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Algún día o él día

Hace un mes empecé un taller de escritura. En realidad hace 1 mes mi vida dio un giro de 180° porque decidí renunciar a un trabajo estable pero que no me llenaba lo suficiente y tampoco sentía que estaba aportando ni yo en él ni él en mí. De hecho, al no estar en esa situación nunca antes, el miedo me embargó pero finalmente me lancé a la piscina. Hoy, estoy haciéndome cargo de muchas cosas que por falta de tiempo no podía hacer y por fin siento que mi vida tiene un rumbo bonito, claro y con propósito: mí propósito.

Es así como vi un anuncio de un taller para escribir «como me daba la gana», literal, ese era el nombre. Entonces dije: ¿por qué no? y así cada miércoles en la noche, me encerraba 3 horas a escribir sin parar sobre mucho temas, incluso uno de los ejercicio era escribir sobre todo lo que tengamos en la cabeza, TODO hasta incluso un sincero «no sé qué escribir».

Cada ejercicio tenía un propósito: recordar una etapa de tu infancia, escribir desde el punto de vista de un animal, inventar una historia sobre un mounstruo bajo tu cama, y muchas cosas más.

Hoy, quiero compartir uno de los ejercicios, ficción o no, ya ustedes opinarán, pero es realmente mágico poder dar rienda suelta a tus pensamientos y poder plasmarlos en una hoja en blanco escuchando solo las teclas que se mueven sin parar sobre el teclado.

Aquí va, de mí para el mundo:

Una noche inolvidable

Fue una noche inolvidable para Emma porque conoció al que sería su esposo 3 años más tarde. 

Esa noche salió con Majo, su mejor amiga, a tomar unos tragos. Las dos solas porque justo ese día ambas sufrieron una decepción amorosa. Ambas habían conocido a dos chicos que aparentemente eran “los elegidos” para empezar a salir seriamente. Pero resultaron tener otras intenciones nada bonitas en ese entonces. 

Ella conoció a Majo en el trabajo. Hicieron click al toque, y es que ninguna cree en las coincidencias y el primer día que se cruzaron en el trabajo descubrieron que estudiaron lo mismo, empezaron el mismo día a trabajar en Arcos Dorados, tenían una pareja hace más de 5 años y por si fuera poco, cumplían años el mismo día: el 31 de mayo.

Dos meses después de conocerse, terminaron con sus parejas y entraron en depresión juntas. Es ahí donde prometieron acompañarse por el resto de sus vidas. 

-Vamonos solas por un trago.

-Sí! y si se nos acerca alguien lo votamos. 

-Fuera huevón. No necesitamos a nadie!

Fue así como agarraron las llaves del carro y empezaron la aventura. 

El destino sería, Dolce Vita, un bar de Miraflores del que ahora solo quedan ruinas porque ya no existe. Era cálido, buena música y tenía una barra muy cómoda para sentarse y conversar por horas. Se pidieron dos pisco sours y listo. La noche estaba escrita, o al menos eso pensaron. 

Pasaron unos minutos y sienten que alguien se les acerca por el lado derecho:

-Hola, ¿me prestas encendedor?

Ambas blanquearon los ojos y pensaron que el tipo solo quería meterles letra y empezar su floro cochino y barato. 

-Toma, y quédatelo si quieres. Tengo dos – Menciona Majo

El chico se fue con su amigo y no pasaron ni dos minutos para que Emma comentara: 

-Oye, ese otro chico me parece conocido. Creo que estudió el curso de licenciatura conmigo en la universidad. 

Ya no empieces ah! Dijimos que nada de hombres – Dijo Majo.

Luego de una media hora se acercó el mismo sujeto y dijo con voz de seductor: 

-Toma gracias. Déjenme invitarles un trago por la molestia al menos. 

Ambas se miraron, y se acordaron que solo habían llevado 20 soles cada una en la billetera. Misias pero bien contentas siempre. 

Se codeaban para ver qué hacer como si la telepatía fuera fácil, cuando una le dijo a la otra al oído “no tenemos plata, unito y ya, los expectoramos”.

Así, pasaron algunas horas y ya conocían más de sus vidas: Eduardo, el chico tímido, estudió administración y tenía 5 años más que ellas; mientras Braulio, el seductor macho latino con pelo en pecho, era algo parecido a Wicho Dominguez. 

Conversaron mucho más, se rieron y hasta bailaron en la calle porque el bar cerraba y aún no se acababa la botella de pisco. 

Quién diría que el amigo seductor saldría por 9 meses con Majo; y Emma, tres años más tarde se casaría con el amigo más tímido, que justo en esa noche reveló que tenía enamorada. No estaba soltero como al principio parecía. 

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Real? o Ficción?

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Las mil comparaciones nunca faltan

Muchas veces comenté que no es bueno comparar entre los hijos. Pero a veces es inevitable que lo hagamos. No de manera negativa, claro está, pero si tienes dos hijos, que nacieron a la vez y desde el día «cero» comparaste tallas, pesos, y demás… es más difícil aún.

Me acuerdo que desde que estaban en la panza, yo tenía miedo del síndrome de transfusión fetofetal o el del gemelo evanescente….

  1. El síndrome de transfusión fetofetal («TTTS», por sus siglas en inglés) es un trastorno de la placenta que se desarrolla solo en gemelos monocigóticos que comparten la placenta. Los vasos sanguíneos se conectan dentro de la placenta y desvían la sangre desde un feto hacia el otro. Se produce en alrededor del 10 % de los gemelos que comparten la placenta.
  2. Se trata de la pérdida de uno o más fetos durante las primeras fases del embarazo que, de haber seguido su curso con normalidad y haberse gestado con el otro u otros bebés, habría sido un hermano gemelo. Se calcula que uno de cada ocho embarazos simples (de un solo bebé) es realmente un embarazo múltiple en el que un feto acaba desapareciendo en el útero.

