seguro y yo, a pesar de ser su mamá no puedo protegerlo cuando estoy dormida, los reflejos no son los mismos, nosotros no somos los mismos. Más cuando estamos cansadas.

Creo que la lección queda clara. Pero lo que no se me borra es ese sentimiento de terror y mezcla de frustración cada vez que cierro los ojos y vuelve a mí ese momento escalofriante. Lo soñé días antes y lo viví días después. No pude protegerlo y siento que puse una papeleta en mi récord de mamá. Sé que vendrán más caídas, más golpes y debo estar preparada, pero no puedo evitar esta sensación de haberle fallado a mi propio hijo. No pude protegerlo esta vez, me costó lágrimas y un susto que quedará grabado para siempre en mi memoria.

Y bueno, para que estemos preparadas, es necesario tener esto en cuenta:

Si tu bebé se cae de la cama:
– No lo toques aunque llore. Ahí en el suelo revisa todo su cuerpo. Cada centímetro al minúsculo detalle.
– Ten a la mano un bálsamo de Just (ayuda muchísimo a evitar hinchazón, tiene una explicación científica y sus ingredientes ayudan a ello).
– Nunca está demás una revisión médica. Es mejor pecar de exagerada que omitir un grave error.
– Atenta a las señales de alarma: vómitos, sueños excesivo, convulsiones, pérdida de consciencia (si no lloró al instante que cayó es mala señal).
– Observa las 6 primeras horas. Cada detalle dentro de las 6 horas siguientes al golpe es importante. Luego de ello ya estamos fuera de peligro.
– Y lo más importante, evita esto y no duermas con tu bebé en la cama. Aunque duela.

Al día siguiente, él era el niño más feliz del mundo. Riendo y jugando feliz y comprendí lo que muchas mamás me dijeron antes: los bebés parecen ser de goma. Pero aún así, si puedo evitar su sufrimiento, susto, golpe o caída, lo haré de una y mil maneras.

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Nada más debo ser más precavida… y fuerte.

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¿Cómo empezamos a conversar?

Cuando son bebititos, la única forma de comunicarse de un bebés es por medio del llanto. Luego vienen los balbuceos hasta los seis meses aproximadamente. También encontramos los gestos, las sonrisas, los gritos, y otras cositas como forma de su tipo de lenguaje. Con el tiempo, irá desarrollando la capacidad de hablar, y al finalizar su primer año de vida, estará listo para grandes charlas y loreadas bravas con mamá.

En lo personal, yo aplico desde el día CERO algunas técnicas buenas que estoy segura me ayudaron y me siguen ayudando a estimular el desarrollo del lenguaje de los mellis (muy a parte del lenguaje mellicero obvio):

1. Habla con él o ella sin parar: Aunque puedas llegar a parecer un poco loca por hablar con alguien que crees que no entiende, lo haces perfecto. De esta manera se acostumbra a tu voz y a los diferentes sonidos del entorno. Cuanto más le hables y lo invites a que te responda, aprenderá a hablar mucho más rápido y mejor. Sé teatral en tus conversaciones y hazle continuamente preguntas. Explícale lo que estás haciendo siempre incorporando su nombre. Por ejemplo cuando le cambias el pañal cuéntale paso a paso lo que haces y todos los objetos que coges con las manos. Es lindo hacerlo además.

2. Vuélvete una narradora de cuentos: Cuéntale mil historias y comienza a hacerlo antes posible, aunque sepas que aún no te entiende. Busca cuentos con ilustraciones adecuadas para su edad que lo inviten a mirar mientras le explicas los dibujos. Pueden ser libros en los que puedes imitar movimientos, sonidos o que presenten texturas que puedan tocar juntos.

3. Imita los sonidos que haga: Cambia el tono y el volumen. Si te escucha, intenta con nuevos sonidos y ponles nombre. No hay nada más divertido que verlos cómo tratan de imitar cada sonido que sale de tu boca. Ellos son verdaderas esponjas y es increíble.

4. Habla un poco en su lenguaje: La mayoría de los niños, al inicio pronuncian mal las palabras, y así la familia aprende también un nuevo vocabulario, y hablan del “tete”, del “guau guau” y hasta del «agua» cuando no es específicamente a lo que quieren hacer referencia. No hay problema alguno si nos adaptamos a estas expresiones, pero no hay que olvidar que el objetivo es que aprenda la pronunciación correcta de las palabras. Por ello es importante corregirle algunas veces, y mientras vayan creciendo, más corrección.

5. Cantar con ritmo y con amor: Ésta es una de las mejores herramientas para estimular el desarrollo del habla en tu hijo. Las mejores canciones son las que repiten sonidos y las que puedas acompañar con cualquier actividad. Hasta las canciones inventadas cuentan, esas que improvisadas pueden volverse un hit, son las mejores.

Estos tips, técnicas o como le llamemos son algunas de las cositas que puedes hacer para ayudar a tu bebé a hablar más rápido. No hay nada mejor como ir descubriendo día a día nuevas «palabras» que empiezan a formar parte de su vocabulario. Luego será todo un lorito parlanchin gracias a la ayuda de su mamita parlanchina.

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La hora de la zanahoria

Cuando los mellis tenían seis meses y empezaban con el rico combo me hacía un mundo por hacerles un menú semanal y distinto. La regla primordial «que sea lo más rica posible», al no ponerle nada de sal a sus papillas podía resultar un poco desabrida, pero con el aceite de oliva se solucionaba. Quedaban muy ricas y saludables.

Al inicio no sabía cómo combinar algunas cosas, y descubrí que cuando les daba en un solo día, jugo de papaya, zanahoria y zapallo para el almuerzo y cena, la piel de Naelle se ponía amarillenta al día siguiente (especialmente sus rodillas, manitos y pies, a veces la punta de la nariz también). Y sí, averigüé y esos alimentos tienden a pigmentar la piel. Pero sus propiedades terapéuticas son muy buenas.

