Presentes y conscientes

Todos los días que salgo a correr, necesito mis tres indispensables para la situación: mi celular, audífonos y mi canguro. Ni bien abro la puerta busco mi podcast del día y escucho por 5 o 6 minutos el mensaje que toca escuchar. Con esto, he aprendido mucho, desde saber en qué momento debo parar y respirar, hasta técnicas para conectarme con el «hoy» y dejar fluir los pensamientos angustiantes del «mañana» que muchas veces agobian.

Ese es el mundo ideal, vivir el hoy sin pensar en nada más. Conectarse con lo que te rodea para poder vivir plenamente cada minuto del día y hacerlo uno a uno el más productivo de todos. Pero cómo cuesta. Cuesta dejar ir esas preocupaciones que parecen amar nuestra mente, pues se van pero regresan recargadas para taladrar cada rincón posible e inyectar su dosis de estrés. Lo peor aquí es que eso se transmite: en tus gestos, en tu manera de responder, incluso en tu postura. Y los que se dan cuenta de esos detalles, son nuestros hijos que además, lo absorben.

En ese momento que pienso todo lo que pasa por su cabecita cuando pueden verme estresada, quiero conectarme con el presente y simplemente encargarme de una cosa a la vez. Y empiezo a sonreír.

Y todo esto me llevó a pensar que una situación parecida debe pasarles a ellos. Vivir hace más de un año sin mucha libertad, sin ir al colegio ni ver a sus amigos, con restricciones hasta para salir al parque y saludar a la gente que pasa, y muchísimas cosas que hoy cambiaron en medio de una pandemia, debe traer a sus pequeñas mentes muchas preguntas que pueden angustiar y tal vez por qué no, estresarlos.

Entonces descubrí a una maestra en intervención temprana «Amanda Morin» que tiene muchísimos artículos sobre los niños y cómo ayudarnos a crecer y desarrollarse de manera positiva. Ella señala que los niños deben auto cuidarse igual que los adultos, pero no tienen las herramientas que nosotros tenemos porque aun son niños, pero claro que se estresan y tienen ansiedades. Es por ello que debemos enseñarles métodos o ejercicios de autorregulación que los ayuden un poco y de manera divertida y sencilla.

«La autorregulación se trata de tener maneras para mantener la calma en situaciones de estrés y ansiedad. Es una habilidad que se desarrolla con el tiempo y la práctica. Tener la capacidad de calmarse uno mismo es un paso importante para ser más resiliente«.

Amanda Morin

Quiero compartir con ustedes 6 actividades que podemos enseñarles a nuestros hijos para que las practiquen cuando se sientan un poco estresados o ansiosos. Aquí debemos comentarles que ellos mismos deben reconocer cuando esto pasa, y detenerse para pensar y actuar.

  • Respiración de la abeja: Con este ejercicio los niños pueden calmarse concentrándose en su respiración y el sonido que hacen a través de ella. Así liberan tensiones y ansiedades e incluso también el enojo. Solo deben sentarse en un lugar cómodo, cerrar los ojos, taparse los oídos con los dedos índices, inhalar por la nariz y mientras exhalan hacen el zumbido de una abeja. Hacerlo 5 veces y ya está!
  • Método 5-4-3-2-1: Este es mi preferido. Lo hemos hecho regresando de la playa en un largo camino en carro, atracados en el tráfico. Ayuda mucho! Con este ejercicio nos enfocamos en lo que nos rodea y no pensamos en eso que nos pone ansiosos en ese momento. Para poner en práctica el método 5-4-3-2-1, haz una respiración profunda y enfócate en lo que está a tu alrededor. Percibe y nombra:

5 cosas que puedas ver, como una mesa, un reloj o una mancha en la pared. No importa el tamaño de las cosas.

4 cosas que puedas sentir o tocar, como la silla en la que estás sentado, tu camisa o el suelo debajo de tus pies. 

3 cosas que puedas escuchar, como el tictac del reloj o el sonido de tu propia respiración. 

2 cosas que puedas oler, como el olor a jabón o desinfectante en tus manos. 

1 cosa que puedas saborear, como una fruta o un sorbo de agua. 

  • Repetir una afirmación: Este ejercicio consiste en repetir una afirmación común de empoderamiento por ejemplo que nos de fuerzas o energía para poder seguir. Hay frases como «puedo hacerlo mejor», «yo puedo», «yo lo lograré», «confío en mí», aquí podemos ayudarlos a pensar en más frases parecidas.
  • Caminar al aire libre: Siempre es bueno ver la calle y respirar. Si no se puede salir en ese momento, puede ser incluso caminar en el lugar, avanzando y respirando. Permite que pensemos en los pasos que damos o incluso en la respiración que estamos haciendo.
  • Balancearse o mecerse: El sistema nervioso se relaja así. Y si estamos pasando por una situación de sobrecarga sensorial, o también por emociones intensas este es el ejercicio perfecto. Mecerse en una silla mecedora, o girar en una giratoria, incluso rodar sobre el suelo, es lo que recomiendan los expertos.
  • Expresar emociones a través del arte: Conversar o dibujar lo que tiene el niño en la mente, puede ser muy bueno. A veces no se trata de huir a lo que se teme, sino de entender y afrontar la situación. Esto lo hicimos por ejemplo cuando pasamos unos días en el campo y Marcel no estaba muy cómodo, hablamos mucho del tema y si se sentía un poco temeroso cuando me lo contaba porque supongo que estaba pensando en eso, luego se sentía tranquilo.

Es muy importante ayudar a nuestros niños hoy que están aún empezando a caminar por la vida ya siendo más independientes. La autorregulación es muy favorable y más aun si nos encontramos como ya lo comenté, en una situación diferente, y nueva para todos.

Hazlo tú como adulto, y enséñale también a tus hijos.

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