Sé que suena a locura mega máxima de la vida, pero creo que todas las mamás primerizas me van a entender. Tal vez no solo primerizas, sino las «segundizas y tercerizas» también, ESE MIEDO SIEMPRE ESTARÁ PRESENTE. Y es que con nuestros hijos, siempre habrá ese deseo loco y supremo que este TODO bien, para siempre. Pero sabemos que es imposible. Entonces, continuando con la historia, los mellis nacieron un poco en medio de una locura, y para hacer la historia corta (la larga ya está en otro post) tuve mi cita de seguimiento de 34 semanas, los latidos de Naelle estaban bajos, dos vueltas de cordón en el cuello, mi vesícula estaba en la espalda, y tuvieron que nacer así, violento. Y ahí vino la primera diferencia: Marcel pesó 450 gr. más que Naelle, ambos eran chiquitos pero Naelle mucho mucho más. De ahí empezaron las comparaciones de cuantas onzas tomaba cada uno, las veces que hacían caca, cómo era su caca (cuando son bebés todo es caca y leche… ok). Luego la gateadera, la sentadera solitos, la volteada completa, y mucho más.

A pesar que entendía que cada bebé tiene su tiempo, era imposible no verlos a los dos y pensar que el que iba «un poco más lento» tenía algún problema, doctor al teléfono y mamá cacheteándome para que me deje de cosas de una vez por todas. Traté, taré de hacerlo mucho mucho tiempo, pero en el fondo el problema real empezó cuando Marcel lloraba por todo, todo el día y a toda hora, algo le pasaba y yo sentía que algo debía hacer. Naelle reía y jugueteaba y Marcel quería que lo mesan para estar un poco tranquilo y ni cuando tomaba leche estaba tranquilo. Visité a varios doctores luego de que mi pediatra casi casi me mandó medicación a mí. Pero cuando empezó a hacer popó suelta y hasta con unos hilitos rojos ya me empezaron a escuchar (la gente incrédula al corazón que todo lo siente de una mamá asustada). Después de varios análisis y visitas al gastro, el mejor del Perú, Marcel fue diagnosticado con Alergia a la Proteína de Leche de Vaca (también está en otro post) pero aquí un resumen de lo que es:

La alergia a la leche de vaca (APLV) es la alergia alimentaria más común en lactantes y niños pequeños, entre un 2% y un 5% de todos los niños padecen esta afección. Se trata de una reacción exagerada del sistema inmunitario ante una o más proteínas que contiene la leche de vaca. La proteína de la leche de vaca suele ser uno de los primeros alimentos complementarios introducidos en la alimentación del lactante y se suele consumir durante toda la infancia como parte de una dieta equilibrada.

Luego de eso, ya pasada la alergia después del primer añito, empezaron las rabietas desmesuradas. Creíamos que se había quedado un poco alterado con todo lo de la alergia, pero muy en el fondo yo sabía que no se trataba de eso. Fui donde una psicóloga, a un neurólogo y todos me decían que era muy pequeño para hacer algún diagnóstico. La conclusión fue que era un niño altamente sensorial y sería muy bueno empezar terapias. ¿Saben qué es un niño sensorial?

Algunos niños parecen tener problemas para manejar la información que reciben sus sentidos: cosas como sonido, tacto, gusto, vista y olor. También hay otros dos sentidos menos conocidos que pueden ser afectados: el primero es un sentido de conciencia corporal, mientras que el segundo implica movimiento, equilibrio y coordinación. Además, los niños con problemas sensoriales pueden ser hipersensibles a la estimulación, poco sensible a la estimulación, o ambos.

Empezamos terapias y mejoró, pero cuando empezamos el nido y ya para el tercer año de nido me comentaron que una evaluación de lenguaje sería un complemento. Él hablaba SUPER bien, y TODO. Es más, ya hasta me hacía pensar cosas porque sabía de la A a la Z con solo 2 años, contaba hasta el 100 y para la sorpresa de muchos, ya había empezado a leer. Hoy, a los 5 años lee cuentos. Es increíble.

El resultado de esa evaluación fue que teníamos que reforzar la parte pragmática de mi chino.

Cuando hablamos de dificultad pragmática del lenguaje nos referimos a los problemas que los individuos tienen en el uso del lenguaje con fines comunicativos. En las aulas, se observa que muchos niños no hablan, es decir, que les cuesta emplear el lenguaje como instrumento para relacionarse con los demás y para formular preguntas, peticiones y aclaraciones sobre el contenido que se imparte en la clase. Habitualmente, los niños con dificultades pragmáticas también presentan problemas en otros componentes del lenguaje, especialmente en el morfosintáctico. En cualquier caso, lo que interesa es establecer si hay algún tipo de relación entre la dificultad del lenguaje en general y la dificultad pragmática en particular (Acosta y Moreno, 2001).

Ya tenemos dos años en terapia de lenguaje. Yo siento que mi chino mejora mucho en ese lenguaje comunicativo que le faltaba, crea historias, inventa cuentos, juega lindo y es el más cariñoso de todos. Pero ahora, mi instinto me dice que ha llegado el momento de hacer esa última prueba que me falta para confirmar un diagnóstico al que le huyo hace mucho tiempo. Sé que es un niño único en el mundo, ahora ya no comparo, y por eso es que me freno a hacerle esa prueba, no sé si quiera etiquetarlo, porque al fin y al cabo eso sería nada más, una simple etiqueta. Pero también, al tener esa respuesta podría ayudarlo a ver cómo enfrentar la vida como viene. Pues esa misma vida no es tan linda y color de arco iris como es para él a sus 5 años. Cuando tenga 12, 15 o 20 será distinta.

