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Un tema complicado: el estreñimiento

Cuántas veces habré preguntado al llegar a mi casa: ¿ya hizo caca? Casi casi con las manos juntas como rezando para escuchar una respuesta positiva. Antes, cuando eran apenas unos bebitos recién llegaditos al mundo era peor. Y bueno, como toda mamá primeriza, con 1 día sin hacer ya era el caos máximo. Pero poco a poco entendí que el estreñimiento en bebé es más común de lo que creemos. Además, existen secretos caseros que ayudan fácilmente.

Primera lección:
Pensé que al segundo día de no hacer caquita, su pancita estaría super cargada y ellos desesperados por no poder hacer. Al llamar al doctor para preguntarle cómo podría ayudarlos me preguntó cuánto tiempo iba, al escucharme, me dijo que un bebés podía estar así hasta 4 o 5 días, aunque uno no lo crea. Y podían influir varias cosas: cambio de leche, falta de apetito y por ende falta de alimento en la panza, falta de líquido (o sea más leche), etc. Los bebés son así, y no por un día o dos, se puede considerar estreñimiento. Hay otros factores como la consistencia, el color y además el comportamiento del bebé los que señalan si hablamos o no de un bebé estreñido.

Segunda lección:
Un texto que me envió el doctor y hasta hoy lo guardo es el siguiente: «el estreñimiento es un trastorno que se caracteriza por la dificultad o la imposibilidad de evacuar que tenga una persona. Durante los primeros meses de vida de un bebé, tanto la coordinación entre los movimientos de su intestino así como la relajación del esfínter de su ano, no es muy eficiente o no ha madurado lo suficiente». Entonces, los bebés están aprendiendo a controlar sus intestinos y ellos mismos (los intestinos) se están desarrollando y van tomando forma en el organismo nuevo del bebé.

Tercera lección:
Una reconoce que su bebé está fastidiado por estreñimiento cuando: se muestra molesto, llora con insistencia, levanta sus piernas y se pone rojo de tanto pujar. Estos se pueden considerar algunos de los síntomas del estreñimiento en los bebés.

Cuarta lección:
¿Cuándo se puede decir que un bebé está estreñido?
Se puede decir que un bebé está estreñido cuando el pequeño se vuelve nervioso e intranquilo. Mueve las piernas incesantemente, se pone rojo del esfuerzo, y no hace más que llorar por los gases y cólicos que son inevitables. Además, cuando por fin logra hacer, la consistencia es dura, seca y hasta puede tener un color más oscuro de lo normal.

Quinta lección:
La frecuencia de evacuación se va disminuyendo a medida que los bebés crecen. A partir de los 2 meses de edad generalmente ellos sólo evacuan una o dos veces al día. Pero nada, esto no es una ley porque ya sabemos que cada bebé tiene su propia historia. Todo dependerá del tipo de alimentación que reciba como también de su propia naturaleza, si tiene alergia, si no come mucha fibra, etc.

Sexta lección:
¿Qué hacer para remediar el estreñimiento?
Cuando una se da cuenta que las deposiciones del bebé disminuyen en frecuencia y en cantidad, primero hay que descartar la posibilidad de que esté comiendo lo insuficiente, pues si no come mucho, no es que se estriña sino que no tiene nada que evacuar. En los primeros días de vida, el bebé debe evacuar por lo menos tres veces al día, si no lo hace debe ser porque está recibiendo poca alimentación (esto sucede cuando la mamá solo le da pecho y una no puede calcular la cantidad que está tomando). Si el bebé deja de evacuar en uno o dos días, y cuando vuelva a hacerlo sus heces estén duras y secas, puede que haya dejado de evacuar por estreñimiento. En este caso, se debe comentar al pediatra.

Para aliviar el estreñimiento de los bebés, los padres pueden añadir un poco de agua extra a la fórmula del biberón. El agua ablandará un poco las heces y evitará que sean retenidas en el colon del pequeño. Algunos pediatras, de hecho, recomiendan rebajar los biberones un poco. Si el estreñimiento en el bebé se vuelve persistente, es aconsejable que pida la orientación médica.

