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Y ya son 19 meses!

Hace poco veía las fotos de mis chukis cuando eran peques. O sea más peques que ahora obviamente, y los veo hoy y no puedo creer que hayan crecido tanto. Pero también me doy cuenta que para mí siempre van a ser mi mini bebés, porque veo niños de su edad (o más) y los comparo con los míos y los veo enanitos. Pienso que no han crecido mucho y que siguen aún del tamaño que salieron de mi panza (nunca tanto) pero así es. Incluso a veces pareciera que Marcel quiere volver a mi barriga porque lucha con ella cada vez que nos echamos juntos en la cama.

Han cambiado mucho, en cuanto al físico y al tema motor y de lenguaje. Son ahora personitas que parecen ya empezar a tomar sus propias decisiones, se molestan si no se les entiende y exigen cosas como AGUA, TELE, LECHE… increíble pensar que hace solo un tiempo no hacían más que dormir, tomar leche, mirar la nada y hacer caca. Todo da giros, enormes giros que desestabilizan a veces, pero encantan inmensamente.

Como nos dijo el pediatra hace un mes, «pasamos el año y medio». Lo mismo dijo cuando llegamos al medio año y de vida y al año entero. Supongo que en agosto me dirá «pasamos los dos años»… y ahí temo por mi vida con los «terribles dos». Si ahora son terribles no quiero pensar en lo que me espera en unos meses.

En fin, como cada mes tiene sus características propias, vamos con lo que define a los 19 meses en los bebés. Es importante recordar que todos los bebés tienen su ritmo, su propio tiempo y su modo de evolución. Por esto, esta es una referencia, no es algo que deba pasar sí o sí. Dependen de muchos factores y los únicos que decidirán cuándo hacen aquello o aprenden lo otro, son los mismos bebés. Aquí vamos:

Motricidad
Tu hijo ya puede caminar perfectamente. Corre con cierta torpeza y traslada objetos de un lugar a otro con seguridad. Tal vez ya ha comenzado a saltar tipo rana y se para sobre un pie o baila levantando un piecito. Puede tomar un lápiz o una crayola e intentar hacer un dibujo que luego te mostrará o pintar paredes o todo lo que encuentre a su paso. Trata de poner en exposición sus creaciones para que note que sus papás están orgullosos. Querrá ayudar con las tareas de la casa como limpiar, barrer u ordenar.

Lenguaje
Tu hijo comprende casi todo lo que le dices y en su «media lengua» te contesta. Verás que de esta forma también lo entiendes. Es increíble cómo se va creando un idioma distitno, y perfecto. Se entienden sin necesidad de palabras claras y atienden indicaciones. Puedes usar ahora más que antes las cartillas o fichas descriptivas repitiendo sonidos y nombres de animales. Ellos empezarán a imitarlo todo. TEN CUIDADO!

Juegos
Encajar una cosa con otra puede llegar a ser interesante utilizando juegos con formas diseñadas para su edad. Amasar y dar forma con moldes de plástico puede resultarle atractivo. Reconocer los pares iguales también es un juego didáctico para aprender a reconocer similitudes y diferencias. Les encanta jugar a las escondidas, ahora que saben cómo caminar más rápido y hasta incluso correr, creen que pueden escapar rápidamente si los encontramos. Es muy divertido.

Conducta
Intenta sugerir y no imponer, en la negociación siempre se obtienen mejores resultados. Si está jugando y llegó la hora del baño, simplemente pide que elija un juguete para llevar a la tina y continuar el juego allí. Si debe salir de la tina y no quiere, proponle que tú lo secas y él seca su juguete.
Si no quiere devolver un juguete que otro niño le ha prestado, ten preparado otro objeto que sabes que le llama la atención (generalmente tuyo o de su papá) y dile: «Si devuelves el juguete mamá te presta esto para que juegues». Aunque creas que no te entienden, lo hacen perfectamente. Lo he comprobado.
La curiosidad sobre sus genitales es una constante a esta edad. Cuando se tocan suelen tener sensaciones agradables que los invitan a continuar haciéndolo. Cuando lo notes, déjalo continuar un tiempo prudencial y luego distráelo con otra actividad que sepas que le guste o le parezca interesante, un juego, la lectura, bailar o cantar. Jamás lo reprendas o le digas que no se hace, lo estás privando y eso no es bueno. Si lo hace en público, es porque esa actividad le resulta más estimulante que lo que está ocurriendo a su alrededor. No te preocupes, distráelo con otra cosa y explícale que hay ciertas cosas que no se deben hacer en ciertos lugares.

Control de esfínteres
Es posible a esta edad que el niño se de cuenta cuando desea hacer pichi o caca. Puedes comprar un basín infantil o un adaptador para el inodoro y explicarle simplemente que eso sirve para tal fin, cuando el quiera dejar los pañales. Puede ser que no le interese o por el contrario lo tome como un juego más. También es posible que te avise cuando ya lo ha hecho. Esto es un comienzo pues indica que ya se da cuenta. O también, puede que usen el basin como banquito o como lugar de escondite según ellos… tengo fe en que pronto eso cambiará.

Comportamiento social
Puede ser que te reúnas con amigas que tienen niños de la misma edad. Los niños de esta edad no juegan juntos sino uno al lado del otro. Pero el contacto con otros les sirve para aprender. Puede ocurrir que otro niño o bien tu hijo, muerda, empuje o pegue. Si esto sucede, separa a los niños inmediatamente pero con suavidad y si es tu hijo retíralo del lugar. Explícale que cada vez que haga algo así, se irán del lugar, porque eso no está bien. Las pataletas ahora empiezan con más fuerza porque quieren hacer valer su opinión y sus decisiones, hay que tener mucho cuidado aquí. No se debe correr en su auxilio sino tratar de no hacer caso cuidando siempre que no vaya a hacerse daño con nada a su paso. Luego de un rato si no pasa se intenta distraer al niño con otras cosas. Esto es difícil, y es un tema que merece la pena tocar a profundidad.

