Como comenté en algunos post’s pasados, mayo fue un mes difícil. Ahora estoy un poco más tranquila y en junio empezaron a suceder cosas lindas como por ejemplo la llegada de mi sobrino, el hijo de mi hermano que acaba de nacer hace solo 3 días y nos llena de emoción y felicidad. Pero de pronto vuelvo a la realidad y es inevitable no sentir esa «preocupación» que me acompaña a diario a pesar que siempre la quiera apartar.
En ese mes del hablo, me quedé sin trabajo. Un fuerte reducción de personal, baja producción y casi nulo movimiento en el mercado, llevaron a que los «altísimos funcionarios» (por favor énfasis en las comillas) de la empresa en la que trabajaba, tomaran la decisión de hacer a un lado a gente que realmente reflotó la empresa hace unos años. No me refiero a mí, sino a otras personas que fueron mis mentores en muchos sentidos profesionales. En fin, y como todo cae en cadena, con ellos salimos más de 15 personas en una sola semana. Pero los tragos amargos hay que pasarlos rápido aunque dejen es sabor en la boca por algún tiempo. Y ahora aquí estoy, tratando de verle el lado positivo a todo: ESTAR MÁS TIEMPO CON MIS HIJOS.
Increíblemente, fue todo lo contrario a lo que pensé, entre llevadas al nido, mis cosas en la mañana, recogidas, llevadas a las terapias y más, se me pasa el día en un abrir y cerrar de ojos. Tengo la agenda más llena que nunca y con los mejores planes de la vida. Obvio, con espacios para buscar trabajo y tratar de recolocarme, pero no será fácil y eso lo tengo claro. Las cosas no están como esperaba que estén y eso me lleva otra vez a pensar que cuando uno necesita un trabajo no hay, y cuando se tiene uno y se está feliz en él, aparecen oportunidades. Es la clásica. Esperemos que nos pase algo parecido en esta oportunidad cuando encuentre al menos un «mientras tanto».
La verdad es que ahora me despierto feliz de atender a mis hijos desde que abren los ojos. Es lindo verlos despertar cada mañana y ya no solo los fines de semana. Sí que cansa, pero es un trabajo gratificante, un trabajo para ellos y por ellos. Y por más que me haya pasado la mayor parte de su vida en un oficina durante el día, estoy segura que ellos están disfrutando este tiempo tanto como yo. Y juro, que si antes no me alcanzaba el tiempo, ahora curiosamente, me alcanza menos. Mi agenda es un espanto, no hay ni un hueco libre y todos los días siguen saliendo cosas.
Bueno, mientras sean cosas positiva, bienvenido sea!!!
…y ese fue mi post de hoy… algo diferente a los demás, pero siempre con un mensaje de fondo. Aprovecha el tiempo que tienes con tus hijos, cada minuto vale la pena a pesar de los jalones de pelo, de las pataletas, de los berrinches en el parque, las lágrimas que tú misma puedes secar, los almuerzos que preparar y dar en la boca si quieres, las siestas, las tardes de travesuras, todo. Todo vale la pena por ellos.