Existen en el mercado leches ‘anti-estreñimiento’, adecuadas para aliviar el problema. Otra opción son los baños con agua templada. Un beneficio para tránsito intestinal del bebé. Los masajes también son muy estimulantes para ayudar a evacuar al bebé. Se puede flexionar las piernas del pequeño sobre el abdomen, haciendo movimientos circulares; posicionar la mano sobre la pancita del bebé (a la altura del ombligo), y hacerle un masaje más profundo y en horizontal, con la palma y la base de los dedos. Un masaje en la espalda del bebé, con movimientos de arriba abajo, también puede ayudar.

Aparte de la leche especial, del baño calentito, de los masajes, y del agua, uno de los remedios más utilizados por muchos padres es el supositorio de glicerina, pero en lo personal, no lo recomiendo porque puede volverse una dependencia del bebe para evacuar. Hay padres que optan por introducir la punta del termómetro, conozco muchos que esto resulta una salida genial y exitosa, pero tampoco me gusta mucho. Además, se puede probar el agua con glucomiel, es un estimulante natural porque no es más que agua azucarada.

De todos modos, es bueno que se sepa que el estreñimiento puede dejar de molestar a los bebés a partir del cuarto mes de vida, cuando, por determinación médica, empiezan a alimentarse con compotas, purés, y cremas de frutas y verduras, ricas en fibras.

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Dientes de leche

La higiene dental es básica en todo ser humanos. Y desde bebés, podemos inculcarles buenos hábitos de higiene oral a los más chiquitos de la casa. Por ejemplo, quién dijo que un bebé de 6 meses no necesita una buena «cepilladita de dientes». Aunque no tengan aún, el truco está en limpiar su boquita para evitar que se contamine con partículas de leche que aún quedan dando vueltas en sus encías, lengua o paladar.

En esta etapa, una gasa con aguita hervida tibia es la solución perfecta. Tal vez se molesten un poco por estar manipulando sus boca, y luchen con sus manitos y haciendo muecas de disgusto, pero este es un muy buen comienzo para empezar con el hábito de cuidar la dentadura.

Ya más grandecitos, cuando cumplan un año, empiezan con las pastas sin fluor ni nada que pueda hacerles daño ni ser muy fuerte aún para ellos. Al inicio, necesitarán tu ayuda, pero poco a poco aprenderán solitos a cepillarse los dientes y si tienes suerte, esperarán con ansias la hora de lavarse!

Higiene infantil

Cómo enseñar al niño a cepillarse los dientes
Hacia los dos años, cuando el niño ya tiene la mayoría de las piezas dentales, es bueno que aprenda a usar el cepillo de dientes. A los tres años ya empezará a dominar la técnica.
Ser Padres
Cómo enseñar al niño a cepillarse los dientes
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El desarrollo en niños de 1 a 2 años
Es muy importante que nuestros hijos adquieran buenos hábitos en la higiene dental desde pequeños y, para empezar, los niños deben aprender a cepillarse los dientes. Aunque al principio necesitarán nuestra ayuda, poco a poco irán adquiriendo independencia.

Consejos básicos para aprender a cepillarse

  • Para despertar su interés, cómprale un cepillo infantil de cerdas suaves que lleve algún muñeco, diseño bonito y colorido que le guste. Tal vez llévalo a que él mismo lo elija de la tienda.
  • Lávate los dientes con él, frente al espejo, para que vea cómo hay que hacerlo. Enséñale a seguir siempre el mismo orden, sin olvidar la parte externa, la interna y la horizontal.
  • Si se cansa antes de haber repasado todas las piezas, puedes proponerle un pacto: tú le lees un cuento mientras él se cepilla, pero él no puede terminar hasta que tú no acabes de leer la historia (esto ya es para cuando estén un poco más grandecitos).
  • Conviene que se cepille los dientes siempre en presencia de un adulto. Si no tienes tiempo para vigilarlo bien es preferible un solo cepillado exhaustivo por la noche que dos o tres al día mal hechos.
  • Acostúmbralo a no comer nada después de cepillarse. Al menos una o dos horas debe estar con la boquita fresca y recién cepillada.

Enséñale paso a paso

  • Para empezar, se lo pueden tomar como un juego frente al espejo: consiste en sacar la lengua, abrir mucho la boca y usar el cepillo dentro de ella.
  • A los niños les encanta hacer cosas de mayores, así que les podemos recordar que lavarse los dientes es una tarea de mayores, con artilugios de mayores, y él, que ya es mayor, puede empezar a usarlos.
  • Hay que dejarles que lo intenten, incluso con algo de pasta especial para bebés, aunque aún reciban ayuda de los papás por un tiempo.
  • Debemos explicarles cómo deben hacerlo bien. Con mucha paciencia les contaremos que el cepillo debe ir de arriba abajo y que también deben cepillarse la lengua. Aunque al principio no sigan las instrucciones al pie de la letra, poco a poco irán aprendiendo a hacerlo.