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Como ven, los meses pasan ellos cambian con el tiempo. Es bueno ir aprendiendo juntos y ayudarlos a crecer de la manera correcta. No hay un manual, no hay indicaciones, pero hay que armarse de valor y paciencia para hacer de ellos las mejores personas. Siempre con las bases del amor, el respeto y la confianza.

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Un niño mal comedor

La semana pasada colgué en mi Facebook un video de Naelle haciendo rabieta para comer. Mucha gente me daba consejos y comentaba cosas con buena intención pero la verdad es que nadie más que yo, y mi mamá obvio, sabemos lo que es darle de comer a esta niña.

Hemos intentado todo: darle un platito para que juegue con una cuchara (plato y cuchara al suelo); comida trozada para que sienta más las texturas (no la come); papillas semi molidas para que prueba cosas ricas y no tan duras (no la come); la frutita primero antes de lo salado (solo quiere la fruta); arroz con carnecita y también sus verduras al lado (solo quiere la carne); comida encaletada en fruta (no come); aguita alternada con comida (solo quiere agua)… y así podría seguir con una infinidad de intentos pero la verdad es que solo hay que tener paciencia. Al final, elijo un buen video en la tablet, le converso mientras vemos juntas al video y empieza a comer.

Puse el video para todas esas mamis que sufrimos con una hijo mal comedor (el niño malcomedor® se caracteriza principalmente por su mala actitud a la hora de comer), para que vean que no estamos solas en el mundo y somos muchas las que sufrimos a la hora de la comida.

El papá puede ser más relajado y pensar que no pasa nada malo con el niño (porque realmente nada malo les pasa), pero las mamis, algunas no todas, tenemos un chip distinto. Nos preocupa que dejen de comer o que se porten tan mal a la hora de la comida. Nos imaginamos que serán así toda la vida y se desnutrirán y hasta sabe Dios que cosas más.

A veces pensamos que todo está perdido cuando de repente abre grande la boca y aunque solo pida «pollo pollo» o «cane cane», es un avance y empezamos a ver la luz al final del túnel. Y para nosotras nada está «mal» cuando se trata de verlos comer, es decir: el uso de videos para comer, de juegos en la mesa, y de distintos trucos para distraerlos y hacerlo comer queda totalmente permitido en este campo. Entiendo y respeto a los que tiene una ley de NO VIDEOS para los bebes, pero este caso me lo permito. Todo para que mi hija coma «tranquila».

La verdad es que como me dijo la miss en el nido «ella es un cascabel» y hasta cuando come quiere hacer show. Algo distinto a su hermano por ejemplo. Que aunque no es que él MUERA por la comida, sí come un poco más tranquilo y acepta probar cosas nuevas. Mastica por horas, pero yo lo entiendo y lo espero. Es mi chino comelón y renegón que tiene que enseñarle a su hermanita a comer rico.

En fin, ya vamos casi casi año y medio luchando juntos con la comida y al principio que luchábamos por la leche y al menos yo lloraba cuando tomaban solo 4 onzas mientras otros niños ya iban por 8 o 9 (jamás compares a tus hijos porque está mal), ahora incluso dormidos me piden sus 10 onzas de leche y se quedan cortos encima. A lo que voy, es que todo cambia e incluso una etapa difícil como la de comer alimentos sólidos, puede cambiar inesperadamente y hasta pueden pedir a gritos sus verduritas sancochadas (sueño con eso).

Al cumplir su primer año, el bebé empieza una nueva etapa en su alimentación. A esta edad el niño ya puede comer todo tipo de alimento, aparte de que podrá adquirir hábitos saludables. Poco a poco, el niño ya podrá masticar alimentos troceados y disfrutar de todo lo que come, compartiendo mesa con los demás de la familia. También podrá experimentar una comida más completa, con un primer plato (puré de verduras, sopas, etc.), un segundo (carnes, huevo, etc.), y un postre (yogur, fruta, etc.)

Las necesidades nutricionales de un niño dependerán de su desarrollo, de su peso y medidas, y también de su grado de actividad, si camina, gatea, etc.

Lo que necesita un bebé al día está aquí:

Calorías – 1.200 a 1300 Kcal/día
Proteínas – 25 a 30 gr/día
Hidratos de carbono – 100 a 160 gr/día
Grasas – 35 a 45 gr/día

Aparte de la leche, es importante ofrecer una variedad de alimentos nuevos al bebé. Se debe vigilar la calidad de los alimentos y no tanto las cantidades. Es importante que los bebés coman diariamente cereales, ya que le provee hierro, coman 2 porciones de vegetales crudos o cocidos, una porción de fruta, 50 a 100 gr de carne, y que se siente en su mesita a comer como grandes. Si puede ser mientras todos comen, mejor.

Eso sí, se debe evitar los alimentos o preparaciones, muy condimentadas, picantes, saladas o azucaradas.

Aquí un ejemplo de menú que encontré en una página que me pareció interesante. Permite que les demos meriendas chicas básicas para que no se llenen mucho y puedan almorzar y cenar bien.

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Ahora sí, el video famoso del que tanto les hablo en este post está aquí. A ver si me dan sus opiniones de mi niña mal comedora que segurito pronto cambia. Paciencia y buen humor!

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Las muelas!

Pasamos la etapa de los primeros dientes un poco ligera. Les dolía un poco y babeaban en extremo, pero nada fuera de lo común más que algunos reniegos y malos humores. Con Happy Dent (el Orajel peruano) y unos cuantos juguetes para morder con fuerza pasamos esa etapa.

Ahora, estamos con las muelas ya a punto de hacer su entrada y sí que nos está costando «muelas». Berrinches, rabietas, pataletas, que según yo eran un poco más fuertes de lo normal, incluso le dio fiebre hace unos días a mi chino sin razón aparente. Se meten las manos hasta el fondo, muerden lo que sea (incluso mis dedos), babean y se sienten más que fastidiados. Me di cuenta que eran las muelas cuando en uno de sus berrinches abrieron tanto la boca que le vi el fondo de sus encías bien rojas e hinchadas. No calculo cómo debe picar, arder, doler, etc. A mi chino le está costando un poco más, y lo peor es que aún no revientan. Solo me queda ayudar a calmar su dolor.

