Es realmente difícil empezar a contar una historia que ni yo sé muy bien cómo comenzó, pero como todo en este mundo tiene un principio, empezaré por ahí…
Hace unos dos años aproximadamente, a solo unos 10 meses de habernos casado queríamos ya formar una familia con todas las de la ley. Ser más de dos sentados en la mesa y también, por qué no, más de dos echados en la cama un domingo por la tarde. Fue así como decidimos empezar eso que tanta gente preguntaba incluso antes de casarnos: ¿Y para cuando los bebes?. Según yo, para ya prontito.
Esas preguntas que al principio eran respondidas con sonrisas y voz relajada fueron cambiando por respuestas secas y de mala gana sin querer. Y es que la gente no lo hace con ninguna mala intención pero pueden resultar incómodas si ya pasaron algunos meses y nada. Fue lo que me pasó a mí y confieso ahora que lo que dicen del estrés, es 100% real. Hice de todo: me bajé las famosas aplicaciones para las fechas fértiles (y encima podía elegir si quería hombrecito o mujercita), termómetro hormonal, tiritas para ver ovulación, y sabe Dios cuantas cosas más. Y… nada.
Ya empezaba a preocuparme y solo iba 6 meses intentando a mi modo. Pero siempre con esa carga adicional de extra estrés que le ponía para hacer aún más estresante la situación. Cada día que se me atrasaba la regla era una luz al final del túnel pero más profundo caía al hoyo al ir a Roe o Blufstein (al costado de mi trabajo para colmo) y esperar los resultados a partir de la 1:00 pm. Siempre a la hora de almuerzo era un moco al abrir la página y ver el famoso >5 en HCG. Era muy doloroso ver que una y otra vez me negaban la chance de ser mamá.
Gracias a Dios tengo un esposo que simplemente es un pan (cuando no lo saco de sus casillas realmente) y su apoyo y positivismo me ayudaban a no caer. Él tenía razón al decirme que estábamos los dos juntos en esto. Fue así como unos meses después empecé a dejarlo todo al de arriba, él sabría cuándo hacerme mamá y no debía renegar en absoluto porque sus tiempos son perfectos, sólo él sabía cuándo me tocaría. No lo demostraba pero seguía preocupada, hasta que pasó un poco más de un año de intentos en total y decidí cambiar de doctor. Una muy buena amiga mía se había tratado con él y simplemente el amor y fe que le tenía me animó a visitarlo.
Siempre acompañada de mi esposo lo fuimos a ver. Su respuesta fue demasiado alentadora, mi edad era lo que más le gustaba y además que un año para él no era casi nada de tiempo de intentos. Pero no era suficiente para mí, quería pruebas YA. Quería que me dijeran que todo estaba bien adentro mío y que todo estaba en mi mente, y así fue. Desde simples ecografías hasta complejas y dolorosas histerosalpincografías (sí, me aprendí el nombre después de mil intentos) indicaron que no tenía nada de nadita malo. Mi esposo también estaba super apto para ser papá. Es un 50/50 en hombre y mujer y por ambos lados estábamos bien. Solo faltaba una prueba en la que se descartaría un posible pólipo en el endometrio y listo. Se hizo todo lo que se tuvo de hacer y no era el pólipo famoso. Simplemente el diagnóstico fue que no era regular en mis ovulaciones, cosa que comprobé un mes más tarde cuando al hacerme un seguimiento de ovulación resulta que no eran a los 14 días como la mayoría de mujeres sino que era más pegado al día 24. Sí, un ciclo más que largo. Por eso las esperas de la regla se me hacían eternas.
El doctor me dijo que sinceramente él lo intenta de manera escalonada: 6 meses de estimulación ovárica, si no resulta vamos a los 6 meses de inseminaciones y si ya no resultaba íbamos al in vitro. Qué fuerte escuchar ese último escalón, pero lo que me quería decir el doctor era que ahora ya no hay mujer que no pueda tener hijos, no existe la forma porque han inventado mil. Así que cuando me dijo «sea como sea vas a tener a tu bebé yo te lo aseguro porque todo está bien y no tienes nada de nada», me sentí llena de energía y pedí la inseminación en ese momento (ya mismo me estaba echando en la camilla).
A pesar que me insistió con intentarlo por unos meses solo con estimulación y seguimiento yo no quería intentarlo una vez más. Mi esposo insistió lo mismo, pero no. Sería el método más «natural» dentro de todos los tratamientos para quedar embarazada.
¿Quieren saber qué sigue?