Por lo pronto, to los limpio a la hora del baño y hay días en que me piden su cepillo ellos mismos y otros días en que me voltean la cara sin pensarlo diciendo «no, no» y tengo que recurrir al lavado de dientes con dedo. Sufro porque a veces muerden, y sí que duele, y otras veces se hacen para atrás y me hacen torcer la espalda como el exorcista para evitar cualquier accidente.

Lo bueno, es que cada vez existen más especialistas en temas diversos que pueden ayudarnos a aclarar las dudas. Se recomienda que 6 meses después de haberles salido su primer diente se les lleve al dentista, pero si aún no lo haces, no te preocupes, ya te darás el tiempo para que te aconseje incluso qué alimentos puedes evitar para huir de las temidas caries.

A cepillarnos los dientes entonces!

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Noches de terror

En este año y tres meses que llevo como mamá, confieso que he tenido noches en las que he podido dormir bien (nunca más de 4 horas seguidas) pero bien al final de todo. Sin embargo, he tenido noches de terror, como la que pasó hace unas horas.

Primero, los bebes cayeron literalmente temprano, más o menos alrededor de las 8:40 pm. Siempre Marcel antes que Naelle, ella a veces demora un poco más en dormir. y es mejor que demore, porque el día que se duerme a las 8:00 pm, FIJO se despierta en una hora para no volver a dormir por lo menos hasta las 11:30 pm. POR LO MENOS!

Entonces, ayer todo parecía indicar que sería una buena noche. Una de esas en las que solo me levanto para ver si todo está bien con ambos, si su pancita se mueve al respirar y si no están calientes ni sudando en extremo ni con el pijamita mojado. Sí, como siempre la neuro mamá en acción. Pero es cierto, una jamás vuelve a dormir plácidamente cuando se vuelve mamá, y las que sí lo hacen, qué envidia de la buena! Y así empezó mi noche, con los bebes dormidos siendo las 9:00 pm y yo sin creerlo. Esperé a Lalo y a penas nos saludamos pensando en qué película ver al menos hasta las 10:30 pm que les damos leche, Marcel empezó a llorar. Lo cargué, lo arrullé y volvió a dormir. Ese fue el primer aviso.

La película quedó refundida en nuestro estante de películas infinitas sin ver una vez más porque el sueño nos ganó después de comer. Pero el terror empezó a la 1:00 am cuando Naelle se despertó y parada agarrada de las barandas de su cuna empezó con el clásico «MA MA… MAMÁ» que iba subiendo de tono cada vez más. Volé para cargarla para que no se despierte el hermano en el cuarto de al lado y la llevé a mi cama. Se sentaba, se paraba, se sacaba el chupón me lo ponía a mí, volteaba a ver a Lalo diciendo «LA LOU» una y otra vez hasta que a la 1:50 am se durmió. Seguía a mi lado cuando escuché el llamado de Marcel, cerré los ojos, respiré y le pedí a Lalo que pasara a Naelle a su cuna mientras yo iba por Marcel. A mi lado durmiendo rico, Naelle empezó a llorar una vez más desde su cuna y Marcel se despertó también. CAOS. Los dos empezaron a reclamar y tratamos de calmarlos uno cada uno. Marcel se durmió primero y lo dejamos en su cuna. Naelle una vez más dando vueltas en la cama de un lado a otro. Pensamos que tal vez ya le tocaría la leche, pero al ver el reloj no eran ni las 3:00 am. No había pasado nada de tiempo desde la primera despertada! Y aún faltaban 2.5 horas para su leche!!!

Alternamos entre Marce y Naelle hasta que el reloj marcó las 5:30 am. Hora en que debíamos preparar las leches y luego nosotros al trabajo. Preparé la de Naelle y se la di a Lalo para yo preparar la de Marcel. Mientras lo hacía, él empezó a renegar, yo quería ir al baño y Naelle al escucharlo empezó también. CAOS UNA VEZ MÁS.

