Regresar a mi antigua modalidad de «Mamá de oficina» me tiene un poco loca. Sí, un poco más de lo que ya estoy. Esto de estar presente sin estarlo físicamente es un don de mamá, sin duda, pero cansa. Y es un cansancio físico y mental porque el cerebro no para ni de noche. Al menos yo antes de dormir hago un listado en mi cabeza de lo que tengo que hacer al día siguiente y cómo me ordenaré para salir en punto de San Isidro y llegar para la hora de comer y estar por fin al lado de mis dos motores.
Digo que me tienen medio loca porque pienso en ellos todo el día y en qué estarán haciendo sobre todo ahora que están de vacaciones. Me parte el alma no estar con ellos haciendo mil cosas divertidas juntos, pero el fin de semana nos desquitamos. Además, es por eso que también salgo casi disparada para no agarrar el tráfico horrendo que ataca a las 5:46, si sales con un minuto de diferencia fuiste, así de simple. Llego a darles de comer, contar cuentos mientras comen, bañarlos, y como mañana no hay nido, a jugar. Es lo mínimo que puedo hacer. Mi corazón los extraña a cada minuto.
Entonces como los fines de semana son especiales, y ahora aún más, buscamos planes lindos y divertidos para hacer los 4. Por ejemplo, el sábado pasado estuvimos en un taller sensorial que organiza «Five Senses Store» en diferentes nidos de distintos distritos. Hoy en día veo muchos casos de niños con disfunción sensorial, tengo uno de ellos y un día cotidiano puede resultar una montaña rusa de emociones. Pero cuánto se aprende… se aprende muchísimo y con amor.
Bueno, este tipo de talleres, y productos sensoriales buscan estimular los sentidos integrándolos de una manera libre, espontánea y super divertida. Se sabe que si se desarrolla el área sensorial en los peques, los otros aprendizajes vienen por sí solos.
Además, es lindo que mamá y papá generen ese vínculo al pasarla bien con sus peques (pero como un peque más) ensuciándose las manos y la cara, un poco tal vez la ropa, y verlo como algo divertido y cero problema. La ropa se lava, y las manos también.
Ese día hicimos dos trabajos: un acuario y pinturas con hielo de colores.
Te dejo los datos para que intentes hacerlo en casa:
Acuario en una botella:
- Botellón con tapa
- Piedritas de colores
- Lentejuelas de colores
- Escarcha
- Alguitas marinas
- Animalitos del mar
- Glicerina
- Agua
La idea es que el niño deposite cada implemento con sus propias manitos y los papás ayuden con el agua y la glicerina para que espese un poco el agüita y el peque se divierta moviendo la botella y viendo todo girar.
Pintura helada:
- Hielo con colorante
- Cartulina
- Crema de afeitar
Los niños eligen el color que quieran de hielo y empiezan a decorar su cartulina para luego usar sus manitos para poner encima crema de afeitar y jugar a mezclar las texturas. ¡Eso es estimulación divertida!
Así nos divertimos el fin de semana que pasó y este tipo de cosas podemos hacerlas también en casa. Y ahora, falta poco para el fin de semana y nuevos planes nos esperan.