Aquí, algunos tips que pueden ayudar en estos casos o cuando salen incluso los primeros dientecitos. Para algunos esos también son molestos.

1. Collares para la dentición
Una vez me presentaron unos collares con piedras lindas. A esas piedras se les conoce como «ámbar». Cuando la piel del bebé está en contacto con un collar de ámbar, la suave calidez de su cuerpo libera el ácido succínico del ámbar sobre su piel. El ácido succínico es conocido por acelerar la curación de las heridas, aliviar los dolores musculares, reducir la inflamación de la garganta, el oído y el estómago, reduce y previene la enfermedad respiratoria, disminuye los síntomas de cólico, reduce el reflujo ácido, reduce el eczema y mejora la función del corazón, hígado, riñón, e intestino. En Facebook lo venden e incluso puedes elegir lindos modelos y diseños.

2. Esencia de vainilla
La vainilla tiene propiedades calmantes naturales que pueden aliviar la ansiedad asociada con la dentición y aliviar el malestar digestivo. La presión de frotar el líquido en las encías proporciona alivio al bebé.

3. Algo para masticar
Esto implica tantas cosas como alcance tu imaginación, desde el caucho natural o la madera, hasta el dedo de papá o mamá, pasando por los juguetes para la dentición. Los pedazos grandes de verduras refrigeradas o congeladas, como por ejemplo, las zanahorias, o un buen trozo de pan congelado. Una cucharilla fría o una cuchara de madera también pueden ser útiles. Cada bebé tiene sus preferencias.

4. Hielo
Otra solución es enfriar y anestesiar suavemente las encías inflamadas. Puedes utilizar un cubito de hielo que empieza a derretirse para frotar suavemente las encías, o un helado hecho a base de frutas, leche o infusión de manzanilla.

5. Presión
Presionar las encías inflamadas con el dedo limpio y frío, crea presión contra el diente emergente que alivia temporalmente el malestar. Pero ten cuidado, tu dedo puede quedar atrapado y apresado por un cocodrilo bebé. Si ya tiene dientes, PEOR!

6. Homeopatía
Para muchas madres, la dentición de su bebé es su primera introducción a la homeopatía, que actúa estimulando el sistema inmunológico. La manzanilla es el remedio más comúnmente recetado para los síntomas de la inquietud y la mejilla roja. La belladonna puede ser más apropiada cuando hay una cara muy enrojecida y fiebre. La pulsatilla es útil cuando el niño pide brazos constantemente y llora mucho por el malestar. Estos son los tratamientos más comunes, pero es necesario consultar a un homeópata profesional para que nos indique el remedio más apropiado al caso del bebé.

7. Amamantar
Es un hecho demostrado que la lactancia materna y el contacto piel con piel alivian el dolor durante las intervenciones médicas de los bebés y favorecen y refuerzan el sistema inmunológico del pequeño, promoviendo su mejoría. Muchos bebés instintivamente quieren mamar más durante la dentición, ya que el hecho de succionar les relaja el dolor. Algunos pequeños se consuelan con un chupón, pero si tu hijo no lo utiliza, es muy probable que busque el consuelo del pecho de mamá constantemente. Esto suele impresionar a algunas madres, pero la crisis dura solo unos días y el beneficio para el bebé es muy grande.

8. Remedios Florales
Los remedios a base de flores ayudan a controlar los estados emocionales. Son gotitas que solo tienen esencia de flores. Se les conoce como Flores de Bach. Estas se recomiendan cuando el bebé es mayor a un añito.

9. Aplique una barrera
El babeo excesivo causado por la dentición puede causar una erupción irritante alrededor de los labios y la barbilla del bebé. Es recomendable lubricar la piel con un emoliente suave tal como aceite de almendras dulces, aceite de coco, o aceite de cártamo para evitar que la piel se humedezca con la saliva y se irrite.

10. Clavos de olor
El clavo de olor es conocido por su capacidad para aliviar un dolor de muelas. El aceite de clavo es muy potente y debe estar muy diluido antes de aplicarlo sobre las encías del bebé. Se puede diluir en un aceite portador como el aceite de oliva y después se frota sobre la encía.

Estos son solo algunos consejos naturales que ayudan a los bebés a sobrellevar las molestias de la dentición, pero lo más eficaz es el consuelo de los brazos de sus papás y que el bebé esté jugando tan entretenido que no se acuerde mucho de su dolor. Aunque parezca sorprendente, a veces es lo más efectivo cuando los pequeños ya se ponen de pie y corren.

Además, los papás deben llenarse de paciencia. Las pataletas y berrinches duran solo unos días.

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Arrorró mi niño madrugador

Hace varias semanas parece que hemos vuelto a las madrugadas difíciles de los primeros meses. Si bien mis bebés están más grandes, eso no quiere decir que estén durmiendo mejor. Al contrario, creo que ahora se despiertan más veces que antes, y lo peor, es que no es para tomar leche. Sino simplemente se despiertan porque algo les molesta o no les gusta.

Tengo mis teorías, y creo pensar que Marcel al menos, se despierta porque sus muelitas están apareciendo. Pobre, debe doler mucho sin duda. Y Naelle, bueno ella es difícil hasta para caer como papa a la  cama a pesar de haber dormido por la tarde. Y la verdad es que los bebes son impredecibles.

Escucho casos de bebés que duermen 12 horas de corrido sin decir ni una sola palabra durante las noches. A ellos yo les llamo «bebés angelitos». También están los «bebés comelones», que ya tienen más de un año y se siguen despertando reclamando su «tete», y pobre del que no le de su bendito tete, no para de gritar hasta que sale el sol y ahí sí que se cuenta como una real noche en vela. Además, tenemos los bebés «ojo duro», que duermen tarde y se despiertan temprano, y cuando es fin de semana, hasta más temprano todavía, lo bueno es que este tipo de bebés no suele despertarse tan seguido en la noche, la energía la queman antes de dormir cuando lo único que quieren es correr y jugar. También tenemos los «ligeritos», que se despiertan con el mínimo ruido dentro o fuera de la casa, son esos bebitos que nos hacen odiar las motos, los carros correlones, los pitos, perros y todo lo demás que suene cualquier día por la calle. Están los «incomprendidos» como los míos, que simplemente se quejan y revolotean en su cuna 100 veces en la noche y de un brinco me hacen saltar de la cama y correr a ver si todo bien. Y puedo seguir con la infinidad de tipologías de bebén en cuanto a sueño se refiere.