Enchufados a sus biberones, ya tranquilos volvieron a quedarse dormidos. El día empezaba y los dos papás, zombies, debían prepararse para el trabajo mientras los causantes del desvelo dormían a pierna suelta por mucho tiempo más…

Vida de bebes… vida de reyes…

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Arrancaron las travesuras

Desde hace ya unos meses que mis chukis se soltaron a caminar solos. Fue en ese momento que todo se puso de cabeza. Y sí, es verdad cuando te dicen «ahora empieza lo bueno», porque realmente empieza aquí. Una mezcla de dolor de espalda, brazos y piernas te invade de buenas a primeras porque paras más tiempo doblada que derecha. Al principio de una manito para que agarre confianza y luego el tema es correr en esa misma posición para que no se escapen.

Las travesuras iniciaron hace tiempo, pues cuando mis hijos apenas se sentaban empezaban a querer hacer de todo con sus propias manos. Ahora que tienen acceso a casi todo (porque llegan a lugares que antes estaban totalmente fuera de su alcance) y visibilidad plena del mundo a un ángulo más bonito, lo agarran todo. Tiran al suelo, lo lanzan a metros de distancia (incluso directo hacia cabezas humanas), rompen lo que puedan romper (como papeles), y siguen teniendo una obsesión extrema por meterse todo lo que quepa en su boca.

Pero este fin de semana me demostraron que ya empiezan las travesuras extremas de las ligas mayores. Esas que duelen y cuestan caro. Esas que dan risa pero a la vez hacen decir «por quéeeeeeeeeeeeeeeeeeeee». Esas que cuentas con una sonrisa pero un «y ahora qué hago?» en el fondo de tu corazón.

Entonces… me remito a los hechos:

El domingo pasamos un día lindo en familia, de a 4. Lalo y yo terminamos muertos, sin espalda, sin rodillas y como si un camión nos hubiera pasado por encima. Pero el tema es que llegamos a la casa y se los dejé un ratito a mi mamá para terminar de bajar las cosas del carro para acomodarlas, lavar biberones, sacar la ropa sucia, etc, etc, etc. Entonces apenas di unos pasos fuera del cuarto escucho un grito desesperado de mi mamá «Marité, veeeen». Juro que se me salió el alma del cuerpo y me imaginé mil cosas en solo 1 segundo – es increíble pensar en TODO lo que puede pasar por tu mente en unos segundos de pánico – entonces di la media vuelta y corrí al cuarto de mi mamá para encontrarla secando su celular con una toalla.

Naelle había entrado directamente al baño, levantó la tapa del wáter y tiró su celular. Totalmente intencionado y con la cara de haber cometido una travesura salió del baño casi corriendo riéndose como si supiera que había hecho algo malo. A nosotros no nos quedaba más que sorprendernos (con una inevitable sonrisa) y un fuerte dolor en el bolsillo porque, obviamente, tenemos que reponerle el celular a mi mamá. Qué sabrá mi piojo de celulares, qué sabrá ella que esa gracias nos costará caro, ella solo tenía ganas de bañar al celular.

Pensamos que tal vez lo hizo de casualidad, pero al día siguiente le dimos un celular distinto y directamente entró al baño e hizo la misma mecánica, levantó la tapa del wáter y corrimos para agarrar el celular antes de que sea sumergido. Luego le dimos una pelota de plástico chiquita y nada pasó. Es un hecho, ella ama tirar celulares al wáter y se acabó.

Cada vez me convenzo más que tengo dos terremotitos en casa que recién empiezan a agarrarle el truco a la vida.

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Saludemos hoy a esos pequeños guerreros que llegaron al mundo antes de tiempo y demostraron tener la fuerza de un oso y las garras de un tigre. 17 de noviembre, día mundial de los prematuros!

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Ser mamá de un prematuro es aprender

Los veo durmiendo y aún no puedo creer cuánto han crecido. Ya no hacen esos ruiditos gatunos, incluso ya los baberos pasaron de moda. Cogen solos sus biberones y me piden agua cuando tienen sed. Avisan cuando necesitan un cambio de pañal, bueno no antes sino al momento con un tierno y relajado «cccacaaaaa», y me miran sonriendo cuando llego de trabajar.

Es increíble pensar que hace solo un año y algunos meses recién nos conocíamos en vivo y en directo, porque yo los conocía desde antes, en sueños tal vez, o en mi más profundas oraciones. Llegaron antes de tiempo, no se aguantaron las 40 semanas y decidieron tomar al mundo por sorpresa. La sorpresa más grande de mi vida. Y también la más estresante de todas debo reconocerlo, pues aún no estaban listos para arrancar la carrera. Pero con esfuerzo y dedicación, todo es posible.