Hablemos por ejemplo de la zanahoria:

Tiene propiedades naturales para mejorar la vista, es antioxidante y un eficaz protector de la piel. Y algo muy importante cuando se da el pecho al bebé: ayuda a la producción de leche materna. Además, la zanahoria es rica en vitamina A, fundamental para el correcto desarrollo de los niños.

Para los papás también es un buen alimento, pues contiene carotenos, estos convierten la zanahoria en un eficaz y sano bronceador (aunque siempre debemos usar bloqueador, ojito ojito). De hecho, ofrece una protección básica a la epidermis cuando la piel se expone a los rayos solares. Los carotenos tienen grandes virtudes dietéticas y a la vez protegen la piel de la influencia negativa del sol.También funciona como un eficaz antioxidante y así previene los efectos negativos de la edad.

Existen muchos tipos de zanahorias. Las principales peculiaridades que las diferencian son el color, la forma, la longitud y el grosor de la raíz. Las mejores zanahorias son las más pequeñas, que se suelen vender atadas en manojos con las hojas. Pero no he encontrado en ningún lado así, si tienen la suerte, avisan!

La zanahoria es un alimento rico en minerales y vitaminas, que se utiliza mucho para fines medicinales ya que posee propiedades terapéuticas. Es un vegetal diurético que ayuda en caso de estreñimiento. Es rica en fósforo, por lo que es un excelente vigorizante.

Yo que pensé que la zanahoria estreñía, me equivoqué. Aunque dicen que cada organismo es distinto, todo parece indicar que tenemos que ponerle más zanahoria al caldo.

Aquí te traigo tres recetas muy fáciles y ricas para los más chiquitines (y los papás gorreros también). Lo mejor de todo, es que pueden ser consumidas a partir de los 6 meses. Son unos de los primeros vegetales aptos para los bebes.

Puré de papas con zanahoria (a partir de los 6 meses)

– Una papa amarilla y una blanca (pelada y sin zonas negritas)
– 1 zanahoria
– Leche materna o de fórmula
– 1/2 cucharadita de aceite de oliva virgen extra

Ponemos las papas y la zanahoria peladas y hervidas en agua sin sal o al vapor en una olla, triturándolas y agregando luego la leche. A esta papilla le incorporaremos 3-5gr de aceite de oliva virgen (1/2-1 cucharada postre). Se puede hacer más liquida agregándole leche o más espesa poniendo un poquito de nestum.

Un tip: es preferible hervir las verduras en trozos grandes para evitar que se pierdan vitaminas y minerales, se deben introducir cuando el agua esté hirviendo utilizando el menor volumen de agua posible, o mejor aún al vapor. Una vez cocidas hay que consumirlas lo antes posible para evitar que los nitratos se conviertan en nitritos. Una buena idea es hervir más cantidad para unas cuantas raciones y triturarlas sin caldo ni leche, congelándolas en raciones separadas lo antes posible, ya que la congelación frena las reacciones de oxidación de las verduras, su pérdida de vitaminas y la formación de nitritos.

Otra cosa, los purés de verdura no tiene casi valor calórico, por eso el complemento ideal es agregar carne de res, pollo, hígado, pavita, huevos, pescado y algunas legumbres, que se deben introducir poco a poco, conforme el bebe vaya creciendo. El hierro de estos alimentos se absorbe mucho mejor en compañía de las verduras.

Papilla de fruta: mango manzana y zanahoria (a partir de los 6 meses)

– 1 mango
– 1 manzana (prefiero la royal o fuji)
– 1 zanahoria

Todo muy bien lavado previamente se pela y se pica en trozos. Con ellos lo trituramos solo un par de veces para que no quede tan licuado y el bebe pueda ir sintiendo texturas y experimentando nuevas sensaciones y listo para servir.

El mango contiene mucha vitamina C, es más, una pieza de 200 gr cubre las cantidades diarias de  vitamina C necesarias para un adulto, además es rica en vitamina A y betacarotenos como las zanahorias. Si a todo esto le unimos la manzana “la reina de las frutas” cuyos beneficios para la salud son muchos les estaremos dando un postre riquísimo y sano.

Además al estar todas las frutas crudas no pierden ninguna de las propiedades que tienen.

Papilla de frutas. Mango, manzana y zanahoria.

Ya me dio hambre… y son más de las 12. Mis chinos ya deben estar comiendo rico!

Averiguaré!

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20 cosas sobre una mamá de doble yema

Hace unos días leí en varios mami blogs que escribían bajo este título: 20 cosas sobre mí. Me gustó el juego porque nos hace conocer más a quienes están detrás de las letras. Y justo ayer, una mami amiga que conocí hace muchos años (y dice ser una mamá imperfecta, pero de imperfecta no tiene nada con sus dos hijos hermosos) me nominó para jugar. Gracias Naty, tus confesiones tu blog «Soy mamá y no me compadezcas» me parecieron genuinas, reales y muy tuyas.

Y aquí vamos con las mías…

1. Podría ser la persona más sentimental sobre la faz de la tierra: Soy llorona desde el minuto uno de mi vida y siento que cada vez me vuelvo más y más sentimental que Laura de Carrusel. Muchas cosas me emocionan al punto de quedarme pensando en eso por días enteros. Y desde que nacieron los bebes, más aún. Me he vuelto un poco más emocional que antes y eso a veces juega en contra porque involucro mucho el corazón cuando a veces debo mantenerme al margen. En fin, tengo el alma de algodón.