Lo cierto es que, no es que los bebés se despierten, es que muchos se quejan y hacen ruidos pero es por dos razones: o porque están soñando, o porque están entran a otro ciclo de sueño (esos ciclos pueden ser: ligero y profundo), en el primero es en donde más se quejan y hacen sonidos. Pero para esto hay una ley:

Si hace ruido pero no llora y tiene los ojos cerrado…

NO HAGAS NADA

Es algo muy interesante porque la verdad peluda es que nosotros muchas veces, en un 99% de casos, somos los que despertamos realmente a nuestros bebés. Al correr a auxiliarlos o ver qué les pasa, estamos contribuyendo a que se despierten completamente. Ya sea porque perdieron su chupón, o porque hace un calor de los mil demonios, debemos dejar que ellos mismos se arrullen solos. Funciona, pero cuando ya se vuelve algo muy fuerte y lo vemos parado samaqueando las maderas de la cuna o sentado con lagrimitas en los ojos, mamá debe correr a salvarlo. Puede haber sido un mal sueño, o cualquier cosa que ronda por su cabecita. Ahí si no hay reglas, si quieres lo llevas a tu cama o haces lo que yo hago: te unes a ellos y te metes a su cuna. Ver su carita de felicidad cuando entro y me echo con él, lo vale todo, las miles de horas sin dormir y las ojeras al día siguientes se ven recompensadas con esa carita.

Si el caso es un bebé pilón, que moja pijamitas y llena pañales muy seguido por las noches, la solución es más sencilla: restringe el consume de líquidos a partir de las 6:00 pm. Es imposible que se deshidrate y de hecho según dicen, alimentarlos dormidos es una de las causas más habituales de que el bebé coma mal despierto. Será? No lo sé, pero si es tu caso, nada pierdes intentándolo.

Yo no me canso de la rutina nocturna y aunque no funcione de maravilla, porque aún se despiertan en la noche, ya me hice la idea de que así será por muchos años. Por eso, cuando me preguntan si ya duermen corrido de noche, respondo que no y que nunca será así. No me canso de pensarlo porque si me tocaron así, pues así serán. Nada de hacerlos llorar y dejarlos privados hasta que se cansen. Si me necesitan ahí estaré. Le moleste a quien le moleste!

Feliz y ojerosa mamá de doble yema.

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En la playa con precaución

Este verano el sol prometió estar más que presente. Y a pesar que estos últimos días no nos acompaña su resplandor que ciega a cualquiera, la radiación está por las nubes (literal). Muchos aman la playa, algunos no mucho pero van por los hijos que disfrutan de la arena y del mar. Es por ellos que debemos tener mucho más cuidado y tomar los siguientes consejos:

 

¿A qué edad puede un bebé ir a la playa?
Un bebé menos de seis meses no debe ser expuesto al sol. Si va a la playa o a la piscina debe permanecer a cubierto, debajo de una sombrilla y preferiblemente vestido con ropita ligera de tejidos naturales como el algodón.

¿Con qué edad puede bañarse?
A partir de los seis meses se puede llevar al bebé a la playa y a la piscina y darse baños sin problemas.

Cremas solares ¿Sí o no?
En bebés muy pequeños, las cremas solares no son recomendables porque les pueden provocar irritaciones y alergias. Además, al llevarse las manos a la boca pueden ingerir el producto. Cuando se use crema solar hay que procurar que sea resistente al agua. Hay que extenderla una media hora antes de acudir al lugar soleado y renovar después de cada baño y/o cada 2-3 horas.

¡Es importante que sean de cobertura total! Es importante aplicar la crema solar en las orejas, el cuello, la nariz y el empeine de los pies.

Fíjate en la fecha de caducidad de las cremas solares porque también caducan. Una vez abierto en envase, el producto se oxida y el filtro va perdiendo eficacia, de manera que sobrepasada la fecha que pone en el envase es probable que la protección no sea tan eficaz. Si observas que los ingredientes están ‘separados’ (aceite por un lado y agua por otro), compactados o cuarteados desecha el producto.

¿Bañarse con ropa?
En bebés son más adecuados los filtros físicos (camisetas, gorros, pañuelos, gafas, sombrillas, toldos…) y toda aquella barrera que se interponga eficazmente entre los rayos ultravioleta y su delicada piel. Existen en el mercado muchas marcas que ofrecen ropa de baño con protección solar.

Existen prendas específicas que protegen la piel del bebé que, además, pueden usarse durante el baño, ya que secan rápidamente. Estas prendas son especialmente útiles en niños más mayorcitos que pasan mucho tiempo jugando en el agua.

Los ojos también cuentan
Ten en cuenta que el agua y la arena reflejan la radiación ultravioleta, de manera que es importante proteger la piel y los ojos del pequeño. Usa gafas con lentes homologadas, con filtros adecuados (no es lo mismo ir a la nieve que a la playa) y que cumplan la normativa vigente en la Unión Europea. A partir de los 18 meses es fácil encontrar gafas de sol para bebés.

Juguetes de la playa
Fíjate bien que todos los productos acuáticos para niños que compres tengan el sello CE que acredite que han cumplido con la normativa de seguridad.

Seguridad también fuera del agua
Vigila en todo momento a tus hijos si no saben nadar y se encuentran cerca del agua.

¿Qué horas debes evitar ir a la playa o piscina con el bebé?
Procura que el niño no esté en la playa o piscina en las horas centrales del día (de 11 a 16 horas, aproximadamente) y presta atención no sólo a si está en sombra o no. Además, hay que tener en cuenta la temperatura. El mecanismo termorregulador de los bebés (la sudoración) no funciona aún correctamente, de manera que puede sufrir un golpe de calor sin que apenas nos demos cuenta. Refréscale con frecuencia y procura ponerlo a la sombra.