Cuando cuento su historia, y cómo fue el 4 de agosto de 2014 (día exacto en el que nacieron) aún se me sigue poniendo la piel chinita porque recuerdo lo frágiles que eran. Lo preocupada que estaba al día siguiente y las ganas que tenía de estar bien para ustedes. Para salir adelante juntos. Y debo reconocer que admiro mi poder para reponerme al día siguiente de la cesárea. Caminando por la clínica y subiendo cada media hora a ver cómo estaban en la sala de bebés.

Hace poco pasamos por ahí, los 4 nuevamente mirando hacia adentro. Estoy segura que lo que pasó por mi cabeza, y la del papá, fue lo mismo «que bueno que esos días quedaron solo en recuerdos y todo salió como debía haber salido». Ya cuando estén más grandes les vamos a contar los super poderes de los mellizos Guillén!

Unos días atrás leí en un blog un texto que me encantó y quiero compartirlo con todas las mamis emblema que lucharon por sacar a sus bebitos de la prematuridad. Mamás guerreras y luchadoras que son símbolo de fuerza y perseverancia. Esas que aunque muriendo por dentro, mostraban la mejor de las vibras por sus hijos.

Ser mamá de un bebé prematuro es aprender:

A que los hijos llegan cuando quieren y no cuando uno lo planea.
A que armar el bolso o haber practicado la respiración para el parto no era tan importante.
A que la maternidad empieza con las lágrimas más amargas que jamás imaginaste que ibas a derramar.
A que las primeras 24 horas de su vida pasan a ser las más importantes de la tuya.
A que la primera vez que ves a tu hijo es a través de una cajita de cristal.
A que en vez de usar ese conjuntito que habías comprado para él, está vestido de cables, vías y otras cosas que lo ayudan a vivir.

Pero ser mamá de un bebé prematuro también es aprender:

A que el apretón de una manito de un centímetro tiene tanta fuerza como la de un oso.
A que las formas más pequeñas de expresar amor como una caricia en un bracito o en su pecho, en realidad son gigantes.
A que hacer de canguritos es la forma más hermosa de conectarte piel a piel con tu hijo.
Y por sobre todo, aprendes el verdadero significado del amor a la vida… porque es increíble ver la fuerza con la que estos pequeños se aferran a la vida y luchan cada día por salir adelante.
Son pequeños como tu mano pero luchan como leones para salir adelante, aunque no todos lo logran.
Ser mamá de un bebé prematuro es aprender a esperar para disfrutar de lo mejor que nos pudo dar la vida: Un hijo.

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Casa a prueba de bebés

Ahora que mis chinos están más grandes, los accidentes en casa están a la vuelta de la esquina. Y como las tentaciones, leyes de murphy o mala suerte, como lo queramos llamar, existe, es mejor prevenir que lamentar.

Qué impotencia tan grande cuando llego de trabajar y veo algún rasguño, raspón o moretón en alguno de mis hijos. Es que nunca nadie los cuidará mejor que su mamá, a todos nos puede pasar, pero el ojo y cuidados de la mamá son ÚNICOS. Y como para una madre «TODOS LOS ACCIDENTES SE PUEDEN EVITAR», es mejor tener todo a prueba de niños al extremo. Es un estrés y hay que entender que los bebés se van a caer, les va a doler y a nosotras igual (o más). Pero, pasará.

Aquí algunas cosas para tener en cuenta y preparar la casa a prueba de bebés caminadores y chukicientos al cuadrado (y pos partida doble):

Una vez que los bebés caminan, más o menos alrededor del año, las habitaciones más peligrosas son, por lo general:la cocina, el cuarto de baño, la sala de estar y los dormitorios (o sea toda la casa). Mucho cuidado si la casa tiene escaleras, lo mejor entonces es colocar barreras, barandas, rejas o mallas para que no puedan acceder a ellas de ninguna manera. Los andadores están desaconsejados, justamente por el peligro que representan si el niño se cae, además porque los confunde en cuanto a su «área de protección», luego conversaremos sobre ello porque merece un post completo.

