Mis melli-mamás

Esto de tener un blog es reconfortante por donde lo veamos. Yo empecé con uno dedicado a mi papá, era como una terapia porque le escribía a él, y aunque no me leyera, yo me sentía bien porque desahogaba de una forma bonita. Pues escribir los recuerdos a su lado, anécdotas y algunas historias que no logramos vivir porque se fue antes de tiempo, me hacían sentir más cerca de él.

Luego llegaron los mellis, y aunque sigo escribiendo con menor frecuencia en el otro espacio, «mamá de doble yema» nacía lenta y tranquilamente. Escribía mis dudas, averiguaba respuestas, conocía gente increíble y sentía que poco a poco lograba reunir a más mujeres que estaban en la misma etapa que yo. O también, algunas que se encontraban en el punto en el cual me encontraba yo hacía unos meses: la lucha interna por estar calmadas sin pensar en lo peor y así poder tener un bebé. Mujeres especiales, lindas y de corazón transparente empezaron a llegar poco a poco a mi vida. Yo me sentía feliz porque estaba ayudando de una u otra manera a más mujeres. Es un sentimiento hermoso.

Es así como llegó Joyce, una «futura mamá mellicera» en ese entonces. Tenía dudas y también temores porque aún estaba con los bebes en la panza y todo era incierto. La acompañé durante todo su embarazo, y muchas veces quedamos en vernos para conversar en persona, pero por una u otra razón, ninguna podía el día que acordábamos. El día del nacimiento llegó sin previo aviso. Los bebes se adelantaron y pasaron algunos días difíciles, Bruno salió antes de la incubadora, pero Kiara aún se quedó unos días más. Cómo olvidar ese día que Joyce salió de la clínica sola con su esposo, los mellis tuvieron que quedarse y ella irse a casa con los coches, y con las manos vacías. No habían bebés en sus cunas y llantos de media noche. La ilusión de Joyce había decaído un poco. Yo trataba de darle ánimos y ese mismo día que salió de alta intenté ir a verla. Pero como siempre, algo pasó. Me sentía tan identificada con ella, solo quería que pasaran los días y que por fin esté con sus hijos en los brazos.

Un año más tarde tuve la idea de crear un grupo en Whatsapp bajo el nombre «Melli mamás», aquí empezamos solo 3: Joyce, Claudia y yo. Claudia es una mami que conocí también en el doctor, lo máximo. Pero a Joyce aún no la conocía en persona, ya más de un año de hablar y hablar por teléfono que era extraño no haberla visto jamás. Este chat creció y ahora somos 5 melli mamás que compartimos dudas, alegrías, momentos lindos y también difíciles. Es un gran soporte porque realmente el mundo mellicero es realmente TODO UN MUNDO que solo las mamás que alguna vez tuvieron 3 corazones latiendo a la vez, lo entienden.

Resulta que pasó más de un año y nunca nos conocimos en persona, los bebes cumplieron su primer añito y no pudimos ir por algún resfrío inoportuno. Los míos cumplieron dos años y los mellis de Joyce no pudieron ir porque ella no se pudo escapar temprano del trabajo. Cosas de la vida que uno no entiende.

Pero como todo en esta vida está construido por causalidades y no casualidades, todo ya estaba escrito y con un plan para conocernos mucho más lindo. Hace unas semanas, cuando estaba en una ludoteca con mis chukis, se abre la puerta y entra un chico con un bebé en brazos queriendo bajar a correr, yo lo conocía, los conocía a los dos de algún lugar, esperé para ver quién estaba detrás de ellos y simplemente se me abrieron los ojos, dejé de jugar con el carrito que le estaba mostrando a Marcel y corrí con los brazos arriba como una loca total, no me salían las palabras ni podía cerrar la boca, la vi y me vio, y las dos gritamos juntas. Luego de eso, y con las miradas clavadas en nostras (incluso la de nuestros hijos y esposos) nos abrazamos… y lloramos… sí, lloramos como dos niñas porque es un cariño especial, una conexión distinta que por fin de tangibilizó en un sincero abrazo lleno de cariño y alegría. Pasamos muchas cosas juntas, desde todo su embarazo, sus días en cama, su parto y su difícil salida de la clínica sin sus hijitos. Luego también compartimos mil alegrías que, sin duda, en el momento del abrazo, vinieron a nuestras mentes a la vez!

Fue un momento lindo. Y hoy estoy convencida que la decisión que tomé al abrir este blog es una de las más importantes de mi historia como mamá. Me ha permitido conocer gente maravillosa, y a la vez ayudar a personas que sin conocer les tengo mucho cariño, me ha enseñado, y me sigue retando a mejorar cada día.

Gracias a este espacio vivo momentos como este pequeño detalle que les cuento que pasé con Joyce. Una de mis melli mamás amigas que está en un lugar especial en mi corazón.

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La única foto que pudimos tomarnos a la volada, luego de calmar a nuestros hijos asustados por nuestros llantos de alegría!

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