2. Soy adicta al chocolate: Creo que si pudiera ir a un concurso de «catadora» de chocolates, me llevaría el premio mayor. Qué pena que sean tan pero tan contribuyentes al rollo power de la panza. Pongo siempre una excusa para salirme de la «dieta» de lunes a viernes para comer al menos un princesa «hace mucho frío: chocolate», «estoy tristitia: chocolate», «estoy con la regla: chocolateeeee». Todo momento es bueno para uno. Así de simple.

3. Cuando los bebes se duermen espero siempre que se vuelvan a despertar: Es algo contradictorio, pero como estoy afuera trabajando todo el día y solo los veo a partir de las cinco de la tarde para jugar un poco, comer y bañarlos para luego dormir, sufro un poco por el poco tiempo que paso con ellos. Estoy muy cansada sí, y a veces quisiera que duerman de corrido para poder descansar, pero casi siempre espero que despierten, cuando caen tempranito, porque es la hora que más quieren jugar porque me ven a mí y a su papá. Disfruto mucho esos estresantes y lindos momentos cuando luchan entre el sueño y querer seguir gastando energía.

4. Tengo un olfato de terror: Puedo olerlo TODO a kilómetros de distancia. Y es algo un poco estresante porque no soporto varios olores que me ponen de mal humor. Uy no, no paso por alto algunos olores y lo peor es que lo digo, no aguanto y me tapo la nariz o saco algo para oler y encaletarla un poco. El olor a lejía oh Dios (cuando mi nana lava y vuelve con ese olor huyo), el olor a vainilla, a estornudo,  a abombado, a trapo sucio y mojado, a aliento de hambre, uy no, lo pienso y me da cosa. Sí, lo sé, uno de estos números de confesiones debería ser «estoy un poco loca».

5. Colecciono monedas: Cada mes espero que el BCR emita una nueva serie de monedas de un sol. Tengo casi todas, solo me faltan las que salieron en circulación cuando di a luz y las que salieron durante los primeros meses de los mellis. Creo que en esos meses le puse un alto a mi vida cotidiana para adecuarme a mi nuevo estado de mamá mellicera. Me compré hace poco el álbum y nado preguntándole a cada cambista si tiene la de la huaca de la luna o la última que salió hace unos días de la arquitectura moqueguana.

6. Tengo un hijo perruno y uno adoptado: Mi Brunito, que este año cumple 12 años y confieso que me duele un poco porque sé lo que en algún momento tiene que pasar. Falta mucho pero igual me preparo poco a poco aunque me niegue a aceptarlo. Es un perro super activo y saludable felizmente. Hace unos años me encontré un perro y lo recogí, lo adopté y ahora vive en la casa de mis suegros, él es mi Ramón. Recogería cuanto perro pudiera, pero no me alcanza el tiempo ni la plata. Pero siempre que puedo ayudo!!! Es bueno aunque sea aportar un granito de arena.

7. Me duermo en el cine: No sé porqué la verdad, pero sospecho que porque cuando vamos (aún así sea hace mil años que no vamos), vamos muy tarde. Le advierto a mi esposo que me dormiré, me dice que imposible porque es una película muy activa y hay demasiada acción y además no me ve con pinta de tener sueño. Pasan literalmente 10 minutos, y ya estoy roncando. Así es la vida, qué le vamos a hacer.

8. Colgué las llaves del manejo: Solía manejar todos los días desde que estaba en la universidad. No paré y fui en mi primer carro a mi primer trabajo, era feliz con la música a todo volumen pero con el tiempo mi felicidad fue mutando a un estrés sobre natural por la cantidad de bestias al volante. Salí embarazada y decidí dejar las llaves en el tablero. Mi esposo me llevaba todos los días al trabajo y me recogía también, y así hasta el día de hoy. Solo que prefiero regresar en taxi embalada para ver a mi cachorritos.

9. Extraño a mi papá: Hace casi 7 años perdí a mi papá en un accidente de avión. Él era de la Fuerza Aérea y aunque se haya ido al cielo en su ley, es algo que toda la vida me cuestionaré ¿por qué tuvo que irse así como así?. Con el tiempo la herida ha cambiado y ya no arde como antes, pero lo que siempre seguirá igual es el inmenso e infinito amor que siento hacia él. Ya no está aquí, pero me sigue enseñando mucho desde lejos. Y sí, a veces sueño que todo es mentira, y aún duele cuando me despierto. Más en estas fechas, que se celebra el día del padre.

10. Los mellis nacieron una día antes que su papá: Todo estaba planeado para el 25 de agosto (igual antes de tiempo pero los mellizos casi nunca nacen a las 40 semanas), pero ellos decidieron venir al mundo justo un día antes que su papá. Dicen muchos que ya pasó a un segundo plano el celebrar el cumpleaños del papá, pero estoy segura que nos encargaremos de hacer una celebración doble muy bonita cada año. Hasta que los mellis crezcan y vuelen de su nido (pero ni pensarlo porque lloro y aún faltan centurias).

11. Tengo cuatro hermanos: Somos tres mujeres y un hombre en la familia. Yo soy la última y como todos dicen «la más engreída». Mis papás siempre quisieron una familia grande para podernos acompañar entre todos y así apoyarnos siempre. Ahora mi mamá ya tiene 6 nietos y aún falta que vengan los del hijo hombre, cuántos serán???

12. Soy un poco obsesiva cuando se trata de mis hijos: Sé que no debo tener el control sobre todas las cosas, pero lo siento, ya se me irá pasando. Me mandan fotos de sus platos de comida antes y después de comer, pregunto muchas veces al día si están bien, contentos, si están de mal humor, si hicieron caca, que cómo era la caca, si han dormido, si están llorones, si ya dieron pasitos… creo que es típico de una mamá primeriza, que trabaja.