Las ventanas de la casa son también otro tema, puedes evaluar si instalar rejas que se puedan abrir por un adulto en caso de incendio, y aumentar la altura de la barandilla de balcones y terrazas. Y, por supuesto, jamás dejar un mueble –incluido sofá, cama, etcétera– cerca de una ventana al que puedan treparse y abrirla, sobre todo si vives en un piso alto.

Veamos qué cosas debemos tener en cuenta en cada habitación para evitar potenciales peligros:

Cocina:
Cuanto menos entren en ella, mejor. Pero como esto es imposible, por lo menos debemos recordar no dejarlos nunca solos, sobre todo si tenemos enchufado en ese momento algún electrodoméstico o algo en el fuego; si estamos cocinando, que se pongan cuanto más lejos mejor –jamás tenerlo en brazos, por supuesto– y, al salir, debemos acordarnos de cerrar la puerta. Nada de coger con sus manitos las perillas del horno, las hornillas representan un gran peligro.

Cuarto de baño:
Caños que se abren, cremas, frascos, desodorantes, artefactos eléctricos,y todo lo que encuentras ahí es peligro. El cuarto de baño es un imán para los niños, así que es otra habitación que conviene revisar a fondo. Procura mantener el suelo siempre seco para evitar caídas, tener un cuidado extremo con no dejar ningún pequeño aparato –secador, máquina de afeitar enchufado, y colocar cosméticos, productos de higiene y medicamentos lejos del alcance de los niños.

Sala de estar:
Aunque no es la habitación más peligrosa, conviene hacer un repaso de todo lo que tenemos en ella: mesas demasiado bajas, cajones fácilmente accesibles, lámparas a su alcance, objetos decorativos frágiles, esquinas de muebles peligrosas, enchufes enchufes y más enchufes. Tener protectores y tapitas en cada enchufe ayuda mucho.

Habitación infantil:
Lo más recomendable es que esté lo más cerca posible de nuestra habitación, con buena luz y pocos muebles. Además, aseguraos de que éstos sean estables y cumplan estrictamente todas las normas de seguridad, al igual que los juguetes y peluches. Nada tóxico.

Un kit que venden en Infanti (muy recomendable)

Y bueno, nada más importante que la vigilancia extrema. Recuerda siempre los siguiente puntos y todo estará bajo control:

1. Colocar dispositivos de seguridad en los inodoros, puertas, cajones, armarios, en las esquinas de los muebles, etc.

2. Retirar todos los objetos afilados del alcance del bebé: tijeras, pinzas, máquinas de afeitar, cuchillos, etc.

3. Mantener productos como medicamentos, cremas, cosméticos, de limpieza, fuera de la vista de los pequeños.

4. No permitir que el pequeño, durante el baño, juegue con la ducha ni con los grifos. La temperatura del agua debe ser controlada por un adulto.

5. Utilizar antideslizantes en las alfombras de la casa y en los baños, así como en bañeras.

6. Guardar los electrodomésticos (secador de pelo, máquinas de afeitar…) en armarios y alejados del agua.

7. Mantener al bebé alejado de la cocina, así como del tacho de basura y de las escaleras.

8. Al poner el bebé en la sillita de comer, no olvidar de utilizar el cinturón de seguridad.

9. Colocar cubiertas de seguridad sobre los enchufes o tomas de corriente.

10. Evitar poner muebles al lado de las ventanas, para evitar que el pequeño se asome a la ventana.

11. Supervisar y vigilar el bebé por toda la casa. Jamás lo dejes solo.

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Los 15 mesecitos

Nuestros bebés de 15 meses ya no son tan bebés como antes. Se empiezan a extrañar esos soniditos típico de los bebés cuando se están acurrucando para dormir, o cuando toman su leche con los ojitos cerrados. O simplemente cuando están en silencio mirando el mundo que los rodea con ojos de «quiero ver más». Ahora, es todo un ciudadano con DNI que camina por las calles y maneja sus carritos a la perfección. Son casi adultos bebés.

Los 15 meses se definen como siempre por algunas características que algunos bebés presentas, no todos. Recuerda que cada uno tiene su tiempo. Es solo un estimado de características que definen esta edad.

Motricidad
Descubrir, explorar y experimentar cosas nuevas son el día a día de tu hijo en este mes. Parece tener una energía inagotable, generalmente superior a la tuya. Sobre todo en las noches después del baño (todo lo contrario a lo que siempre pensé, el baño no relaja a mis bebés, los activa!). Ya puedes observar que su paso es seguro, cuando se tropieza o pierde el equilibrio trata de tirarse hacia atrás o coloca sus manitos, esto nos da una idea de mayor coordinación.