…pero lo diré… quise escribir esto hace mucho tiempo, y no sabía cómo hacerlo porque la verdad es que tengo miedo. Todos los caminos conducen a lo mismo, al parecer mi chino tendría Asperger, pero de alto funcionamiento, una vez me dijeron que sería casi casi como un niño «savant» (o sabio como se le conoce normalmente). Pues  tiene todas las características para pensarlo, tiene facilidad para aprender idiomas, ama las matemáticas y es un capo con los cálculos, se sabe fechas de todo, tiene memoria fotográfica increíble (yo no entiendo como se puede saber las placas de los carros de mis hermanas, cuñados, sobrinos, etc), tiene facilidad para las artes como la música por ejemplo (toca piano, y canciones que aprendió con solo ver a su profesor un par de veces), y podría detallar mil cosas más.

Marcel a solo 3 días de nacido

Y la verdad de todo, es que si tiene o no tiene, no es lo importante, lo importante como ya lo dije, es que hay que saber cómo nos enfrentaremos al mundo de mañana, juntos. Porque con o sin esa etiqueta, siempre será el regalo más lindo que me mandaron del cielo junto con Naelle, y lo mejor de todo es que saldrá adelante poniéndonos en cualquier caso y escenario.

Así que, pronto más detalles sobre este y otros temas que me super interesan. He leído mucho, así que hay HARTO que contar.

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El regreso de mamá de doble yema

Siempre quise tener actualizado mi blog. Cuando empecé a escribir, hace ya casi 10 años en mi primer lugar especial llamado «hasta en el último rincón», escribía todo dedicado a mi papá. Todo en relación a él, a su vida y a todo lo que me enseñó en este mundo en el que coincidimos por 24 felices años. Ahora que lo leo, siento cada palabra, y qué rico se sentía liberar escribiendo… pero un día, después de algunos años de escribir, me dijeron que si quería ser mamá, tenía que dejar de ser hija, y dejar volar a mi papá prometiendo siempre que el recuerdo permanecería vivo en mi corazón, como lo tengo y lo tendré para siempre. Y así fue, dejé de escribir tan seguido, hasta que mi vida cambió por completo con ese par de chinitos que empezaron a crecer en mi panza.

Los que me conocen podrán decir que cuando quise ser mamá, tan grande era ese sueño que todo lo demás pasó a segundo plano, incluso mi mente me jugó un poco en contra porque a pesar de no tener ningún problema hormonal ni físico, no podía quedar embarazada. Confieso que mi mundo se venía abajo con cada calendario marcado en rojo, empecé a pensar que terminaría adoptando a un niño pero me dolía el alma de solo pensar que no podía cumplir mi sueño. Luego conocí a un doctor, que me ayudó mucho a entender que nada malo me pasaba y que como sea podría ser mamá, entonces le pedí que lo hiciera realidad YA! Si era posible, salía embarazada ese mismo día de su consultorio, pero todo tenía un proceso. Me advirtió que no me podía decir si saldría 1, 2 o 3 bebés pero yo tomé el riesgo. «Eres loca», me decía… estaba en lo cierto… pero por fin estaba cerquita de ser mamá. Esta historia la he contado con puntos y comas en mis primeros post’s. Los he vuelto a leer y la emoción que siento al leerlos, no ha cambiado nada.

Desde el día 1 que me enteré que sería mamá, aun no de mellizos, prometí contarle a todos lo que sentía, compartir mis experiencias y ayudar a más personas que pasan por lo mismo pero por miedo, vergüenza o mil cosas más, no levantan la mano y piden ayuda para poder cumplir su sueño de ser mamá. Por eso, cuando ya los bebes llegaron al mundo, con un poco más de «ubicación en el espacio y tiempo» de mi nueva versión como madre de dos, empecé un nuevo blog dejando atrás el de mi papá. Escribía mucho, me gustaba conocer a más mujeres guerreras que lucharon con sus hijos para salir de la prematuridad, contar de manera graciosa algunas «desgracias» que le pasan a cualquier primeriza, era lindo, inspirador y divertido. Pero luego vino la falta de tiempo por el trabajo, el día a día y el estrés de la vida. Y empecé a escribir más espaciado. Ya no eran 3 post’s a la semana, sino 2 al mes, hasta que llegué a 1 al mes y luego nada… ahora que quiero regresar, tengo tantas ganas de escribir y contar todo lo que hemos pasado, que no sé cómo ordenar mi cabeza.

Lo bueno es que nunca es tarde para volver a hacer lo que nos hace felices. A pesar de no tener tiempo, de que las horas del día nunca alcancen para hacer todo lo de la lista y que el trabajo y el ritmo de hoy no nos dejen hacer muchísimas cosas que nos llenan el alma y el corazón, todavía es posible encontrar espacios para respirar y regresar. De a poquitos, así se pueden dar pasos más grandes.

Ahora que ya tenemos 5 años melliceros, tenemos mucho más por contar, cosas que compartir y cosas que aprender también. Y lo mejor de todo, es que ya lo decidí y aquí estoy. Regresando con el corazón en los dedos para escribir lo que quiere contar mi alma de mamá de doble yema.

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Pasito a pasito; palabra por palabra

Hace muchos días que quiero abrir mi blog, poner los dedos en el teclado y simplemente escribir. Pero de buenas a primeras, mis días parecen haberse reducido un porcentaje considerable si los comparamos con la longitud que tenían hace un tiempo. No sé si será el estrés, el trabajo, el frío, ya no sé qué más puede estar influyendo, pero al menos hoy quise despertarme, abrir la compu, y soltar. Digo soltar porque siempre para mí, escribir es como si botara todo lo acumulado. Eso que tienes guardad y no sabes a veces como expresarlo en palabras. A veces el ponerlo por escrito es más fácil y aunque algunos lean con «tonos» y le pongan «condimento» a lo que leen, en realidad es el lenguaje más neutral que puede existir. Entonces, aquí vamos.

