Mis hijos ya no son bebés. Tienen ya 3 años y aunque me cueste aceptarlo, se están haciendo grandes. De hecho, necesitan de nuestra guía y apoyo para seguir caminando por un buen camino, pero ya se van dando cuenta que son seres independientes con gustos, preferencias, manías y miedos propios de un ser individual. Miedos, así como lo escribo, es en este momento de mayor consciencia en donde aparecen con fuerza los diferentes miedos, uno de ellos, y tal vez el más fuerte, la separación.
Desde que nacen, viven casi pegados a la mamá, saben que ella es su máxima protectora, y la necesitan para sobrevivir, es instinto puro. Cuando crecen, entienden que los padres a veces se deben alejar (trabajo, reuniones, compras, etc) y es aquí donde empieza la ansiedad y miedo por la separación. Es normal, y se conoce que afecta al 4% aproximadamente de la población infantil.
Las causas que provocan la ansiedad de separación en el niño de 36 meses son diversas aunque normalmente este comportamiento se ha asociado con un estilo educativo sobreprotector. En estos casos, los padres suelen mantenerse muy atentos al niño y cortan su libertad, por lo que terminan generando una gran inseguridad. Como resultado, el pequeño se suele sentir indefenso e incapaz de hacer las cosas sin la ayuda de los padres, le atemoriza quedarse solo y experimenta una gran ansiedad cuando no tiene cerca la figura que le transmite confianza.
Es por esa razón que no debemos excedernos tanto en la parte sobre protectora. Hoy en día, la sobre protección se considera como «maltrato» y no porque se abuse del niño en forma física, sino porque se le priva al niño de cosas naturales que le toca vivir. Por ejemplo, si es que nunca los hemos llevado a la piscina por miedo a que les pase algo (lo que sea por más loco que suene, las mamás tenemos esa manía de inventarnos cosas en la cabeza) y un día les toca ir de paseo con amigos, todos ingresan al agua menos él/ella quien se queda mirando triste porque no sabe nadar y le da miedo. Es un ejemplo que me puso una psicóloga hace un tiempo. Pues soy una de esas mamás con miedos locos que a veces ni los cuenta porque la encerrarían en el Larco Herrera.
Un niño con ansiedad a la separación de los padres se agita cuando estos se van, irrumpe en llanto, corre al lugar donde usualmente se encuentran sus padres y hasta incluso puede llegar a temblar. El cuidador a cargo muchas veces no puede calmarlo. Tenemos que entenderlos y ponernos en su lugar, pues a los 36 meses el pensamiento mágico está en increíble crecimiento y simplemente imaginan cosas relacionadas a la desaparición de los padres, y eso asusta. Por eso, en cuanto escuches algo que suena a invento, deben intervenir inmediatamente para que esas cosas no sigan creciendo en su creativa cabecita.
Sin ir muy lejos, hace unos días que me fui a una reunión, mi china «se inventó» que su papá la había gritado y la lanzó por la ventana para que la chancaran los carros. ¿Eso suena lógico? Para nada, entonces yo sabía que seguro él le habría llamado la atención por alguna travesura, y ella al buscarme y no encontrarme se puso a llorar y papá trató de calmarla, pero ella en su cabeza necesitaba mi protección porque sino, podrían pasar esas cosas (aunque sabemos que eso JAMÁS pasaría). el pobre #PapáLalo cuando le conté solo me dijo «cómo haría eso por favor!».
Este temor no es exclusivo de esta edad, puede aparecer antes o incluso cuando son mucho más grandes. Lo bueno, es que a los 3 años ya nos entienden un poco mejor y podemos explicarles las cosas con mayor «facilidad».
Aquí tenemos algunas estrategias para luchar con el problemilla de manera sencilla:
- Explícale que será algo temporal:Cuéntale que regresarás lo más pronto posible a buscarlo. Explícale que tienes que salir y que aunque quieras mucho estar con él/ella no te puede acompañar esta vez.
- Practica en casa: Si tienes mucho tiempo en la casa, prueba dejarlo jugando y tú anda a la cocina a preparar algo, al baño o al comedor a prender tu computadora (eso hago por ejemplo casi siempre).
- Antes de irte asegúrate que haya comido y esté tranquilo: Cuando ellos están irritados no atan ni desatan por un tiempo. Entonces, si es que no han comido estarán más irritables aún y no probarán ni una cucharada. Planifica tu horario.
- Cuando te separes, hazlo tranquila: si te muestras ansiosa es peor. Ellos lo detectan todo y si estás ansiosa y dudando si hacerlo o no, perdiste. Es importante hacerlo rápido y en «zaz», bajas, cierras y te vas. Sin mirar atrás.
- Encuentra estrategias para que esté contento antes de irte: Debes encontrar una motivación que le cause menos estrés para afrontar que te irás por unas horas. Un juego o tal vez el hecho de decirle que solo los campeones y valientes se quedan tranquilos cuando sus papás salen.
Así como hay estos tips básicos, cada una seguro tendrá trucos sencillos para estos momentos. Sería buenísimo compartirlos para otras mamis que pasan por estos problemas.
Felizmente, el nido ayuda mucho y contrariamente a lo que siempre pensé, cuando los dejo me dan un beso y me dicen: «chau mamá, vuelves más tarde por nosotros», y se quedan felices jugando con los amigos. Eso me emociona mucho.