Pequeño castor en casa

Hace unos días cuando recogimos a los bebes del nido la miss nos recibió con una de esas frases que hielan la sangre. Con algunas palabras que, en conjunto, suenan a peligro, a terror, a ganas de gritar con cara de angustia diciendo QUÉ HA PASADO!!! La gran frase pronunciada en «slow motion» tal cual, fue: «hoy hubo un incidente con Marcel».

Cuando me explicaron lo que había pasado pude respirar tranquila. Pues no implicaba ningún accidente, golpe o caída grave. Lo que había pasado era algo que veía venir hace unas semanas. Resulta que desde hace un tiempito Marcel tiene al parecer una «obsesión» con morder. Y no morder juguetes sino dedos, de la mano y del pie, espaldas, ropa que llevo puesta, o cualquier cosa que de la nada él vea apetecible en determinado momento.

A veces estoy en la cama sin zapatos, o mi mamá, y viene corriendo a tocarnos las piernas mientras ve tele y de la nada «juash» un mordisco en el dedo chiquito del pie nos hace gritar. Él nos mira con su sonrisa de bandolero y se va corriendo en un buena caso. También hay veces que lo hace repetidamente y cuando tratamos de alejarlo, él cual zombie, intenta regresar con la boca abierta de par en par por más mordidas.

Me preguntaba si esto era normal y le consulté a varias mamás y también a san google que todo lo sabe y a veces lo inventa. Y sí, es normal y es una etapa que debe ser corregida sutilmente.

La literatura sugiere que la fase de morder puede ser una del desarrollo normal para bebés y niños de hasta dos años de edad, sin casi ninguna importancia duradera en el desarrollo.

Los niños muerden con menos frecuencia a medida que van creciendo, pero a esta edad (de 1 a 3 años), los mordiscos son todavía comunes en situaciones en que hay muchos niños juntos, como el nido o el parque.

Los niños pueden morder si no son capaces de manejar una situación o si se sienten paralizados por el miedo, el enojo o la frustración, por ejemplo. O bien pueden morder porque alguien les mordió a ellos. A esta edad, los mordiscos se suelen producir durante una pelea, cuando se sienten agobiados o cuando temen que les vayan a hacer daño.

Un cambio importante, como un nuevo bebé en la familia o cambiar de casa también puede causar problemas emocionales que desembocan en comportamientos agresivos. A veces, los niños muerden solamente para ver qué efecto tendrá, porque están alborotados o excesivamente estimulados, o como expresión equivocada de amor.

Saber que los mordiscos son algo común no hace que sea más fácil. No sólo porque te disguste el hecho de que tu hijo muerda a alguien, sino porque los padres del otro niño pueden sentirse muy disgustados y la escuela puede tomar medidas disciplinarias.

Lo más importante es saber que los niños no quieren atacar. Prefieren jugar, explorar y disfrutar con sus amigos. Comprender lo que hay detrás de su comportamiento es el primer paso para conseguir que tu hijo lo abandone.

Podemos hablar de algunas causas comunes para atribuir las mordidas de nuestros «angelitos mordedores». Pero estas líneas son orientativas, ya que no existe estudio alguno. Todo depende de la realidad cotidiana del niño, la relación con el entorno y las circunstancias familiares en las que se encuentra el grupo familiar, pero para saber porqué tu hijo muerde primero debes observar un poco y guiarte por las probables causas que detallaremos a continuación. Estas causas son recopiladas de experiencias y de historias de mamitas como nosotras:

Energía acumulada
Algunos días nuestros pequeños tienen un exceso de energía sin descargar y en ocasiones encuentran en la mordida una forma de liberar ese excedente, suelen estar acompañadas de risas y movimientos pendulares de cabeza y tensión en brazos y cuello.

Encías molestosas
Algunos bebés están molestos por sus encías y necesitan morder para calmarse. Piensa en sus inflamadas encías

Deseos de llamar la atención
A veces quieren hacerse entender y al no contar aún con el lenguaje suficiente, recurren a la mordida para hacerse » ver » u «oír» intentan así llamar la atención tanto de un adulto como de otros niños.

Manifestación de amor
También, las mordidas suelen ser manifestaciones de amor y no de agresión y es importante que así se lo tome, ya que las impresiones que recibe de los que lo rodean en relación a sus acciones, le quedan registradas y son las que lo modelan.

Demostración de que es el dueño
A través de la mordida, los niños intentan por lo general apropiarse un poquito de ese otro al que ellos quieren y el impulso por conocer y apropiarse, lo llevan a esta actitud, como cuando comenzaron chupando todo lo que había a su alrededor, ya que la boca es el primer vehículo a través del cual conocen el mundo.

Descargas agresivas
En algunas circunstancias pueden ser descargas agresivas pero bajo circunstancias de mucha tensión para el niño o como acción para repeler u oponerse a alguna situación.

Lo que se debe hacer cuando pasa esto es hablarle. En ningún caso se debe gritar o morder de regreso al niño. Se debe hablar de manera tranquila y calmada explicando que eso no se debe hacer. Con amor, cariño y con ternura podemos hacer que nos entiendan y que esto se corrija de manera progresiva.

Finalmente, en el caso de Marcel y su «incidente en el nido», fue una mordida. Y la mordida fue a otra niña, esa niña, es mi otra hija, su hermanita, Naelle. La situación fue la siguiente: estaban jugando con globos de agua y de la nada (según la profesora), Marcel dejó su globo y corrió a morder la manito de su hermana. Mi interpretación es la siguiente: él quería jugar con su hermana y de paso quitarle su globo, ella no quiso dárselo y por eso la mordió como reclamo.

Mi pobre china quedó con la manito un poco rojita y decía que tenía una «yaya» pero cuando le preguntábamos quién la había mordido, ella por nada del mundo echaba a su hermano. Solo nos respondía diciendo que había sido «roshi». Casualidades de la vida, su Miss se llama Rosita. Bien difícil que ella la muerda no? Y además, otras mamás que estuvieron por ahí nos dijeron cómo habían sucedido las cosas.

Por mi parte, tengo tarea en casa con un hijo mordelón.

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3 comentarios en “Pequeño castor en casa

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