Empezó junio, un mes complicado porque el título del mes es: DÍA DE PADRE, y hace algunos años no es la fecha más feliz de mi vida. Peo así como están esos detalles, también están los que te llenan de emoción y te alegran hasta el día más gris de todos. Marcel volvió a sus terapias de lenguaje (sí, a pesar que hable perfectamente, para llevar una terapia se evalúan otros aspectos). Pues, la terapia de lenguaje no siempre se recomienda SOLO cuando el niño «no habla», sino, como en el caso de Marcel, se debe llevar cuando el lenguaje solo se desarrolla de un lado funcional y no pragmático, cuando le falta esa parte «improvisada» de toda conversación, cuando se tiene ecolalias, o tal vez fijaciones en temas que solo a él le apasionan y le interesan en extremo (los números, series y secuencias, en el caso de mi chino). Entonces, empezó con sus terapias y en solo 4 semanas el avance ha sido increíble. ¿Como? Solamente dejando volar su imaginación, creando, y sobre todo CONFIANDO.

Escribo sobre esto porque me ha costado mucho aceptar y entender el ritmo de Marcel. Tengo dos hijos, de la misma edad y por ende tengo la ERRADA idea de que deberían evolucionar al mismo ritmo, pero no. No hay nada más falso que eso, porque cada uno es un mundo totalmente individual e independiente, con gustos y preferencias diferentes, con formas de pensar únicas, con personalidades distintas, y sobre todo, con formas de ser y crecer totalmente diferentes.

Hasta hace unos meses podía decir que Marcel era un niño al que le costaba entablar conversaciones, mirar a los ojos y contar historias inventadas por él mismo. Hoy me doy cuenta que todo es cuestión de paciencia y dejarlo a su propia velocidad. Es un niño con muchísimo potencial, inteligente, crariñoso, hábil e incluso ahora puedo decir que tiene una creatividad enorme (que era lo que más queríamos potenciar).

Ayer fue su 4ta semana de terapia, y suele luego de una sesión la profesora me escribe un mensaje al celular, y el de ayer simplemente me hizo llorar de alegría:

Hola Marité! Marcel se acaba de ir, cómo me ha hecho reír hoy día. Primero le hice acordar todas las canciones que canta en las mañana y se acordó, eso está muy bien. Porque está evocando lo que hace durante las mañanas, me cantaba una parte de la canción y yo se la ponía. Me parece genial que ya pueda evocar porque a partir de eso me puede contar que ha hecho durante el día o los fines de semana. Después pintamos un palito y yo a un palito le hice una cara y el le dibujo encima y me dijo «tu cara se desarmó», con una cara de pícaro que casi me lo como a besos y le dije «y quién desarmo mi cara» y me contestó «Marcel!! Riéndose un montón» después ya para salir al otro salón por más materiales le dije que tenía que recoger lo que ya habíamos usado y me dijo «ayúdame miss Ximena»….un súper trome ha estado hoy!! Me ha hecho reír demasiado!! También hicimos voces! Luego agarró dos estrellitas y dijo que eran Marcel y Nelle. 

Tal vez no sea algo WOOOOW para muchos, pero para mi esto es una GRAN EVOLUCIÓN porque él solito está avanzando. Hoy cuando le pregunto qué tal en el nido, me cuenta lo que hizo, me habla de sus amigos, me cuenta qué quiere hace el fin de semana y hasta me cuenta algunos cuentos que solo pueden salir de la cabeza de un niño de casi 4 años. Yo todavía no tengo muy claro cómo será cuando vaya al colegio de «grandes» como me dicen ellos, pero lo único que sí puedo afirmar, es que sea lo que sea que necesite para seguir ayudándolo a crecer, lo haré cueste lo que cueste.

Seguimos avanzando, y ya tenemos 3 años 9 meses de aprendizaje…. aún nos falta mucho por recorrer.

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Mi chino y sus 4 puntos

Desde hace algunas semanas tengo en el aire (como flotando) muchas cosas que me definen como persona. Ese tipo de cosas que si no haces en un día te hacen tanta falta que casi casi puedes sentir como si te faltara el aire para respirar. Pero mi cerebro entiende, muy en el fondo, que no todo se puede hacer aunque mi alma de «mujer maravilla», como me dijeron hace poco, lo crea posible. Dejé muchos post’s en borradores mentales, fotos en el carrete de mi celular, mensajes sin responder, saludos sin enviar, abrazos sin entregar, buenas vibras sin transmitir y por si fuera poco… dejé palabras sin decir. Sea por falta de tiempo, valor, ánimo o lo que sea, no las dije, pero el tiempo pasa y hoy ya no es lo mismo que ayer, pero nunca es tarde para contar lo que el corazón muchas veces guarda en silencio.

Siempre he hablado de lo difícil que es para mí trabajar fuera de mi casa. Despertarme cuando aún es de noche y hacer todo en «mute» para que los mellis no se despierten y casi ni se den cuenta que ya me fui a trabajar. Que los hace más independientes, sí; que los hace más fuertes, sí; que les enseña el valor del esfuerzo por tener lo que tienen, sí; que se me estruja el corazón con cada aviso de caída, golpe o accidente conmigo lejos de ellos, también. Todo eso y muchas cosas más podría decir de las ventajas y no tan ventajas de una mamá que trabaja en oficina. Hoy que ya tienen 3 años de hecho es mucho más sencillo que antes, y aunque entienden que me voy al trabajo, hay días difíciles que se despiden con un un «mamá no te vayas» y un puchero seguido de esos ojos llenos de lágrimas que a cualquiera pueden matar de un puntazo directo al corazón. Y es por eso que trato de irme siempre cuando están dormidos. Me acerco a su cama, beso en la frente, señal de la cruz pidiéndole a Dios que los cuide y los proteja mientras yo esté lejos (y cuando esté cerca también obviamente), y me voy. Pero el martes que pasó fue diferente.