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¿Qué se trae el 2016?

Ya estamos casi quincena de enero y yo recién escribiendo mi primer post del año. Y todo se debe a que estuvimos unos días de vacaciones en familia. Vacaciones que prometían ser las mejores de la vida, y terminaron siendo más que complicadas. Como dije en una publicación anterior, a veces los planes no salen como uno lo espera.

Pasamos el año nuevo juntos, fue lindo y tranquilo esperar las 12 conversando simplemente de todo y de nada a la vez. Ellos dormían y nosotros nos quedamos hasta las 4:00 am escuchándonos. Por primera vez en casi año y medio. Los días siguientes iban bien. Salíamos a pasear y a comprar lo que llevaríamos a la playa el domingo. Decidimos ir ese día para evitar tráficos y además para aprovechar mejor la semana. Yo trabajaría por la mañana (tema urgente) y a ya por la tarde saldríamos al sur. Todo estaba planificado y dormimos perfecto el sábado pensando en lo lindo que la pasaríamos.

Al as 5:30 am nos paramos como de costumbre a preparar la leche y al terminar de darle a Naelle, se vino el huayco con furia. Vomitó todo lo que había tomado y más. Yo desesperada (porque no hay cosa que más me asuste que los vómitos, la fiebre y el estómago suelto en mis bebés), y ella seguía vomitando sin parar. Algo le pasaba y empezaba a preocuparme. Nos quedamos tranquilos durante la mañana, pues luego de unas horas tomó su jugo y lo aceptó perfecto. No habían rastros de estómago suelto ni fiebre. Hasta la tarde que luego de su segunda leche del día volvió a vomitar. Fue suficiente para que esta mamá primeriza «amante» de las emergencias en las clínicas saliera volando para que un doctor nos dijera qué le pasaba. En el carro ya la toqué un poco calientita, y efectivamente, al llegar tenía 38,2 de fiebre. El doctor le dio panadol y me pidió bañarla por 20 minutos antes de revisarla. Lo hice y ella estaba tranquila hasta que entró el doctor. Cómo los odia por Dios. La revisó mientras yo le explicaba paso a paso todo lo ocurrido hasta que volteó y me dijo, no es estómago, es faringitis viral. Luego cuando ya me explicó todo entendí mejor. Uno de los síntomas de faringitis pueden ser vómitos e incluso diarrea. En fin, pasamos la noche en Lima. No sería día de playa por ahora, veríamos cómo amanecía al día siguiente.

Todo iba bien, solo botó un poquito de leche pero porque le dio asco su remedio. Así que decidimos salir rumbo al sur. Después de poner todo en la maletera, de cargar el carro como combi en hora punta, y hacer doble check list para no olvidarnos de nada, nos fuimos. El camino fue bueno, ella durmió rico y él vio sus dibujos todo el camino. Felicidad extrema cuando llegamos, porque al ver a la «tita», abuelita engreidora máxima, casi casi se vuelven locos. La arena les encanta y desde que llegamos pedían ir corriendo a la playa. Todo iba bien. Hasta la noche… les tocó nuevamente su leche y yo, acababa de darle a Naelle en la cama cuando riéndose paró en seco y me dijo «no no», y botó absolutamente todas las onzas de leche que había tomado. Una pesadilla, otra vez! La cambié y traté de pensar que seguro era la última vez que pasada y ya estaría bien. Una hora más tarde vi su pantalón manchado. Empezó la diarrea y yo me quería morir. Es más, pensé en irme esa misma noche (a solo unas horas de haber llegado), pero la voz de mi conciencia y esposo me puso en mi lugar con 3 palabras directas y claras y decidimos pasar la noche, o al menos intentar pasarla.

Esa noche él cayó cansado relativamente temprano (9:30 pm aprox). Pero ella, parece que se esmeró en llamar la atención y durmió a las 12:30 pm y seguro que no la obligábamos serían las 3:00 am y seguiría más que despierta. Pasamos la noche y al día siguiente fuimos a la playa. Cargando mil cosas, cada integrante de la familia, más a los dos bebés de 12 kilos y casi 10 en brazos, casi casi no llegamos ni al toldo. Es realmente un calvario y parece que caminamos incluso sobre llamas vivas. Yo, tuve que ir en pijama la primera vez porque Naelle estaba desesperada por ir, y no quería ir más que conmigo y no me daba el tiempo de cambiarme. La llevé y luego regresé a cambiarme. Estuvimos un rato, llenos de bloqueador y bajo sobra todo el tiempo cuidando que no coman arena, no se metan al mar como si fuera piscina (porque Marcel parece que conoció el lado que le faltaba para ser feliz: el mar), y mil otras cosas más que hay que tener super en cuenta cuando uno va a la playa con bebés (siguiente post de todas maneras con los «must» para llevar a la playa).

Regresamos a la casa, nos bañamos y tratamos de almorzar. Parece que la playa no les abrió el apetito como pensé, sino al contrario, se lo cerró porque no querían nada. Obvio que a Naelle le hicimos sopita de pollo, pero no quería igual. Comieron galletas, fruta, jugo, yogur, eso sí, pero nada de su comida.

Todo parecía estar mejor y ya encaminado a seguir mejorando. Naelle al día siguiente estaría de mejor humor y sería un mejor día de playa e incluso habíamos pensado irnos un poco más al sur a que los bebes conozcan lugares a los que íbamos antes que ellos llegaran al mundo. Idea que fue destrozada a la 1:00 am con un ataque compulsivo de vómitos que me agarró de la nada. Sí… a mí!

Esa noche fue una pesadilla. Recordé lo que pasé las últimas dos semanas de embarazo y me asusté. Al día siguiente fuimos a la clínica de Asia, me pusieron suero y esperamos resultados. Una infección al parecer, pero aún no sé bien qué pude haber comido. Pues comí igual que los demás! Realmente fue de terror. Y cuando volví a la casa en la playa solo quería mi cama. Y ahí sería imposible. Cuando vas a la playa hay que tener no 2 ojos sobre los bebes, sino más de 4 ojos y por cada uno! O sea imposible. Decidí regresar a Lima aunque aquí tenga menos ayuda. Lalo se molestó, pero yo me sentía realmente mal. Así que volvimos.

