La semana pasada pedí vacaciones en el trabajo pero no para descansar, sino para estar con mis chukis las 24 horas del día porque la nana también se fue de vacaciones. Días lindos que pasé a su lado haciendo mil cosas juntos, días llenos de alegrías y de risas, días que me hicieron terminar con dolor de pelo, incluso, por la mega chamba maratónica de cada día.
Si bien me dedico a ellos el 100% de mi tiempo en mente, yo soy una mamá que trabaja fuera de casa de lunes a viernes, por 8 horas cada día. Es algo que no me gusta mucho porque, a qué mamá no le gustaría ver cada minuto la evolución de sus hijos en la vida? En fin, llego a mi casa cada día y soy TODA para ellos: para jugar, para comer, para la hora del baño, para ver tele, para contar cuentos, tomar la leche y finalmente, para irnos a dormir hasta el día siguiente. Si pudiera ponerle más horas al día para estar más con ellos, lo haría. Me cansaría más, pero sería la más feliz del planeta.
Desde el fin de semana anterior a la semana de vacaciones tenía muchas actividades planificadas para pasarla bien: llenar la piscina inflable (que les encantó) y meterlos ahí el tiempo que quieran (esto para Marcel fue la maravilla, porque nunca he conocido un niño que ame tanto estar en el agua como él); llevarlos al parque, a diferentes parques que no conozcamos y puedan correr a sus anchas y sentirse libres; ir a comer rico a lugares abiertos, y no importa si están un poco más lejos; ir al zoológico; y finalmente pasar el fin de semana en un lugar especial. Esa sería la prueba de fuego para mí y para el papá de doble yema: un fin de semana entero TOTALMENTE SOLOS LOS 4.
Lo digo así porque, si bien todos los fines de semana nos quedamos los 4 solos, es distinto salir de la casa, dormir afuera y tener menos comodidades que en tu propio lugar. Es una aventura por así decirlo. Y nos aventuramos con todo y nos fuimos a «El Pueblo», casi llegando a Chosica.
Y aquí van los infaltables en la lista cuando sales de casa un fin de semana:
- Bloqueadores para el sol.
- Repelente para mosquitos.
- Gorritos de sol.
- Varias mudas de ropa (mejor es que sobre a que falte).
- Una casaquita ligera.
- Un paquete de pañales (por más que no uses todos).
- Dos mudas de pijamas por si una se moja.
- Dos pares de zapatos.
- Toallas.
- Biberones.
- Vasitos / Tomatodo.
- Agua.
- Leche.
- Algún bocadito fácil de comer que sepas que le encanta.
- Juguetes (los más cómodos son los de una pieza y los libros de pintar).
- Coche (sobre todo si vas a un lugar grande con distancias largas).
- Chupón (si es que aún usa).
- Cargador de celulares.
- Dinero en efectivo.
- Pequeño botiquín con lo elemental: termómetro, panadol, algún antihistamínico, crema para golpes y gaseovet.
Con esto en el maletín tendrás un fin de semana tranquilo fuera de casa. Tal vez algunos le aumenten cositas, que no está nada mal, pero creo que esto es lo básico que no puede faltar.
En resumen, nos fue bien. Una que otra rabieta de Marcel porque querer meterse a TODAS las piscinas del lugar, y alguna protesta de Naelle por no querer comer o algo parecido, pero nada que no pudiéramos controlar. Dormimos bien, sin siestas en la tarde así que cayeron temprano y nosotros pudimos descansar también. Y gracias a Dios, el día que regresamos lo hicimos temprano. Minutos más tarde nos enteramos que cerraron la carretera por deslizamientos. Sí, llovió mucho ese fin de semana.
Y esa fue la historia de una semana completamente dedicada a mis chukis, sin interrupciones y con miles de litros de amor y diversión entre nosotros.
Que se repita! Prometo recargar las pilas que hoy siguen cargando desde ayer que empecé nuevamente a trabajar.