Ese día me hizo replantear una vez más el momento en el que me encuentro HOY, y las dudas vinieron una detrás de otra a tomar posición y en un estado de ataque máximo como nunca antes las había visto. Estuve hasta tarde avanzando algunas cosas en la oficina, a veces el día no alcanza y hay que extender las horas de trabajo un poco más y como en anteriores oportunidades ya había pasado que mi mamá (como es algo nerviosa) me llama para decirme algo de los bebes (que tienen fiebre, o se han golpeado, o lo que sea) a veces le pone un tono extra «picante» a su voz y yo ya me voy hasta júpiter del estrés, muero y resucito en un segundo; entonces decidieron no avisarme nada en esa oportunidad. Yo solo leí un mensaje inocente de mi sobrina, que seguro pensó que yo estaba con Marcel en el que decía «Marité, cómo sigue Marcel, ya salió de la clínica?». Creo que el pánico que sentí fue TAN grande que pude notar el cambio de temperatura de mi sangre tal cual. Me puse hirviendo en un segundo, y no hice más que agarrar mi cartera, meter TODAS mis cosas cerrar mi computadora mientras a la vez iba llamando a mi mamá para que me explique QUÉ ERA LO QUE ESTABA PASANDO!

Resulta que el chino había estado dando vueltas alrededor de sus cuentos como le gusta hacer y de pronto se dio en la esquina de la cómoda justo en medio de la frente. Donde más sangra la cara, donde todo parece ser más delicado, y donde exactamente parece ser la MITAD de su frente. Mi hermana, que vive cerquísima y siempre está dispuesta a ayudar en este tipo de cosas porque es la que más paciencia tiene, fue corriendo a ayudar a mi mami y decidieron llevarlo a la clínica porque para ella, necesitaba un punto porque parecía algo profundo el corte. Felizmente, Marcel estaba tranquilo y sin llorar. Llegaron a la clínica y el doctor decidió ponerle 4 puntos, fue en ese instante que yo llamé y casi me muero. Yo en San Isidro, ellos en La Molina en hora punta, simplemente me quería morir. Iban a pinchar a mi bebé y no estaría con su mamá agarrándole la mano para darle fuerzas, para decirle que todo estaría bien. Qué mala mamá me sentí en ese preciso momento. La peor de todas, puedo jurarlo.

Llegué como si no hubiera habido tráfico, creo que los carros se abrieron para mí, o simplemente iba tan rápido que nadie quería cruzarse con la loca del carro negro, esa creo que es la más factible realmente. Y ahí estaba mi chino, con su parche en la frente y los ojitos llorosos que le brillaron cuando me vieron a lo lejos: MAMÁAAA! Dijo, con emoción señalando su herida de guerra. Lo cargué y traté de no llorar pero fue imposible. Mi hermana me dijo que solo lloró con la anestesia, de hecho él se había quedado dormido y de la nada le clavaron la aguja directo en la herida y el pobre se traumatizó para que den las 4 puntadas. Mi chino valiente, la pasó solito sin su mamá. Ahora tiene una marca en la frente que espero le recuerde que siempre debe tener cuidado en todo momento.

En una semana le sacan los puntos y ahí estaré para darle la manito (el meñique como él me pide) para darle fuerzas y aguantar el dolor. Aunque lo más difícil ya pasó. Y estuvo solito, sin su mamá.

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¿Por qué con ella?

Buscando en mis recuerdos, y en las miles de historias y experiencias que tengo para contar, me encontré con algo raro pero lindo. Un ejercicio que deja un gran mensaje y lo mejor de todo, es que se puede hacer en cualquier momento, o lugar. Sobretodo, después de un día un poco difícil en el que las cosas no salieron como esperabas y el cielo no se abrió para ti como otros días.

Cuántas veces nos la hemos desquitado con «ella»; cuántos gritos, malas caras, críticas y hasta rechazos y mandadas a la misma mierda nos ha aguantado «ella»? Cómo es que no dudamos ni un segundo en decirle las cosas sin filtro sin temor a herir sus sentimientos o a sonar duras y sin corazón? Por qué con ella, todo parece más sensible y más nos provoca seguir y seguir diciendo una por una «sus verdades».

¿Cuál es la verdadera razón por la que seríamos así de crueles con esa persona que nos encontramos cada vez que nos miramos al espejo? Estoy segura que jamás en la vida le diríamos cosas de ese calibre a una amiga, a una hermana, a nuestras mamás, creo que ni siquiera a una desconocida. ¿Ejemplos? Yo no podría decirle a nadie «qué mala madre eres. Te vas a trabajar todo el día y en la noche a veces solo quieres salir con amigas, o leer, o ver una película». Menos aún le diría a alguien «crees que eres buena persona, pero en realidad eres una persona débil, y por eso te dicen que eres buena». Simplemente, no me imagino diciéndole esas cosas a nadie.

Y aquí viene lo bonito de esto, agarra una foto tuya de niña, mírala y dile a esa niña todo lo que le dices a quien te acompaña en el espejo: que será una mala madre, floja, que solo va a renegar y renegar, que nadie la aguantará, que puede ser que se quede sola, que no hará nada bien, y todo lo que se te venga en gana.
¿Puedes?
¿Quieres?