13. Tengo otro blog: Empecé hace mucho, en el 2009 un blog de otra temática. Era un blog dirigido a mi papá, le escribía a él y siempre contaba anécdotas, y demás. Subía fotos, videos y algunas cosas personales que tenía en la mente. Era como una especia de desahogo emocional. Me ayudó mucho en mi etapa de luto y recuperación. Se llama «hasta en el último rincón» y aún escribo de vez en cuando. Quedó entre los 3 mejores blogs personales en el concurso de los 20 blogs peruanos en el año 2012. Como competí con Policía Chevere de Twitter, me ganó. Pero hice muchos amigos que hasta hoy me escriben y me comentan.

14. Tengo la suerte de tener muchas buenas amigas: Digo muchas porque entran en mis dos manos, contaditas, pero son las reales. Las extraño porque no las veo mucho, menos ahora, pero lo lindo es que siempre que nos vemos, por más que pasen años, la confianza y ganas de contarnos de todo y hablar horas, es la misma. Todas cambiamos, pero nunca dejamos de ser las amigas que siempre fuimos.

15.  Hasta ahora sigo pensando en el momento del parto: Fue un poco chocante para mí el hecho de ir a una cita de control y no salir a mi casa nuevamente. Fue difícil entrar sola a la sala de operaciones y solo estar rodeada de doctores y para colmo, no poder cargar a mis bebés aunque sea un segundo. Pensé que eso estaba un poco superado, pero ahora que se acerca el año, lo estoy reviviendo en mi mente cada día. Aún no lo supero.

16. Creo que tengo algo de TOC: No TOC TOC así como se conoce, sino que soy un poco, no sé cual es la palabra exacta, pero tengo manías de loca a veces. No me gustan los número impares, no me gusta dormir con closets ni cajones abiertos, no duermo con puerta cerrada, nunca paso tijeras, no dejo mails sin leer porque me estresa el numerito que aparece cuando no lees, y mil cosas más que ya no digo porque hasta yo pienso que se me safó un tornillo.

17. Rezo cuando le doy la leche a los bebes: Aprovecho cada segundo del día y para no olvidarme de rezar cuando caigo rendida a la cama, cuando ellos ya están dormiditos y les doy la última leche del día, los miro durmiendo con el biberón en la boquita, les beso la frente y rezo agradeciendo cada minuto a su lado, su existencia y su salud. A veces lloro, pero ya dije, soy una llorona.

18. Me encanta leer: Hace un tiempo tenía como meta leer por lo menos un libro entero al mes. Nada de uno a medias, sí o sí debía terminarlo. Pero luego me fui quedando sin tiempo y ya no pude seguir con esa promesa. Ahora leo cuando puedo. Son muy pocos los momentos pero bueeeeno.

19. A veces soy medio bruja: Me pasa seguido y pienso que tengo algo de «poderes» extrasensoriales. No veo el futuro ni mucho menos, pero sí puedo leer a la gente con solo mirarlos unos segundos. Soy muy perceptiva y puedo llegar a comprender algunas cosas sin que me las cuenten. Y a veces también me ha pasado que presiento cosas a lo lejos, o momentos que aún no pasan. Puede que sea un don, no lo sé. Uuuuu, qué miedo…

20. Siempre doy, a manos llenas: Soy buena. Y no es que sea una blanca paloma, o sino pregúntenle a mi mamá que es la que se lleva la peor parte de mi genio, bueno, y mi esposo (porque dicen que uno revienta más con los que ama más), pero me refiero a que soy muy desprendida. Doy todo lo que tengo y lo que no a gente que creo que lo merece. No espero nada a cambio. Y hoy, que he conocido lo que es realmente el amor, sería capaz de TODO por mis hijos. Les daría todo lo que tengo y lo que no existiera lo inventaría. Ellos lo valen. Será por eso que, una de las 20 cosas que quería poner es que si pudiera dejaría de hacer muchas cosas por estar con ellos todo el día, todos los días, y poder reforzar ese vínculo del que todos hablan, pero es justamente por ellos que todos los días salgo de la casa incluso antes de que me puedan ver y hacerme adiós con su manito mientras los escucho decir: ma ma ma ma.

Bueno… hay muchas otras cosas sobre mí pero no alcanzan en solo 20 puntos. Pero con esto espero que puedan haberme conocido un poco más.

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Para papá!

En unos días se viene el día del padre. Este es un día super especial, y en lo personal, es el primer día del padre «oficial» del papá de mis yemitas. Digo oficial porque el año pasado ya era papá, solo que sus hijitos aún estaban en la panza de mamá. Aún así, celebramos su día como debía ser, pero ahora, ya con los dos en el mundo es diferente!

Pensé y pensé muchos días previos en el mejor regalo. Pues está bien que en este día clasifiquemos regalos según el tipo de papá: tecnológico, deportista, intelectual, pretencioso, viajero, hogareño, entre otros. Depende de eso muchos eligen sus regalos:
Para el papá clásico: Estos papás se caracterizan por pasar mucho tiempo con su familia, tranquilos y aunque a veces son poseídos por un espíritu estresado, buscan una vida feliz y llena de tranquilidad en el hogar.
Regalos: inscripciones en cursos (para catar vinos sería una buena opción), un buen lapicero, entradas al teatro, un perfume, una colección de películas en saga o sobre un tema que le apasione.

Para el papá intelectual: Este tipo de papá siempre está actualizándose en cursos de su carrera, leyendo libros y viendo documentales interesantes. Todo un ratón de biblioteca.
Regalos: un kindle sería ideal (puede bajar e-books o comprarlos a buen precio), su libro favorito en alguna nueva edición o un clásico que ame desde siempre, una linterna de cabecera de cama para poder leer por las noches sin molestar a la mamá, alguna inscripción a un curso corto que le interese.