Lenguaje
Si no hablas con tu hijo, su lenguaje será limitado, por eso es importante en esta etapa que ya está más seguro para caminar, en enfocar su energía y atención hacia el lenguaje. Muéstrale figuras y di su nombre para que las repita. Pídele que te alcance juguetes. Al mirarse al espejo pregúntale «¿Quién está allí?» para que conteste su nombre. Primero repetirlo tú varias veces, puede ayudar. También es bueno que comiences a enseñarle partes del cuerpo para que vaya aprendiéndolas y preguntarle donde se encuentran. Por ejemplo: ¿Donde está la nariz? Y luego enseñársela. A los míos les encantan los ojos por ejemplo.

Juegos
Trata de aprovechar el tiempo que estas en casa para jugar con tu bebe. Recuerda que todo lo aprenderá jugando. Juega con bloques, pelotas, aros, animalitos con colores vivos. Seguramente elegirá un objeto o juguete que le guste más o al que desee tener a su lado todo el tiempo. Reconoce ese juguete u objeto para que sea el que lo acompañe en sus siestas o para ir a dormir. Este concepto es interesante: es importante la presencia de estos «elementos de contención afectiva» u «objetos de transición», se llaman así porque cuando se siente triste o solito o cuando no estas a su lado por el trabajo se aferran a este juguete. El chupón también puede ser un objeto de contención.

Conducta
Como sabe que te vas, te saludará con su manito o te mandará besos volados a su manera, si ha aprendido que siempre vuelves, lo tomará con naturalidad aunque no le guste. Si llora un poco, ten presente que cuando te hayas ido, dejará de llorar inmediatamente y se entretendrá con sus juguetes.
Tu hijo ya tiene muy claro lo que desea y lo que no. Puede resultar insistente con las cosas que quiere y lo manifestará de todas las formas posibles. Tiene que ver con la toma de conciencia de sí mismo. El NO de tu hijo demuestra que sus necesidades y deseos son distintos de los de los demás. Frecuentemente chocará con tus NO y para evitarlo, siempre utiliza la estrategia de interesarlo en otra cosa que pueda compartir contigo y esté libre de tu NO. Recuerda que en esta etapa los caprichos y los berrinches son más frecuentes y que es mucho mejor no consentirlo. Aunque te de lástima deja que comience a sentir frustraciones y enojos y que él mismo encuentre la forma de realizar cosas que estén a su alcance. Ten paciencia y recuerda que no debes gritarle. Poner límites es sólo ser inflexible ante algunas situaciones y no un desafío de poderes. Es difícil porque no somos de hierro y también nos cansamos, pero ellos no tienen la culpa, están aprendiendo a vivir en este mundo aún.

Alimentación
A la hora de comer, ALGUNOS ya puede manejar perfectamente su cuchara y el tenedor aunque a veces le resulta más divertido tirar la comida al suelo que llevarla a la boca. Es parte del aprendizaje. Siempre es útil usar baberos plásticos grandes para evitar que tengas que cambiar su ropa luego de la comida.

Sueño
Quizás todavía no duerma toda la noche o sea difícil llevarlo a dormir. Recuerda seguir rutinas de lectura o cuentos, puedes turnarte con el papá para que sea una responsabilidad compartida y un momento «especial» para el niño a solas con su mamá o su papá. Recuerda no preocuparte si utiliza chupón o un trapito como el caso de los míos.

Control médico
Si todo está en orden, los controles médicos serán cada 3 ó 4 meses. Solo chequea que sus vacunas estén en orden.

Estimulación
Es muy importante estimular el aprendizaje del bebé con sencillas actividades como nombrar las partes del cuerpo, los objetos cotidianos, los animales o las plantas. Para que su lenguaje sea correcto, es conveniente no deformar las palabras ni utilizar diminutivos.
Leer cuentos y cantar canciones al bebé estimulará su fantasía e imaginación y les irá introduciendo en el hábito de la lectura.
Para favorecer la masticación puedes darle al bebé de 15 meses galletas. Para mejorar sus movimientos puedes hacer ejercicios como jugar al escondite, pasaros la pelota o bailar.