¿Difícil no? Apunta hacia ella, mírala a los ojos y dile TOOOOODO lo que en realidad sientes. Estoy segura que estaba escondida, ahora la ya la tienes aquí, delante tuyo. Y la pregunta cambia: ¿Por qué somos tan crueles con nosotras mismas? Yo, no lo sé. Pero en este momento, solo me abrazo y prometo hacer las paces con la del espejo.

marite1

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Operación DES conexión

Desde hace un tiempo se vienen escuchando cosas sobre los daños que causan los dispositivos electrónicos en la gente. Si hacemos énfasis en lo que causa en los niños, es aún más preocupante. Circulan videos, audios, notas en medios sobre los peligros y descubrimientos nefastos que conlleva el uso de celulares, tablets, computadoras, antenas de wifi, etc, y la verdad, no los he visto todos porque esas cosas me trauman. Y la verdad es que todo en esta vida hace daño y la solución sería mudarnos a una cueva y volvernos hombres de las cavernas para vivir por más tiempo.

Pero si de mejorar la salud de mis hijos se trata, y contribuir a un mejor desarrollo de su cerebro aún en formación, pues bienvenidos los consejos. Entonces, la pregunta fue, ¿qué puedo quitar de su rutina, o mejorar para poder contribuir a este objetivo? NO puedo destruir la antena que hace un año pusieron en el parque frente a mi casa (aunque ganas no me faltaron cuando la estaban colocando, hasta firma de vecinos hicimos pero nada pudo con la GRAN CORPORACIÓN detrás de esto), pero sí puedo reemplazar el uso de las tablets a la hora de la comida por algo más sano y divertido. Paso a paso fuimos quitando esta mala manía adquirida hace unos meses.

Todo empezó cuando no querían comer, y se aburrían al toque, la solución fue el mágico YouTube primero desde mi Tablet para los dos al centro de la mesa. De hecho era una batalla campal para elegir EL dibujo que querían ver, pero luego, las ofertas llegaron y compramos dos mini tablets, una para cada uno y que no hayan peleas. Santo remedio, todo era paz a la hora de la comida. Salvo que notamos que no se concentraban mucho en comer, y lo hacían más lento, pero ahí íbamos. Confieso que nunca me gustó del todo esta modalidad, pero era lo más sencillo, y me resultó cómodo. Un día una de las tablets se malogró y fue como un empujón a tomar la decisión del cambio.

Optamos por los cuentos. Realmente fue, y sigue siendo un momento mágico la hora de la comida con cuentos. Teníamos algunos y primero usamos esos, pedían que les cuente cuentos mientras comían, y como es un poco difícil leerlos, me inventaba a veces las historia por las imágenes que íbamos viendo, y ellos felices. Tanto que he llegado a contar el mismo cuento ya 4 veces seguidas porque les gustó tanto que al final dicen «otra vez»! Siento una gran emoción porque es un GRAN hábito y además, una meta que logramos en poco tiempo. Pensé que nunca se DES acostumbrarían a comer sin videos! Y era una pesadilla porque en el fondo NUNCA me gustó del todo hacerlo. Confieso que a veces en algún restaurante sí les he dado mi celular para que estén un rato tranquilos, sino es UN CAOS.

En estas semanas he ido comprando libros y cuentos en ofertas en Crisol por ejemplo, y también en Wong y Tottus, hay cuentos muy lindo a S/.14 o algunos un poco más de S/. 18 pero super didácticos. La idea es tener variedad para que ellos mismo elijan a la hora de comer y agarren el gusto por la lectura.

Compré estos libros con lenguetas para jalar y pestañas movibles en Crisol

Estos están de oferta en Crisol!

Este pack de libros viene en maletita y hay de distintos personajes

Este tipo de libros vienen con texturas para que ellos mismos experimenten

Estos libros están cerca de S/. 7 en Wong!

Los libros de las hermanas Paz son lindos y tienen muchas enseñanzas

Obviamente esto es como quitarle un balde de arena a la playa, porque estamos plagados de dispositivos y redes inalámbricas y antenas, y miles de cosas más que finalmente nos pueden estar haciendo un daño silencioso sin que nadie lo note, pero al menos algo es algo. Además, estoy cargando mi celular AFUERA de nuestro cuarto y apagado; en las noches cuando ya todos duermen, apago el wifi hasta el día siguiente y tratamos de calentar todo en la cocina para no usar el microondas que ese sí creo que es un aniquilador de los más aniquiladores.

En fin, algo es algo y si todos nos ponemos en el plan «por una vida menos electrónica» creo que estaremos haciendo un GRAN aporte a nuestros niños. Para que mañana no todo sea tecnológico y cada vez volvamos a lo que antes estuvo de moda.

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Personajes de cuento

Recuerdo que en una conversación entre amigas salió ese término, se quedó grabado en mi memoria porque simplemente existen muchos y de todas las edades. ¿Alguna vez han escuchado sobre los «constantes inconformes»? Me gusta llamarlos así porque es una forma más sutil y “graciosa” de referirnos a ellos. Son personas que siempre tienen una pregunta escondida bajo la manga. Y justamente les digo así porque parecen nunca estar conformes con nada.

Imagen relacionada

Si estamos con pareja desde hace un tiempo ya, la pregunta clásica es: ¿… y cuándo te casas? Cuando ya nos casamos, la pregunta cambia a: ¿… y para cuando los hijos? Y cuando ya tenemos un hijo, viene el famoso: ¿… y para cuando el segundo?

Yo la verdad que estoy TAN acostumbrada a ese tipo de preguntas que ya hasta me da risa. Pues incluso cuando estaba embarazada las preguntas eran más o menos así: ¿… y ahí nomás te quedas? ¿… y has pensado en un tercero? ¿… cómo harás si quieres tener uno más?

Al inicio confieso que era un poco incómodo porque aún ni había dado a luz y ya todas esas preguntas me caían como petardos por donde sea que fuera. Además de las clásicas preguntas sobre cómo es que esperaba mellizos: si habían sido por tratamiento, si tenía familiares con mellizos o gemelos, si había intentado por mucho tiempo, y muchas cosas más. Pero esas clásicas preguntas son motivo de otro post, porque aquí el tema son los constantes inconformes.