Para el papá Tech: Es que este es el yo creo que es el tipo de papá más de moda en estos últimos tiempos. Es un papá que siempre está a la vanguardia de lo último en tecnología, teléfono, laptop, reloj, tablets y demás juguetes electrónicos. Además, es una papá que ama «jugar» con sus hijos, y solo también por qué no? y es de los que buscan juegos de Play nuevos y se envicia cuando puede.
Regalos: juegos nuevos para la consola que tenga (play, xbox, computadora, entre otros), memoria expandible para celular, una buena cámara fotográfica, auricular con bluethood, parlante portátil, cargador portátil, y todo lo que suene y parezca tech.

Para el papá deportista: Es el papá que no puede estar ni un día sin hacer deporte. Los fines de semana se caracterizan por salidas a caminar al aire libre y luego de una mañana de caminata un par de horas en la natación. Y los días de semana antes del trabajo, su buena hora en el gimnasio. Están en una onda de vida sana, mente sana. Siempre consumiendo alimentos orgánicos y tratando de inculcar lo mismo en su familia.
Regalos: accesorios para hacer ejercicios, una pelota, un viaje de aventura con mamá, una gorra de su equipo favorito, clases de natación, entradas para el estadio a ver a su equipo, alguna experiencia de deporte de aventura.

Para el papá musical: Es ese papá que tiene todos los instrumentos del mundo y si alguno le falta, lo pide por su cumpleaños o por Navidad. Es el que va a conciertos y colecciona discos de sus grupos favoritos y todavía guarda sus cassettes clásicos de cuando era puber. Ese tipo de papá es mi esposo. Y me siento tan bien hablando de tipos de regalos que se le puede hacer este tipo de papá porque lo he pensado desde hace muchos años.
Regalos: entradas a conciertos, discos formato inédito de sus bandas preferidas, un polo con el logo de su grupo ideal, una tarde de grabación en un estudio, un parante de guitarra eléctrica, un ukelele, algún instrumento raro que sepas que le encantaría coleccionar, discos de vinilo, uñas de guitarra, amplificadores, audífonos, entre mil cosas más.

Ahora, esos son los clásicos regalos, pero un papá también valora mucho esos regalos que se hacen con el corazón. Esos que las mamás piensan con amor y con las ganas de regalar algo original y que tenga mucho que ver con sus hijos y con la familia.

Esas ideas son las más bonitas. Algo pintado y hecho con las propias manos de sus hijos (por más que sean bebitos), tazas, cuadros, cupcakes, globos y cositas de ese tipo con fotos de la familia. Cartas, las cartas son lo mejor del mundo, y más aún si se escriben con el corazón en la mano.

Es el día del padre y yo lo celebraré de la mejor manera. Antes que todo, iré a visitar al mejor papá del mundo. Que me enseñó a amar de verdad y a ser una mejor persona. El que me dejó el mejor de los legados y el que me dio a la mejor familia que pude tener. Él se tuvo que ir un poco antes allá arriba donde están todos los ángeles, pero siempre recordaré las mil cartas y cositas lindas que le hacía en cada día del padre. Mi super héroe en la vida real!

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Feliz día papito! De aquí al cielo!

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¿Pueden volver a mi panza?

Cada mañana antes de salir de la casa me acerco a cada una de las cunas (porque ahora duermen separados), y les acaricio la cabecita, les hago la señal de la cruz y les digo que en un ratito vuelvo. Dormiditos aún, sé que igual me escuchan. Hoy, no soporté y me metí a sus cunas para darles un besito. Generalmente los tengo más cerquita y puedo estirarme y darles un besito, pero hoy no podía irme sin hacerlo y como estaban pegados al otro extremo, me metí. Duró solo unos segundos pero deseé tanto que se hagan eternos, quise quedarme ahí para siempre. Y es que cuando los veo, simplemente muero.

Ya en la oficina veo las fotos que tengo en mi escritorio y pienso en qué estarán haciendo, tampoco puedo estar llamando todo el día porque cualquiera se aturde, y no quiero que los descuiden ni un solo segundo. La mañana se hace eterna hasta que me mandan las fotos de su almuerzo, me alegra mucho ese momento porque significa que pasamos la primera parte del día y bien! Solo queda un tramo más para volvernos a encontrar.

Al llegar a casa, el ritual de siempre, me olvido de todo y me tiro al suelo para que hagan conmigo lo que se les de la gana. Solo hay un pequeño problema, no tengo cuatro brazos y cada día es el mismo conflicto interno por ver a quién agarro primero. Al final termino con los dos pegados, pero se pelean por quienes e arrastra primero hasta mis brazos para ser cargados. Los apachurro, los estrujo, los lleno de besos, los presiono contra mi pecho como si quisiera meterlos otra vez en mi panza. Es increíble ver cómo me sonríen a los lejos mientras los saludo y me quito los zapatos para irme directo con ellos.

Justo ayer, cuando ya dormían y tenía unos segundos para tirarme en la cama antes de la leche «última» de la noche pensaba en lo mala que me sentía. Mala de corazón porque me siento agotada. Quisiera tirarme en ese suelo a jugar con ellos y gatear detrás de uno y detrás de otro, levantarlos y hacerlos volar mientras se ríen haciendo sonidos de avioncito, hacerles cosquillas y besarle cada centímetro de su cuerpito antes de cada baño, pero sin estar cansada. Quisiera hacerlo sin un horrible y molestoso dolor de cabeza que me taladra de vez en cuando, sin ese dolor de cintura que me hace respirar profundo antes de cada cargada. Pero quiero que ellos sientan que lo hago con todo el amor del mundo, con unas ganas locas que llegue el fin de semana y poder hacer eso por dos días completos. Aunque empiece la semana más cansada que cuando termina, pero no me importa nada. Solo estar con ellos y demostrarles que el tiempo que puedo darles es mi mejor tiempo, es mi mejor momento, esas horas que espero durante el día entero para poder llegar y abrazarlos como si acabaran de salir recién de mi pancita.