No quería arruinar nuestras vacaciones, y todo parecía indicar que lo estaba haciendo. Gracias a Dios al día siguiente me puse las pilas, y aún con malestar, decidí encaletarlo y pasarla bien. Fuimos al zoológico de Huachipa (que pos cierto está muy lindo), al parque, a conocer el nuevo nido donde harán taller de verano los bebes (post adicional sin duda), comimos helados, fuimos a Small Place y lo mejor de todo fue que la pasamos juntos y bien.

Para cerrar con broche de oro, la última noche pudimos ver una película los dos solos. Algo que no hacíamos en mucho tiempo. Duró más de lo que debería durar, por las mil pausas que le dimos por llantos espontáneos y por leches de noche, pero lo logramos.

Esta es la historia de unas vacaciones un poco accidentadas pero que marcaron el inicio de un nuevo año que sin duda será mejor. Lleno de alegrías y de sueños por cumplir, y sobre todo, de lecciones que aprender.

Bienvenido 2016.

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¿Planes?

Desde que soy mamá, he aprendido que no existe el plan perfecto ni aunque sea pensado hasta el más mínimo detalle. Siempre algo sale mal o no sale como lo esperamos, por eso debo entender que es necesario trabajar en mis expectativas, para no llevarme la final una desilusión.

Bueno, resulta que este sería el primer año nuevo de los mellis en la playa. ¿Por qué recién y no el año pasado? Porque simplemente no me imaginaba en la playa con dos bebitos de 4 meses que ni siquiera pueden sentarse por sí solos. A pesar de las insistencias, consejos, tips y hasta críticas «constructivas», no cambiaba la tranquilidad de estar en casita con los bebes y con mi Bruni tembleque por los coetones.

Pasó el verano y no fuimos a la playa. Yo había empezado un nuevo trabajo y ellos recién empezaban su vida en el mundo y me parecía un poco pronto para bloqueadores, arena y demás. Puede sonar algo neuromamá, pero lo siento mucho, si lo soy, soy neuro y a mucha honra. Pero lo que es yo, no quería estresarme más de lo que ya estaba por la ausencia de leche materna que tenía, la lucha porque ambos tomaran su biberón, las caquitas sueltas de Marcel por la alergia a la proteína de leche de vaca y los pocos gramos que Naelle subía en cada control médico. Por eso decidí no ir en ese año.

Ya hoy, es distinto. Ellos ya están más grandes, caminando solos, y un poco más «independientes» que antes», pero con ello también llegan otros tipos de retos como: correr tras ellos para que no se tiren por las escaleras, cambiar pañales en pleno movimiento, guerras de comida a la hora del almuerzo, y muchas cosas más que me hacen literalmente sudar «con gotas y todo» de buenas a primeras. Pero con todo y esa complicación, me animé.

El problema ahora era otro. La logística completa empezaba a molestarme y a dejarme noches sin dormir por la larga lista de «cosas por llevar» que tenía: 2 pack and play, 2 coches, un esterilizador, 2 tipos de pañales (uno G y otro XG), biberones, leche, agua de bidón a montón, una bañera, colchones para el P&P, juguetes (esos que nunca deben faltar), y sin mencionar cada prenda que debo llevar (por si se ensucian, si se les pasa la pila, si se mojan, etc, etc etc). Y seguro no terminan de aparecer las cosas por llevar, pero lo cierto es que en mi humilde carro no entraría todo en un solo viaje. Y no hablo de un viaje aquí nomas. Nosotros nos vamos casi por Cerro Azul, casi casi la última playa del sur de Lima.

En fin, el viernes de Navidad nos entró la locura y dijimos «vamos mañana a la playa». Es hora de que conozcan el mar y la arena, y de paso llevaríamos algunas cosas para «adelantar». Y nos fuimos… fue bonito, ver la cara de mi chino tocando la arena feliz y llorando porque ya debíamos regresar a la casa; mi china lady sin querer tocar mucho la arena pero igual feliz de ver el «maiiii» como ella le decía al mar, lo compensó todo. Pero lo que pasamos en esas horas fue realmente agotador. Corriendo aquí y allá mientras arreglábamos la casa y donde ellos dormirían, intentar darles de comer en un lugar ajeno al suyo, esperar a que llegue el sueño después de haber dormido en el carro durante el viaje y pasar la noche casi en vela por sus constantes despertadas de madrugada, simplemente nos mató.

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Puedo contar con luje de detalles lo que pasó minuto a minuto, pero realmente me canso de solo acordarme. Es chistoso, y ahora nos reímos de ese día que pasamos por allá, pero en el momento solo pedíamos pausa al tiempo. Creo que ni nos pudimos bañar en la ducha por todo el tiempo que estuvimos detrás de ellos cuidando que no se tropezaran con las gradas de la casa, ni que se metieran a los huecos más desconocidos de sus vidas. Ellos felices, pero nosotros molidos.

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Es así como decidimos, un año más, pasarla en casa, tranquilos los cuatro celebrando y dándole la bienvenida al año como se debe. Creo que aun es un poco complicado salir con «menos» cosas de las que necesito para ellos. Porque bueno, para algunos seré complicada, pero si lo vemos desde los ojos de una mamá de doble yema, estoy segura que no se vería así. Prefiero con calma volver a ir luego de fiestas, todo más tranquilo, relajado y felices todos. Así, ellos y nosotros desfrutaremos más nuestro día off.

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Además, sea donde sea que la pasemos, si estamos juntos los 4 siempre es mejor.

Feliz año nuevo!!!

 

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Mi bebé de alta demanda

Hace un tiempo escucho el término de «bebés de alta demanda» con mucho más fuerza. Recuerdo que cuando recién nacieron los mellis y yo me estresaba por el intenso llanto de Marcel leía e investigaba de todo para saber qué podía estar pasando con mi bebé. Ella tan tranquila y risueña desde bebé, y él tan renegón y «llorón» desde el primer mes de nacido. Personalidades definidas y características marcadas desde el día 1.