Cuidados del bebé
¿Cómo garantizar la seguridad del niño, ahora que ya puede llegar casi a todas partes solo? Mientras no camina, es difícil que el pequeño pueda hacerse daño, pero, en cuanto empieza a gatear, cualquier objeto y lugar se puede convertir en un peligro.
¿Cómo puedes hacer que tu casa sea segura? En primer lugar, si es posible, prepara una habitación exclusivamente para él, donde pondrás todas sus cosas (cajas, cestas de juguetes, etc.), para dejarle hacer sus experimentos con total seguridad. El suelo de su habitación deberá ser liso y fácil de limpiar (no es conveniente poner alfombras ni suelos muy brillantes). La decoración deberá ser lo más sencilla posible, y sin ángulos. Las barras de la cuna no deberán estar muy separados, para evitar que el niño introduzca la cabeza y quede atrapado (qué trauma esto). Si existe una predisposición familiar a las alergias, evita los peluches, las cortinas y los edredones de pluma natural, que son receptáculos de ácaros. Protege también los enchufes y los cables que estén a la vista, que no deben obstaculizar su camino. Como precaución, puedes instalar un dispositivos de seguridad que bloquea el suministro de electricidad en caso de descarga o de cortocircuito (también es bueno instalarlo para la seguridad de toda la familia).

A ver cómo nos va en este mes pues no? Será más llevadero? Siempre y cuando no se me enfermen una vez más, todo lo podemos. Adelante!

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Y cayeron los dos… una vez más!

Varias cosas se dicen antes de ser mamá. Escuchas consejos, vivencias, tips, alguna que otra crítica y reniego, pero muy pocas veces escuchas de eso que se llama «dolor real cuando tus hijos se enferman». Y nadie, te puede contar lo que se siente por más leve que sea la enfermedad.

Tus hijos se van a enfermar, se van a caer y van a sufrir lo normal. Son seres humanos y debes entender que esas cosas van a pasar lo quieras o no. Puedes jugar a ser la mujer maravilla y la que todo lo puede evitar, pero muchas cosas no se pueden evitar como las fiebres, los dolores de estómago, los resfríos, los moquitos, los golpes por alguna travesura o cualquier aventura de caminador aprendiz. Pero lo bueno es que siempre en tus brazos, todo eso será más llevadero para ellos.

Creo que ni mi mamá me dijo cuánto me dolería ver a mis hijos enfermos. Es realmente un dolor que cansa, agota y te pone nerviosa también. En mi caso, mis temores máximos cuando uno cae es que caiga el otro, y no hay nada que me reviente más que me pregunten si ya se enfermó el otro. Tanto cuesta pensar que no es un HECHO que los dos se enfermen. Sí, es muy probable que se contagien, pero qué pasa si no? Y lo digo por experiencia, el contagio no es obligatorio. Y bueno, pensar en volver a pasar lo mismo días después de recuperado el primer bebe, cansa por anticipado.

Hoy tengo a los dos enfermos, una con fiebre por garganta y oídos y el otro por estómago malito. Virus o algo que se metieron a la boca (como todo lo que se les cruza por los ojos), es una situación máxima de estrés. Los bebes ya tienen un año pero me sigue preocupando tanto la fiebre como la primera vez que les dio cuando era apenas unos bebitos. Tengo la culpa? No, eso se llama «mamá primeriza» aprendiendo a vivir la vida con sus bebés en el mundo. Ese mundo que trata a todos por igual, bebés y adultos.

Y es que no puedo con la idea de imaginar su cuerpito batallando contra un virus que está atacando su sistema. Son tan chiquitos, y aún no me pueden explicar qué sienten para ayudarlos. Lo único que puedo hacerlo es estar a su lado y tratar que juntos pasemos estos días amargos para olvidarlos y volver a jugar y pasear como siempre.

Pero sí, los días de enfermedad son para meterlos en un cajón bajo cinco llaves y nunca más volverlos a abrir. Cómo duele no poder hacer más por ellos. Y como siempre digo cuando se enferman, cómo no pudiera robarles el mal que los ataca y sentirlo yo pero no ellos. Sería todo tan distinto.

Por lo pronto, los minutos pasan y yo desde este escritorio un poco lejos de ellos, solo cuento los minutos para volver a verlos y abrazarlos fuerte a ver si de esa manera me robo un poquito de su dolor. Todo por ellos, todo para que se sientan bien y volvamos a reírnos de nuevo. Siempre juntos…