Cansada o no, disfruto cada momento, cada rabieta, cada llamada de auxilio en la madrugada, cada cabezazo en la boca y cada susto con salvada antes de caer en el suelo luego de un intento por caminar. Sé que esos momentos pasan rápido y no vuelven, por eso los vivo y los guardo muy adentro de mi corazón. A veces cuesta un poco pero luego, cuando los tengo en mis brazos ya sea dándoles su biberón o sea acercándonos juntos al espejo para reírnos de nuestras muecas, todo vale la pena. Cada noche en vela, cada interrupción al libro que sigue en la página 80 hace varias semanas, cambio de pañal, cada rabieta… absolutamente cada segundo con ellos, vale la pena.

Que sigan pasando las horas, yo seguiré esperando como cada día, la mejor hora del día. La hora en que nos volvemos a encontrar para ser felices de verdad.

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La famosa cesárea

Desde hace un tiempo vengo escuchando algunos comentarios negativos sobre la cesárea. No hablo de los doctores que, según muchos, practican este tipo de parto por lucrar nada más, eso es un tema a parte. Hoy en día, conozco varios doctores que son «pro natural» pero cuando es inevitable, toca hacer cesáreas. Sino, me refiero negativos porque muchos piensan que es de menor involucramiento. Me refiero a que para algunas, una mamá cesareada es un poco menos mamá que la que tuvo a sus hijos de manera natural.

Pues, esto es totalmente falso. Y no escribo sobre esto porque me sienta menos mamá, soy tan mamá como las que trajeron a sus hijos al mundo por ese proceso tan hermoso y tan mamá como las que les dieron teta hasta los 12 años si quieren. El apego es el mismo, la conexión es la misma, el amor… es exactamente el mismo.

Así como escuchamos mitos y leyendas urbanas sobre «la llorona», también hay mitos y verdades sobre la cesarea:

• En una cesárea, el niño siempre nace bien. FALSO
La extracción fetal en una cesárea puede ser a veces más difícil que la de un parto. Al contrario de lo que pueda parecer, extraer un niño mediante cesárea no es fácil.

• La cesárea tiene riesgos para madre y feto. CIERTO
Estadísticamente, la tasa de morbilidad -las complicaciones- es claramente más alta, y (sólo cuando se analizan decenas de miles de casos) la tasa de mortalidad materna es más alta. Aun así, estamos hablando en tantos por cien mil, por lo que no debería ser motivo de alarma extrema.

• Los bebés nacidos por cesárea tienen peor salud. FALSO
Los niños nacidos por cesárea son totalmente normales en su desarrollo. Algunos estudios sugieren un riesgo mayor de alergias y problemas digestivos. Al no cruzar el canal de parto, los niños con cesárea no están expuestos a los gérmenes presentes en la vagina de la madre. Paradójicamente, la flora bacteriana vaginal, al colonizar el sistema digestivo del feto, podría mejorar su flora intestinal y su inmunidad (lo cual tiene relación con las alergias).

• Una vez hecha una cesárea todos los embarazos deben ser por cesárea. FALSO
Más del 50% de los siguientes embarazos son por parto vaginal.

• La lactancia es peor en niños nacidos por cesárea. FALSO
Lo que es verdad, es que la leche tarda más en subir, pero la lactancia es igual independientemente del tipo de parto.

• El vínculo madre-feto es menor tras una cesárea. TOTALMENTE FALSO
Diversos estudios demuestran que no hay diferencias. Además, si todo está bien, se puede favorecer el contacto y que el bebé esté con la madre precozmente.

Fuera de estos mitos y verdades, una mamá que pasa por esta operación es igual de «macha» que una natural. Pues, admiro por ejemplo a mi mamá, que después de 5 partos naturales, SIN EPIDURAL, puedo decirle que es una maestra y me saco el sombrero ante ella. Ante las mamás primerizas que al tercer pujo sacan a sus bebés y los ponen directamente en su pecho, también! Qué bello momento debe ser ese. Pero una mamá que es anesteciada desde el principio, siente los cortes en su piel, jaloneaos forzosos que quienes tratan de «despegar» literalmente a sus bebés de sus úteros, que no pueden agarrar a sus bebés por estar en una posición un poco difícil (y a quienes no se lo permiten porque sus bebitos necesitan cuidado para establecer sus signos vitales también), quienes son dormidas luego para despertar después con un fuerte dolor (algunas) en la parte baja y una cicatriz que deben cuidar y curar para no sufrir las consecuencias de una infección.

Quién no quisiera estar de pie solo horas después de dar a luz para atender a sus hijos? Y así algunos piensan que una elije hacerlo por cesárea… a veces es elección de la mamá pero hay casos en los que es inevitable hacer una operación para extraer al bebé. Y en esos momentos lo único que importa es que todo se logre a tiempo, ya luego comprobaremos que eso del vínculo es igual de una u otra forma.

Todas somos mamás sea de una o de otra manera. Todas tenemos el mismo derecho a ser reconocidas como madres aún así tengamos un tajo de por vida, al menos eso nos recuerda que aunque se sufre, se goza luego de una vida feliz con nuestros hijos.

Así que si te dicen que tienes que someterte una cesárea, no tengas miedo. Es solo una de las formas que tienen las mujeres de traer a sus hijos al mundo. Igualmente grandes, igualmente poderosas. Inmensamente madres por donde lo miremos.

* Hace un tiempo vi un video (felizmente que fue luego de mi cesárea). A ver si no se sacan también el sombrero después de verlo también (les dejo el link: https://www.youtube.com/watch?v=KNQu1NRidtU) Es fuerte… no digan que no se los advertí.