El truco en ver a estos personajes de manera positiva (sin que se nos cruce un pensamiento fugaz de aniquilamiento extremo instantáneo) es verlo todo de manera chistosa. Podemos responder a cada una de las clásicas preguntas con cosas «graciosas» (por no decir cagonas) para que poco a poco estas personas se den cuenta que ya sus preguntas son en extremo a veces un tanto redundantes, aburridas, pesadas, inoportunas y más. Como por ejemplo, si preguntan por los hijos cuando te has casado ayer: “Pienso seguir de luna de miel hasta que se me acabe la plata, ahí ya te pido prestado para poder tener hijos pues! Es una gran idea!”. Y esto queda incluso mejor si las preguntas vienen de la misma persona reiteradas veces. Respuesta con clase!

Y algo que tenemos que tener súper en cuenta es que estas preguntas no son para nada “malas” ni para querer hacernos algún daño. A veces la gente es curiosa, o simplemente quiere hacer un tema de conversación y no sabe cómo empezar. Por eso, hay que ponernos siempre en el lugar del otro antes de juzgar. Pero si por casualidad nos agarran en #ModoHulk, perdieron. Por otro lado, las personas no conocemos por completo todo lo que pasan los demás, y qué tal si la persona a la que preguntamos cuándo tendrá hijos, ya está intentando hace tiempo y aún no lo logra. Puede pasar mucho en la vida de alguien, por eso lo mejor es ver todo de manera positiva y si no nos cuentan en qué andan en su vida, pues conformarnos con lo que nos cuentan. Y todos lindos y felices.

No nos adelantemos y pensemos que hay gente mala vibra que pregunta con alguna intención. No siempre es así. Todos tenemos el bichito chismoson, es verdad, así que a pensar bien antes de hablar y responder con clase para reírnos todos.

Así que bueno, y tú… ¿¿¿ya sabes si vas a tener más hijos???
😉

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Sentimientos de una mamá de 3 años

Hoy es un día especial porque por fin, luego de 3 largas semanas puedo sentarme a escribir tranquila en mi blog. Con una taza de café al lado, sin bulla y sin desorden, miro mi computadora y pienso en ellos. Y es que así somos las mamás, con sentimientos cruzados y contrariedades de la vida. Tanto quise que llegara el primer día de nido luego de las vacaciones, que ahora solo miro el reloj para ir a recogerlos lo más pronto posible. Ay las mamás.

Agosto es un mes lindo, el más bonito de todo el año realmente. Celebro la llegada de mis hijos al mundo con una gran emoción y una vez más, con sentimientos encontrados, me da la llorona días antes y días después del evento. Y no es porque sea de esas mamis que lloran porque sus hijos se hacen grandes e imaginan el día que se gradúen de la universidad y se vayan a vivir solos cuando solo han cumplido 3 años. Sino, creo que me siento demasiado sensible y emocionada en extremos por el simple hecho que cumplir un año más juntos. Un año más de celebrar la vida de mis 2 creaciones perfectas para mí. Un año más de retos cumplidos y escalones superados. Un año más de paciencia, creatividad, malabarismo, atención, cuidado, protección, preocupación, y mucho más. Es como llegar a una mini meta dentro de una gran meta que es su vida misma. Eso, me emociona mucho porque nunca creí que me dieran esa bendición tan grande de ser una mamá de mellizos. Y el hecho de cumplir un año más, con una sonrisa en sus caritas, es que debo estar haciendo algo bien.

Recuerdo que hace 3 años fui a la clínica solo por mi control de las 34 semanas. Mi corazón me decía que algo no estaba saliendo como yo pensaba (imaginaba llegar por lo menos a la semana 38 porque le tenía TERROR a la prematuridad), pero no lo escuché y seguí pensando así. Cómo me molestaba cuando la gente me decía «no llegas ni a la 36 te apuesto», me dolía un poco de verdad, porque era una de esas frases que uno prefiere guardar en el último cajón de sus necesidades porque no suman, solo desmotivan y desestabilizan. Pero así fue, no llegué ni a la 36, ni a la 35… ese mismo día de mi control, me operaron. Los bebes ya habían ocupado todo el espacio existente en mi cuerpo, tanto así que tenía la vesícula casi en la espalda, debajo de la axila. Y la frase que lo cambió todo fue la que me dijo el doctor al terminar la ecografía: «Listo, en dos horas conocerás a tus bebés». 

Me quedé helada por unos segundos, sin reacción, solo miraba a Lalo y las lágrimas salían de mis ojos. Tantas preguntas, pensamientos y dudas juntas me dejaron congelada. ¿Cuánto iban a pesar? ¿Cómo iban a estar? ¿Necesitarían incubadora? ¿Y si no tengo leche para ellos? ¿Si ellos aún no estaban preparados? ¿Estaba yo preparada? ¿Mi maletín? ¿El cordón umbilical? ¿El cuarto de la casa? ¿Mi mamá? De pronto empezó a suceder. Mi mamá me trajo el maletín, aún sin preparar y yo entré a un cuarto para que empezaran a prepararme y el tiempo corrió demasiado rápido.

Dieron las 2 de la tarde y entré a la sala. Me despedí de mi mamá y le dije a Lalo, «te veo adentro». Nunca imaginé que me tocaría recibir a mis bebé a mi sola, sin su papá a mi lado. Pero así fue, luego ya el doctor nos contó que al ser un parto de emergencia y múltiple, yo perdería mucha sangre y los bebes nacerían pequeños, que podía ser una impresión muy fuerte para el padre y no podría atender a dos adultos a la vez (a la que estaba pariendo y al desmayado). Gracias a Dios, tengo un ángel en el cielo (mi papá) quien estoy segura que me acompañó todo el tiempo. Y estoy segura porque en un momento, cuando entendí que Lalo no entraría cuando sentí el primer corte, cerré los ojos y le pedí a mi papá que me diera la mano. En ese momento sentí una mano sobre la mía y abrí los ojos en el instante para ver quién me estaba agarrando, y no había nadie. Era él, sin duda alguna.