No conocía mucho del tema, hasta que entendí que es la forma moderna de llamar a los «bebés llorones». Y a pesar que muchos pueden pensar que sus bebés son demandantes, porque lo son, esta definición es diferente. El bebé demandante puede ser tan intenso como él quiere e incluso puede ir cambiando, con esa misma intensidad, a lo largo de toda su infancia. En mi caso, Marcel empezó a llorar menos pero ahora que ya tiene un años y cuatro meses, hace saber qué es lo que le molesta. Y siendo sinceros, lo llorón y demandante aún le queda.

Son esos niños que no quieren soltar a su mamá por nada del mundo, que examinan todo con atención y si los tratar de apartar de lo que ven explotan, si algo les molesta se frustran y reniega, algunos nunca quieren soltar la teta aunque la usen de chupón, lloran al límite cuando quieren llorar y ríen con ganas cuando algo les gusta. Son especiales y tú como mamá también debes ser especial. Lo único que debes hacer es armarte de valor y paciencia porque vas a acompañar a tu bebé en esto y no debes morir en el intento.

Esta son algunas características que te permitirán confirmar que tienes un bebé de alta demanda. Pueden ser algunos o todos los que presente tu bebé, pero si solo son un par de la lista, puede que tengas solo un bebé un poco fastidioso:

  • Intensos
  • Hiperactivos
  • Necesitan siempre estar en contacto
  • Frecuentemente quieren succionar (no importa si no hay leche)
  • Demandan tiempo
  • Se despiertan frecuentemente
  • Insatisfechos
  • Impredecibles
  • Hipersensibles
  • Absorbentes
  • No pueden calmarse solos
  • Sensibles a la separación

Los bebés de Alta Demanda son niños muy activos, que buscan constantemente estímulos para satisfacer su curiosidad, su necesidad de aprender, que viven la vida con intensidad y pasión y por lo tanto no quieren perderse ni un segundo de lo que pasa a su alrededor aunque puedan enfrascarse en examinar todo lo que llega a sus manos con detenimiento máximo.

Si tienes un bebé con estas características, estos son algunos tips para enfrentar cada uno de tus días y aunque no lo creas, disfrutar de ellos:

  1. No te culpes porque tu hijo no sea como se supone que debería ser. Él es único, especial y puedes aprender mucho a su lado.
  2. Simplifica tu vida. Estos niños nos consumen mucha energía, así que no la malgastes en cosas innecesarias.
  3. Relájate y disfruta de tu hijo. Si tú estás tranquila todo irá mejor.
  4. Atiende sus necesidades, sin descuidar las tuyas.
  5. Acompáñalo en el manejo de sus intensas emociones, necesita una guía para hacerlo, y tú eres la persona más importante para él.
  6. Rodéate de gente que te comprenda, solo quien está en tu misma situación sabe de qué le estás hablando.
  7. Protégete de las críticas de la gente. Lo más importante es tu hijo y su bienestar.
  8. No hagas cambios bruscos en su vida, los cambios poco a poco, y siempre contándole lo que va a pasar, con antelación.

Yo la tengo un poco más difícil y a veces hasta me encierro en el baño a llorar porque tengo también a Naelle. Una bebé que más de demandante es un cascabel. Ríe, coquetea, repite todo lo que se le dice y es un rayito de sol. Ella se va con todo el que le enseñe pajaritos en el cielo y disfruta con ellos, y yo no le doy el tiempo que ella merece. Por eso, cuando estamos juntas es lo mejor del mundo, pero me parte el alma cuando la veo más tiempo con otras personas y yo sin soltarle la mano a mi chino que me necesita mucho. Espero que poco a poco todo cambie y pueda por fin darle el 50% a los dos. Porque es lo que mi corazón siente, pero lamentablemente solo tengo dos brazos y en esta etapa cada uno necesita dos brazos: corren, saltan, se trepan, quieren alcanzarlo todo y a veces no es suficiente. Es una pena que el día solo tenga 24 horas, de las cuales por lo menos 9 de ellas me las paso en la oficina, pero obvio, siempre dejando el corazón en casa. Con mis dos terremotos demandantes de amor.

Y recuerda, tu hijo no es llorón, solo tiene necesidades más demandantes y necesita de ti!

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Dientes de leche

La higiene dental es básica en todo ser humanos. Y desde bebés, podemos inculcarles buenos hábitos de higiene oral a los más chiquitos de la casa. Por ejemplo, quién dijo que un bebé de 6 meses no necesita una buena «cepilladita de dientes». Aunque no tengan aún, el truco está en limpiar su boquita para evitar que se contamine con partículas de leche que aún quedan dando vueltas en sus encías, lengua o paladar.

En esta etapa, una gasa con aguita hervida tibia es la solución perfecta. Tal vez se molesten un poco por estar manipulando sus boca, y luchen con sus manitos y haciendo muecas de disgusto, pero este es un muy buen comienzo para empezar con el hábito de cuidar la dentadura.

Ya más grandecitos, cuando cumplan un año, empiezan con las pastas sin fluor ni nada que pueda hacerles daño ni ser muy fuerte aún para ellos. Al inicio, necesitarán tu ayuda, pero poco a poco aprenderán solitos a cepillarse los dientes y si tienes suerte, esperarán con ansias la hora de lavarse!

Higiene infantil

Cómo enseñar al niño a cepillarse los dientes
Hacia los dos años, cuando el niño ya tiene la mayoría de las piezas dentales, es bueno que aprenda a usar el cepillo de dientes. A los tres años ya empezará a dominar la técnica.
Ser Padres
Cómo enseñar al niño a cepillarse los dientes
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El desarrollo en niños de 1 a 2 años
Es muy importante que nuestros hijos adquieran buenos hábitos en la higiene dental desde pequeños y, para empezar, los niños deben aprender a cepillarse los dientes. Aunque al principio necesitarán nuestra ayuda, poco a poco irán adquiriendo independencia.

