Arrancamos el 2015

Empiezo el primer post del año un día especial, pues hace exactamente un año nos enteramos que seríamos papás. Sin saber aún que tenía dos vidas adentro mío, el amor por los dos fue creciendo desde ese seis de enero. Qué gran regalo nos trajeron los reyes magos, hasta hoy me río al recordar ese día. Tengo una vida que muchos no llamarían «vida», pero para mí es la mejor. A veces extraño momentos en los que la mayor responsabilidad era ir a trabajar al día siguiente y comprar cosas para la casa, pero no cambio ninguno de ellos por la estresante y demandante vida de una mamá. Y más de una mamá doblemente premiada.

El 2014 se fue más rápido de lo que pensé. Creo que lo viví tan intensamente que ni se sintió. Primero la espera por ver a mis bebés y luego los días con ellos. Un año de emociones sin parar, comienzos y finales, alegrías y penas, aprendizajes  y decepciones, caídas y levantadas, pero de todas, absolutamente de todas me llevo una marquita. No sería lo mismo sin esas famosas rayas al tigre.

Tengo muchos planes y proyectos para este 2015, el primero de ellos es ser la mamá que mis hijos necesitan. Ojo, no la mejor mamá para el mundo, sino la mamá que ellos merecen y necesitan, es decir la mejor mamá para ellos. Quiero que sea tal cual como dice la canción que les canto en la noche: que ellos sientan que yo me robé sus corazones y no solo ellos haberse robado el mío. Ese, junto con otros planes me llevarán al final del 2015 si Dios quiere en una canoa de oro. Necesito MÁS y sé que lo voy a lograr. A veces nos ponen piedras en el camino para probar lo fuertes que somos, y sí, creo mucho en eso que dicen que los bebes vienen con un pan bajo el brazo (y como son dos, espero que sea un baguette). Pasaron cosas que nunca pensé, pero que muy en el fondo venía venir hacia finales del año, pero no por haberme quedado sin trabajo dejaré que mi año sea etiquetado como «un año difícil», porque más que difícil fue un año soñado. Nada opaca la llegada de mis dos yemitas.

Quise hacer este post porque lo necesitaba. A veces una necesita desfogar y hablar de mil cosas a la vez para sentir que limpió. Soy de las que creen que el alma se libera cuando uno suelta la pluma y todo fluye. A mí, me funciona y me motiva. Hace una semana que no escribí y ya sentía que algo me faltaba. No es una parte más de mi historia y mi alocada vida como mamá de mellizos, pero es un post en el que recopilo, y vuelvo a vivir. Un post donde agradezco todo lo malo y lo bueno que puedo haber vivido durante los 365 días y más que acaban de pasar.

Hoy, ya tienen 5 meses y me siento feliz de que el pediatra nos haya felicitado por el gran trabajo que hacemos con ellos. Escuchar que el mismo doctor me dice que ellos están perfectos es el mejor premio. Bueno, siempre estarán los temores tontos de los biberones sin acabar, las papillas que nunca llegan (yo esperaba que para el quinto mes al menos nos den juguito de granadilla), las cacas que no salen a veces en un día, los mocos y demás; pero la evolución en sus cartillas de crecimiento ya se nota a simple vista.

Hoy, tenemos 5 meses viviendo esta loca aventura de ser papás y ellos de ser hijos. Y aunque al principio en mi «mini-depre» creía que ellos me odiaban por haberlos sacado tan pronto de su mejor casa, ahora comprendo que nada de eso es real. Todo vivía en mi mente y me hacía creer cosas ilusas sin sentido. Verlos sonreír cuando les hablo o cuando por la mañana lo primero que ven es mi cara diciéndoles: «hoooola» con un tonito bien parecido al lenguaje de los teletubbies, reírse a carcajadas cuando juntos nos vemos al espejo y les hago caras raras, estirarse después de una siesta, que se queden dormidos en mis brazos de a poquitos como si disfrutaran ese pequeño momento juntos, es lo mejor que existe en este mundo. Ver como crecen día a día comparando las primeras fotos que les tomamos, es simplemente maravilloso.

Hoy, ya tengo 5 meses de ser mamá y me aplaudo por no haberme tirado por la ventana en este tiempo. Fuera de bromas, cada mamá cumple meses al igual que sus bebes porque es como volver a nacer cuando ellos nacen. Ellos nos enseñan a la vez que nosotros les enseñamos. Y aunque parezca que los primeros meses no aprenden nada y solo pujan, reniegan y lloran, aprenden muchísimo más de lo que creemos. Su personalidad depende de sus primeros meses de vida y es gracias a nosotras que ellos pueden llegar a donde ellos mismos se lo propongan.

2015-01-04 19.11.03

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4 comentarios en “Arrancamos el 2015

  1. Alguna vez alguien me preguntó si era feliz casado y con un hijo, le respondí «No lo sé, pero ahora mi vida es más intensa y eso es una forma de felicidad».

    Por otro lado, de «tantas caídas y levantadas», de tantas rayas debes ser ahora una tigresa.

    Y nada de papillas compradas, Elmito nunca probó una compota, todas las papillas las preparó mi esposa según las indicaciones del pediatra.

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