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Los mágicos 10 meses

Hoy es el cuarto día del mes! Día en que celebramos un mes más de mis yemitas! Y es inevitable decirlo con tanta emoción porque realmente es un mes más de maravillosa vida, lindos momentos, aprendizaje puro (y duro), un día en que recuerdo lo bendecida que estoy por estar en este preciso momento.

Como cada mes tiene sus características especiales. Obvio, cada bebé tiene su tiempo, su momento y su forma de crecer. Tal vez gateó antes, o camino también, tal vez defrente caminó, o quién sabe y ahora ya es todo un orador. Pero hay puntos en común que «generalmente» se desarrollan en este mes. Por eso les traigo algunos adelantos de lo que nos espera durante junio (además de nuestro primer día del padre claro está). Vamos a ver!

La forma de desplazarse

Ahora ya puede gatear libremente con sus manos y rodillas bien plantadas al piso. Al principio el gateo es algo irregular e inseguro pero luego comienza a resultarle más fácil y comienza a gatear firmemente con sus piernas y con la espalda firme. Puede que haya comenzado a gatear antes de los 10 meses, pero es en ésta etapa que perfecciona su técnica y es todo un gateador profesional. Ya no va hacia atrás, o con las piernitas algo de costado y ahora, si se cansa se sienta sin problema a esperar y tomar aire para seguir. Todo un experto!

La postura
En este tiempo ya se sienta con las piernas totalmente extendidas y la espalda recta, manteniendo perfectamente el equilibrio, sin temblar, incluso si se le empuja despacito o se le levantan suavemente las piernas no se caen ni parecen perder estabilidad. Algunos tienen técnicas distintas para mantener el equilibrio (cosa que no está del todo bien pero poco a poco con la ayuda de mamá se pueden corregir), puede poner una piernita hacia atrás doblada y la otra extendida, o las dos muy abiertas. Esto se regula sin problema.
Es lindo ver como si se le toma de sus bracitos puede que intente caminar, pero todavía sus pasos son irregulares e inseguros. O puede que ya se desplace a su manera caminando con la ayuda de algún mueble. Y sí! Ya hacen los famosos “solitos”, es decir, se pueden quedar un tiempito parados solitos sin ayuda. Mientras más se ejercite con esto más rápido comenzará a caminar y así, sálvese quien pueda!

Los movimientos
A tener cuidado con los objetos o partes de juguete chiquititas. Como los dedos de tu bebé se hacen cada vez más ágiles ahora no sólo toma objetos pequeños con sus manos, sino que los retiene flexionando el pulgar y el índice a modo de pinza, pero sin apoyar la muñeca sobre ninguna superficie. Hacen como si estuvieran examinando lo que sus deditos puedes coger, y todo entra a la boca así que mucho ojo con eso. Vigila que sean comestibles (puedes intentar con vainitas, zanahorias, espárragos y demás) y no tan pequeños como para atorarse.
En este mes puede comer solito con la mano, galletitas, queso o cualquier alimento que el bebé pueda aplastar con las encías. Todavía no puedes darle trozos de carne, maníes, uvas, salchichas, vegetales crudos o cualquier alimento duro. También puede beber por su cuenta con un poquito de ayuda. Aman imitar lo que haces así que si tomas agua cuando los tengas cargados ellos abrirán su boquita y se acercarán al vaso impacientes.

El intelecto bebé
Si encuentran algo que les gusta que está amarrado a una pita, o en lo alto de la mesa de noche, ellos ven la forma de llegar a él. Por ejemplo, si ve algo al centro de la mesa, sabe que tirando del mantel lo puede conseguir. Cuidado con eso también!

La personalidad
Ya son lo suficientemente “grandes” para empezar a desarrollar su propia personalidad. Puede ser muy demostrativo, sonriéndole a un desconocido o bien más reservado, poniéndose tímido e incómodo cuando alguien no familiar se le acerca y le esconde su cara. Tengo de los dos y es una diferencia, muuuuy marcada.
A esta edad también se encargan de que quede claro qué no le gusta, sea comenzando a protestar o a cambiar de cara dando manotazos en el aire acompañados de un gritito. En esta etapa su memoria madura cada día más. Por esta razón también recuerda la ubicación de los juguetes que han sido guardados o escondidos.
Utiliza sus propias expresiones vocales o gestos para llamar tu atención, como también te saluda con su manito cuando sales de su habitación, se agarra la cabecita cantando dale a la mocita o hace como indiecito después de ti.

Las emociones
A los 10 meses ya pueden llegar a sentir miedo y asustarse con aquellas cosas que le son desconocidas o que antes no le molestaban, como alguna bocina que proviene de la calle o una puerta que se cierra violentamente por el viento. En estos casos trata de calmarlo diciéndole que lo que sucede es algo normal, que no le pasó nada malo y explícale qué fue lo que lo asustó. Aunque no lo creas, entiende más de lo que crees.

El vocabulario
Ahora, tu bebé comienza a entender el significado de algunas palabras y oraciones, por eso es importante que le hables mucho más. No conviene utilizar un lenguaje infantil sino uno adulto. Cuando tu bebé dice algo, por ejemplo «GUAU-GUAU» cuando ve un perro, contéstale por ejemplo «Sí, que lindo PERRO», haciendo hincapié en su correcta pronunciación. O sino imita el sonido de los animales diciéndole luego de cuál se trata. “Cómo hace el gato???”, y tú misma respondes luego “miau”.
No hay nada mejor que las conversaciones con tu bebé. Aunque aún no te responda, te sorprenderás con la forma en que te mira atento e intenta con su boquita emitir algún sonido parecido. Tener conversaciones con tu bebé es muy estimulante para su lenguaje, por eso debes interactuar con él y contéstale cuando balbucea o se expresa contigo, tienes que hacerle notar que entiendes todo lo que dice y verás cómo se sonríe y continúa «hablándote». Si quieres puedes incentivarlo a conversar si le explicas qué es lo que haces, como por ejemplo cuando estás cocinándole o cuando le cambias el pañal. También cuando pasean por el parque, señalas cada detalle y conversas sobre lo que ves. Es muy enriquecedor para ellos!
Practica decirle “bravo” y agitar sus manitos, pronto aplaudirá solito (si ya no lo hace).
Ahora ya dicen MAMA, PAPA, BABA, TETA y muchas cosas más que de seguro no sabes qué significan aún, pero todo vale. Todo!