El primero en salir fue Marcel, a las 2:35 pm con 2.480 kg y 47 cm. y luego Naelle, a las 2:38 pm con 2.020 kg y 44 cm. Los dos demoraron un poco en llorar, pues hay nacimientos más complicados que otros y en este casi, los latidos de Naelle dentro de mi panza ya estaban bajando un poco. Es decir, empezó a hacer sufrimiento fetal pero salió a tiempo gracias a Dios. Al segundo que salieron y no escuchar sus llantos me desesperé, grité «por qué no lloran!!!» y me los enseñaron por unos segundos, ya llorando, pero se los llevaron al toque a sus cunetas para subirlos a la sala de bebes, revisarlos y regularlos. Su papá, afuera, los vio salir en el carrito cuando aún esperaba entrar conmigo para ver el nacimiento, ahí se enteró que no entraría. Sería muy chistoso conocer ese lado de la historia. Algún día le pediré que lo escriba.

Ese fue el día más feliz-angustiante de mi vida. Feliz porque nacieron las dos razones de mi vida, y angustiante porque es duro no tenerlos al lado cuando recién llegan al mundo. Estuvieron en incubadora dos días y el primer contacto que tuve con ellos fue al día siguiente y a través de un vidrio. Es triste, y hasta hoy se me llenan los ojos de lágrimas al recordarlo. Pero hoy, agradezco desde lo más profundo de mi alma a la vida por haberme dado esa oportunidad, de ser mamá de dos, a la vez; de probar mis fuerzas, coraje, valentía y empeño por luchar junto a ellos para salir rápido de una prematuridad, que felizmente, no fue extrema.

Por eso, este tercer año juntos recuerdo y celebro cada talla de pañal que aumetábamos juntos, cada talla de ropa que dejaban por quedar chica, cada onza de leche aumentada, cada gramo subido y cada felicitación al ir a los controles mensuales con el pediatra. Celebro eso y mucho más. Celebro sus mágicas vidas en mí vida.

Creo que no me alcanzará esta vida para agradecer por ustedes… los amo infinito!

*Pensé hacer el post cumpleañero, pero creo que tenía tan guardado esto de mis sentimientos encontrados que lo escribí. Ya viene el post con los tips y detalles por los 3 años melliceros de Masha y el Oso.

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Algo de catarsis

Como comenté en algunos post’s pasados, mayo fue un mes difícil. Ahora estoy un poco más tranquila y en junio empezaron a suceder cosas lindas como por ejemplo la llegada de mi sobrino, el hijo de mi hermano que acaba de nacer hace solo 3 días y nos llena de emoción y felicidad. Pero de pronto vuelvo a la realidad y es inevitable no sentir esa «preocupación» que me acompaña a diario a pesar que siempre la quiera apartar.

En ese mes del hablo, me quedé sin trabajo. Un fuerte reducción de personal, baja producción y casi nulo movimiento en el mercado, llevaron a que los «altísimos funcionarios» (por favor énfasis en las comillas) de la empresa en la que trabajaba, tomaran la decisión de hacer a un lado a gente que realmente reflotó la empresa hace unos años. No me refiero a mí, sino a otras personas que fueron mis mentores en muchos sentidos profesionales. En fin, y como todo cae en cadena, con ellos salimos más de 15 personas en una sola semana. Pero los tragos amargos hay que pasarlos rápido aunque dejen es sabor en la boca por algún tiempo. Y ahora aquí estoy, tratando de verle el lado positivo a todo: ESTAR MÁS TIEMPO CON MIS HIJOS.

Increíblemente, fue todo lo contrario a lo que pensé, entre llevadas al nido, mis cosas en la mañana, recogidas, llevadas a las terapias y más, se me pasa el día en un abrir y cerrar de ojos. Tengo la agenda más llena que nunca y con los mejores planes de la vida. Obvio, con espacios para buscar trabajo y tratar de recolocarme, pero no será fácil y eso lo tengo claro. Las cosas no están como esperaba que estén y eso me lleva otra vez a pensar que cuando uno necesita un trabajo no hay, y cuando se tiene uno y se está feliz en él, aparecen oportunidades. Es la clásica. Esperemos que nos pase algo parecido en esta oportunidad cuando encuentre al menos un «mientras tanto».

La verdad es que ahora me despierto feliz de atender a mis hijos desde que abren los ojos. Es lindo verlos despertar cada mañana y ya no solo los fines de semana. Sí que cansa, pero es un trabajo gratificante, un trabajo para ellos y por ellos. Y por más que me haya pasado la mayor parte de su vida en un oficina durante el día, estoy segura que ellos están disfrutando este tiempo tanto como yo. Y juro, que si antes no me alcanzaba el tiempo, ahora curiosamente, me alcanza menos. Mi agenda es un espanto, no hay ni un hueco libre y todos los días siguen saliendo cosas.

Bueno, mientras sean cosas positiva, bienvenido sea!!!

…y ese fue mi post de hoy… algo diferente a los demás, pero siempre con un mensaje de fondo. Aprovecha el tiempo que tienes con tus hijos, cada minuto vale la pena a pesar de los jalones de pelo, de las pataletas, de los berrinches en el parque, las lágrimas que tú misma puedes secar, los almuerzos que preparar y dar en la boca si quieres, las siestas, las tardes de travesuras, todo. Todo vale la pena por ellos.

La imagen puede contener: una persona, sonriendo, sentada y niño(a)