Después de investigar en internet y preguntarle también al pediatra, estamos casi seguros que Marcelin sufre de los llamados «terrores nocturnos». Es por eso que algunas noches, cuando todo indica que será una buena noche, empieza de pronto la pataleta, berrinche o posesión satánica que hasta llegué a creer. Y es que empieza a gritar, patalear, renegar, llorar y muchas cosas más por un rato hasta que luego se calma. Era raro, y era casi imposible que fueran simples berrinches, porque él estaba dormido. todo el tiempo.
Así fue que empecé a investigar primero sobre las pataletas, que lo normal es que empiecen a los dos años aproximadamente, pero en el caso de mi chino empezaron un poquito antes. Tal vez porque con su hermana no hay mucha tolerancia y por cualquier cosa explota. Ya estamos trabajando en ello, pero lo de las noches, es otra cosa. Empieza renegando un poquito, y cuando nos acercamos estalla: empieza a gritar, a veces con ojos cerrados y otras abiertos, pero no se calma con nada. Lo que hacíamos nosotros era cargarlo y empezar a hablarle tratando de que se distraiga con algo. Esa no es la mejor forma de ayudarlo según entiendo ahora. Pero en ese momento me asusté, lo confieso. Pensé que algo pasaba y yo me ponía más nerviosa y los dos llorábamos y no sabía ni como ayudarlo. Típica mamá primeriza y asustadiza. Su papá venía y se lo llevaba a otro lado y poco a poco iba pasando. Lo peor era que nos agarraba a todos con sueño por eso no atinábamos bien a qué hacer, solo sacar corriendo a Naelle del cuarto de al lado y llevarla un poco más lejos porque si se despierta ella a la vez: CAOS TOTAL.
Hasta que le conté al doctor, y me dijo que esas no eran pataletas, sino, terrores nocturnos:
Durante una noche típica, el sueño pasa por una serie de fases. Cada una de ellas se asocia a una actividad cerebral particular, y la fase de movimientos oculares rápidos (MOR o REM en inglés) es cuando tienen lugar la mayoría de sueños. Los terrores nocturnos ocurren durante el sueño no REM. A diferencia de las pesadillas (que ocurren durante el sueño REM), un terror nocturno no es un sueño desde el punto de vista técnico, sino más probablemente una súbita reacción de miedo que tiene lugar durante la transición de una fase de sueño a otra.Los terrores nocturnos suelen ocurrir de dos a tres horas después de que el niño concilie el sueño, cuando tiene lugar la transición desde la fase de sueño más profunda no REM a la más superficial de sueño REM, la etapa en que se producen los sueños. Por lo general, esta transición sucede con suavidad. Pero en ocasiones el niño se agita y se asusta —y esa reacción de miedo es el terror nocturno.
Durante un terror nocturno, un niño puede incorporarse y sentarse en la cama súbitamente y ponerse a chillar o gritar como si estuviera sumamente angustiado. La respiración y el ritmo cardíaco se le pueden acelerar, puede empezar a sudar, a agitarse y a comportarse como si estuviera sumamente alterado y asustado. Al cabo de unos minutos o algo más, el niño se calma y se vuelve a dormir plácidamente.
A diferencia de las pesadillas, que se suelen recordar, al día siguiente los niños no tienen ningún recuerdo del terror nocturno porque estaban dormidos mientras ocurrió —y no tienen imágenes mentales que evocar.
Se dice que los terrores nocturnos se deben a una hiperactivación del sistema nervioso central (SNC) durante el sueño. Esto puede ocurrir porque el SNC (que regula la actividad cerebral durante el sueño y la vigilia) todavía está madurando. Algunos niños heredan una tendencia a esta hiperactivación; aproximadamente el 80% de los niños que tienen terrores nocturnos tienen un pariente que también los experimentó o bien que sufrió de sonambulismo (un tipo similar de trastorno del sueño) durante la infancia.
Pueden aparecer en niños que:
- estaban muy cansados, enfermos, estresados o fatigados
- estaban tomando un medicamento nuevo
- dormían en un entorno nuevo o lejos de su casa.
Los terrores nocturnos son relativamente poco frecuentes —solamente afectan a entre el 3 y el 6% de los niños, mientras que prácticamente todos los niños tienen alguna pesadilla de vez en cuando. Los terrores nocturnos se suelen dar en niños de entre cuatro y doce años, pero se han descrito en niños de solo 18 meses. Parecen ser un poco más frecuentes en los niños que en las niñas.
Un niño puede tener un episodio de terror nocturno aislado o varios antes de que este tipo de episodios desparezcan por completo. La mayoría de las veces los terrores nocturnos desaparecen solos conforme va madurando el sistema nervioso.
Muchas veces los padres no sabemos cómo reaccionar ante uno de estos episodios en nuestros hijos porque por más que intentamos no logramos consolarlos. Estos terrores nocturnos no tienen tratamiento, pero podemos contribuir a que no sucedan, o al menos con menor frecuencia de la siguiente manera:
- Reduzca el estrés a que está sometido su hijo.
- Establezca y mantenga una rutina para antes de acostar a su hijo que sea simple y relajante.
- Asegúrese de que su hijo descansa lo suficiente.
- No permita que su hijo se canse demasiado estando levantado hasta tarde.
Creo que es una etapa por la cual algunos niños pasan, y la diferencia entre este tipo de terrores y una pesadilla común es que al día siguiente el señor se despierta feliz y contento como si nada hubiese pasado.
Veamos cómo nos va en estas siguientes noches, tengo fe en que el tiempo nos ayudará y cada vez serán menos noches malas y más noches de dulces sueños.
¡PRIMEROOOOOOOOOOOOO!
Me gustaMe gusta
Ah, tenía razón mi esposa cuando me decía que a Elmito no lo haga jugar mucho porque luego no dormía bien, pero en mi defensa debo decir que él lo pedía, como hasta ahora lo sigue haciendo (pero ahora soy yo él que no duerme bien).
Me gustaMe gusta
Es cierto, es mejor crear una rutina para dormir y que se acostumbren a ello. Es bueno que Elmito sea activo, pero en la noche mejor bajar las revoluciones para que él duerma mejor… y sus papás también lo intenten.
Me gustaMe gusta