Todo tiene límites
Ahora de seguro entiende las prohibiciones. Ante la palabra ¡NO! detiene inmediatamente lo que estaba haciendo. Si no es rebelde claro.
Repítele las prohibiciones ya que las olvidan con facilidad, son muy inteligentes.

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El secreto de las hortalizas

De chiquita me acuerdo que detestaba las arvejas, habas, lentejas y todo lo que se parezca. Bueno, hasta el día de hoy confieso que separo con la punta de mi tenedor esas bolitas verdes que arruinan todo mi rico arroz con pollo. Pero desde que nacieron los bebes decidí decir «NO MÁS», mis hijos comerían todo lo que yo siempre detesté porque es un buen alimento que los ayudará mucho a crecer más sanitos y con mucha fuerza. Yo seguiré separando todo pero sin que ellos me vean, tengo permiso.

Hace algunas semanas hemos ido innovando en las papillas de los bebes. Ya no comen tan licuado todo, bueno nunca les licué del todo sus verduras hasta hacerlo puré. Lo pasaba por el triturador que dejaba siempre algunos pedacitos para que puedan sentir las texturas y así «masticar» con sus encías chimuelas (bueno bimuelas por los dos dientes que ya tienen cada uno). Antes se las hacía con 3 ó 4 verduritas, más pollo o carne, pero ahora ya no le pongo solo esas cantidades sino que las hago más variadas: le agregué trigo, quinoa, arvejas, habas, lentejitas, y un poquito de poro para darle gusto. Así un día le puedo hacer quinoa, con papa, pollo, un poco de poro, espárrago, zanahoria, unas cuantas vainitas y un poquito de acelga por ejemplo. Aceite de oliva, una cucharadita de su leche y ya está. Hasta yo me la quiero comer, porque aunque aún no les ponga nadita de sal sabe buenazo con el aceite de oliva. No es broma, sale muy rico.

O como la de ayer, que fue con habas, espinaca, yuca, un poco de quinoa, zapallito italiano, algo de poro para darle el gusto y vainitas. Salió muy rica y eso que las habas no me encantan. Eso sí, cuando les doy habar, las sancocho super bien y no le pongo mucha cantidad, pues algo fuertecitas y luego les pueden dar gasecitos, igual que las lentejitas, que con cáscara y todo ya empezaron a comer felices. Qué bien!

Después de ver las propiedades de las arvejitas y las habas por ejemplo, me provocó darles eso todos los días, pues son riquísimas en vitaminas y minerales que no todas las otras verduras tienen.

Sin título

Cuento los meses y ya vamos dejando atrás esos días en los que solo la leche era la pesadilla. Varias veces deseé volver a esos tiempos, pues la papilla es otro mundo, pero ahora, que ya entendí que hay días buenos y días malos no lucho contra ellos si no quieren comer. Si no quieren, ya veré la forma de darles leche más tarde pero nunca obligarlos a comer. Eso es peor y trae consecuencias más adelante. Y están también esos días buenos en que me abren la boca como esperando con ansias recibir la siguiente cucharada. Qué rico es comer así! Y luego pienso en que no podemos generalizar y decir: mis hijos comen pésimo, solo porque tuvimos un mal día en que no quisieron, o estaban pesados para sentarse en la silla, o no hicieron más que renegar y retorcerse cada vez que veían aproximarse ese avión imaginario cargado de comida. Todo cambia un buen día que vemos que hay días llenos de color.

Recuerdo cuando en mi afán porque mis chiquitos ganaran más peso y salieran pronto de la prematuridad (de la que están saliendo victoriosamente sin recordar que nacieron a las 34 semana siquiera) lloraba cuando me dejaban una o dos onzas de sus biberones de apenas cuatro. Era muy doloroso, y lloraba cuando nadie me veía pensando que mis hijos jamás comerían con ganas. Odiaban la leche y era lo único que comían, lo único que los alimentaba, sufría por dentro. Pero luego poco a poco, y sin escuchar consejos yo sola entendí que no es malo. Ellos comen lo que quieren y lo que necesitan. Suena fácil, pero en la cabeza de una mamá primeriza nada es fácil, ni siquiera entender que ellos solitos se regulan.

¿Tuve que llegar a darles arvejas y habas para entenderlo? No, pero creo que ya con casi 10 meses de mamá mellicera voy aprendiendo un poquito de ese maravilloso mundo que se llama maternidad. Seguiré haciendo muecas, cantando, bailando, escondiéndome detrás de la silla y demás para hacerlos felices mientras comen. Creo que nadie le gustaría estar encerrado en una silla de esas (a veces pienso que es una tortura sentarlos ahí, pero no hay de otra) que por más que parezcan un avión de cómodas que son, no les gusta sentirse prisioneros más ahora que quieren gatear y agarrarse de cuanta «columna» aparezca en su camino para pararse e intentar dar sus primeros pasos.

…y pensar que los primeros meses fueron tan complicados por el llanto incrontrolable de Marcel…

Todo llega a su tiempo, y todo se calma un buen día. Solo hay que soltar un poco, soltar y respirar.

Ese es mi consejo (sabes que te hablo a ti), te quiero.

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