Consejos básicos para aprender a cepillarse

  • Para despertar su interés, cómprale un cepillo infantil de cerdas suaves que lleve algún muñeco, diseño bonito y colorido que le guste. Tal vez llévalo a que él mismo lo elija de la tienda.
  • Lávate los dientes con él, frente al espejo, para que vea cómo hay que hacerlo. Enséñale a seguir siempre el mismo orden, sin olvidar la parte externa, la interna y la horizontal.
  • Si se cansa antes de haber repasado todas las piezas, puedes proponerle un pacto: tú le lees un cuento mientras él se cepilla, pero él no puede terminar hasta que tú no acabes de leer la historia (esto ya es para cuando estén un poco más grandecitos).
  • Conviene que se cepille los dientes siempre en presencia de un adulto. Si no tienes tiempo para vigilarlo bien es preferible un solo cepillado exhaustivo por la noche que dos o tres al día mal hechos.
  • Acostúmbralo a no comer nada después de cepillarse. Al menos una o dos horas debe estar con la boquita fresca y recién cepillada.

Enséñale paso a paso

  • Para empezar, se lo pueden tomar como un juego frente al espejo: consiste en sacar la lengua, abrir mucho la boca y usar el cepillo dentro de ella.
  • A los niños les encanta hacer cosas de mayores, así que les podemos recordar que lavarse los dientes es una tarea de mayores, con artilugios de mayores, y él, que ya es mayor, puede empezar a usarlos.
  • Hay que dejarles que lo intenten, incluso con algo de pasta especial para bebés, aunque aún reciban ayuda de los papás por un tiempo.
  • Debemos explicarles cómo deben hacerlo bien. Con mucha paciencia les contaremos que el cepillo debe ir de arriba abajo y que también deben cepillarse la lengua. Aunque al principio no sigan las instrucciones al pie de la letra, poco a poco irán aprendiendo a hacerlo.

Por lo pronto, to los limpio a la hora del baño y hay días en que me piden su cepillo ellos mismos y otros días en que me voltean la cara sin pensarlo diciendo «no, no» y tengo que recurrir al lavado de dientes con dedo. Sufro porque a veces muerden, y sí que duele, y otras veces se hacen para atrás y me hacen torcer la espalda como el exorcista para evitar cualquier accidente.

Lo bueno, es que cada vez existen más especialistas en temas diversos que pueden ayudarnos a aclarar las dudas. Se recomienda que 6 meses después de haberles salido su primer diente se les lleve al dentista, pero si aún no lo haces, no te preocupes, ya te darás el tiempo para que te aconseje incluso qué alimentos puedes evitar para huir de las temidas caries.

A cepillarnos los dientes entonces!

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Noches de terror

En este año y tres meses que llevo como mamá, confieso que he tenido noches en las que he podido dormir bien (nunca más de 4 horas seguidas) pero bien al final de todo. Sin embargo, he tenido noches de terror, como la que pasó hace unas horas.

Primero, los bebes cayeron literalmente temprano, más o menos alrededor de las 8:40 pm. Siempre Marcel antes que Naelle, ella a veces demora un poco más en dormir. y es mejor que demore, porque el día que se duerme a las 8:00 pm, FIJO se despierta en una hora para no volver a dormir por lo menos hasta las 11:30 pm. POR LO MENOS!

Entonces, ayer todo parecía indicar que sería una buena noche. Una de esas en las que solo me levanto para ver si todo está bien con ambos, si su pancita se mueve al respirar y si no están calientes ni sudando en extremo ni con el pijamita mojado. Sí, como siempre la neuro mamá en acción. Pero es cierto, una jamás vuelve a dormir plácidamente cuando se vuelve mamá, y las que sí lo hacen, qué envidia de la buena! Y así empezó mi noche, con los bebes dormidos siendo las 9:00 pm y yo sin creerlo. Esperé a Lalo y a penas nos saludamos pensando en qué película ver al menos hasta las 10:30 pm que les damos leche, Marcel empezó a llorar. Lo cargué, lo arrullé y volvió a dormir. Ese fue el primer aviso.

La película quedó refundida en nuestro estante de películas infinitas sin ver una vez más porque el sueño nos ganó después de comer. Pero el terror empezó a la 1:00 am cuando Naelle se despertó y parada agarrada de las barandas de su cuna empezó con el clásico «MA MA… MAMÁ» que iba subiendo de tono cada vez más. Volé para cargarla para que no se despierte el hermano en el cuarto de al lado y la llevé a mi cama. Se sentaba, se paraba, se sacaba el chupón me lo ponía a mí, volteaba a ver a Lalo diciendo «LA LOU» una y otra vez hasta que a la 1:50 am se durmió. Seguía a mi lado cuando escuché el llamado de Marcel, cerré los ojos, respiré y le pedí a Lalo que pasara a Naelle a su cuna mientras yo iba por Marcel. A mi lado durmiendo rico, Naelle empezó a llorar una vez más desde su cuna y Marcel se despertó también. CAOS. Los dos empezaron a reclamar y tratamos de calmarlos uno cada uno. Marcel se durmió primero y lo dejamos en su cuna. Naelle una vez más dando vueltas en la cama de un lado a otro. Pensamos que tal vez ya le tocaría la leche, pero al ver el reloj no eran ni las 3:00 am. No había pasado nada de tiempo desde la primera despertada! Y aún faltaban 2.5 horas para su leche!!!

Alternamos entre Marce y Naelle hasta que el reloj marcó las 5:30 am. Hora en que debíamos preparar las leches y luego nosotros al trabajo. Preparé la de Naelle y se la di a Lalo para yo preparar la de Marcel. Mientras lo hacía, él empezó a renegar, yo quería ir al baño y Naelle al escucharlo empezó también. CAOS UNA VEZ MÁS.

Enchufados a sus biberones, ya tranquilos volvieron a quedarse dormidos. El día empezaba y los dos papás, zombies, debían prepararse para el trabajo mientras los causantes del desvelo dormían a pierna suelta por mucho tiempo más…

Vida de bebes… vida de reyes…